Carlos Blanco Cocho
Practicopedia
Cuidar la flor de pascua en casa: ¿cada cuánto tiempo hay que regarla?
Este vegetal procedente de México se ha convertido en todo un símbolo de las fiestas navideñas
Con la Navidad a la vuelta de la esquina, muchos hogares empiezan a mostrar sus mejores galas. Las figuritas, las guirnaldas y las luces de colores pueblan las habitaciones y el ambiente de festividad se respira cada vez más en cualquier rincón de nuestro país. Sin embargo, a la hora de colocar nuestra decoración, puede ser que nos olvidemos de un elemento de contraste, un ornato algo distinto a los típicos que pueda dar un toque diferente a nuestro hogar.
Una muy buena opción para lograr esto es incorporar alguna flor o alguna planta. Y qué mejor opción que el vegetal de la Navidad por antonomasia: la Euphorbia pulcherrima, la flor de pascua. Recibe numerosos nombres a lo largo y ancho del globo, pero eso no quita que todos estén de acuerdo en que se trata de la flor más representativa de las fiestas. Su privilegiada relación con la Navidad proviene de los tiempos del México hispánico, donde pronto fue incorporada a las celebraciones de Nochebuena por la población.
De ahí, se extendió a todas partes. Hoy en día, la flor de pascua se cultiva de manera extensiva y ocupa un lugar privilegiado en el mercado floral internacional. En España, gracias a nuestro clima templado, hay muchas plantaciones. Aunque la planta resiste bien las condiciones temporales, es importante tener en cuenta una serie de reglas y directrices para que pueda mostrar todo su esplendor a lo largo de las fiestas.
¿Cómo cuidarla?
La poinsetta -otro de los nombres que tiene- puede encontrarse en distintos colores. Desde las variedades rojas, las clásicas, hasta las amarillas o las jaspeadas, todas ellas han de ser cuidadas tomando en consideración lo siguiente:
- Luz: lo más conveniente es que la sitúes en un lugar bien iluminado, pero sin que le de el sol de manera directa.
- Temperatura: se trata de una planta acostumbrada a los climas templados. Ni el frío ni el calor, en exceso, le vienen bien. Por ello, asegúrate de que no recibe corrientes de aire caliente ni se expone a temperaturas demasiado frías.
- Humedad: Lo más aconsejable es mantener las hojas verdes bien húmedas con un pulverizador. Sin embargo, en cuanto a las rojas -llamadas brácteas- no debes rociarlas con asiduidad. Una buena opción puede ser colocar un plato con agua bajo la maceta.
- Riego: Conviene regar a fondo y esperar a que la tierra esté moderadamente seca antes de regar otra vez, sobre todo si todavía no ha florecido. En cuanto lo haga, baja la frecuencia de los regados.
- Abonado: Para el tema del abono, uno líquido es la mejor opción. Cada quince días, mézclalo con el agua de regar y viértelo sobre la planta.
- Cuidado con el tallo: es muy quebradizo y se parte con relativa facilidad. La planta, cuánto más lejos de posibles choques o roces, mejor.
Conoce a tu planta
Te dejamos, a modo de conclusión, un resumen de algunos signos que mostrará tu poinsetta en caso de que no estés cuidándola del todo bien. La lista, tal y como la relaciona el portal Fronda, te ayudará a tomar las medidas correspondientes:
- Si las hojas amarillea, sobra calor y sequedad y falta luz.
- Si las hojas se arrugan y se secan, existen humos perjudiciales para la planta en su entorno.
- Si están deformadas y pegajosas, es objeto del ataque de un insecto conocida como la mosca blanca, fácilmente eliminable con un insecticida.
- Si tienen unos insectos pequeños con caparazón, hay una invasión de cochinillas, para lo que es necesario un insecticida especial.
- Si la planta está flácida, está expuesta a corrientes de aire.
- Si las brácteas, los 'pétalos' rojos, tienen manchas oscuras, se han mojado. Intenta que el agua no las alcance.