Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorLa menta es una planta aromática que podríamos decir que es imprescindible en el hogar. Tanto para aromatizar el jardín, una estancia o dar color a la cocina, como para aderezar multitud de recetas o utilizarla en infusiones, aportando todo su frescor y reduciendo la pesadez de la grasa de algunos platos.
Existen diferentes tipo de menta, más de 25 especies y varios cientos de variedades, unas con hojas más puntiagudas, texturizadas, aterciopeladas o rizadas que otras y con diferentes usos (cosméticos, medicinales, culinarios), pero todas ellas de gran aroma y sabor.
Destacaremos la Mentha Piperita, que sirve para todo y es muy apreciada por la cantidad de aceites esenciales; la Mentha Spicata (hierbabuena), la más cultivada y consumida, se utiliza con fines medicinales y para elaborar caramelos y helados; la Menta chocolate, de hojas redondas y tallo morado, utilizada para tés e infusiones; y la Mentha Arvensis o Japonesa, con gran contenido de mentol y muy recomendada para aliviar la tos y por sus efectos balsámicos.
Si decides cultivarlas en casa, hazlo separando cada variedad para que no pierdan su propio aroma y sabor.
El cultivo de la menta es relativamente fácil, tan solo requiere unos cuidados básicos pero importantes.
Puedes optar por sembrar al aire libre, si tienes espacio, pero estará muy expuesta a las inclemencias del tiempo. Has de tener en cuenta que tendrás que buscar un rincón soleado o con sombra parcial y mantenerla bien regada, más aún cuando el clima es seco y el calor aprieta.
Si la plantas en interior podrás controlar mejor la temperatura a la que la expones y los tiempos de riego, encontrando lo que mejor le vaya para su crecimiento.
Cuando la planta ya esté más crecida y necesites cambiarla de tiesto, es necesario que la saques con cuidado de su maceta y la plantes con toda la tierra y forma. Puedes hacerlo en una maceta o también en una jardinera, eso sí, si plantas variedades diferentes hazlo en macetas o jardineras diferentes.
También puedes plantarla directamente en el suelo, pero esto te impedirá desplazarla si no está a gusta en el lugar que has escogido, por lo que es recomendable la maceta o la jardinera.
Cada planta es diferente y necesita sus horas de sol y temperatura concreta. La menta también. No la siembres en un ambiente demasiado húmedo o morirá. Cuando esté crecida, tenla en un sitio que le dé el sol o esté entre sol y sombra y riégala a menudo, en verano a diario.
Para estimular el crecimiento de nuevos brotes, quita algunas hojas de vez en cuando y, en verano, cuando haya finalizado la floración, corta los tallos que hayan florecido a una altura de 5 cm de la superficie del compuesto.
Si bien a la hora de utilizar menta en nuestras recetas es preferible que sea fresca y recién cortada, también puedes utilizarla seca o congelada, en especial en los meses fríos, cuando mantener en buen estado la planta es más difícil.
Para ello, cuando la planta empiece a marchitarse corta los brotes, lávalos bien con agua fresca, sécalos con la ayuda de una centrifugadora de verduras o sobre un paño y papel de cocina absorbente y ponlas a secar en un ambiente oscuro y alejado de la humedad. Una vez secas guarda las hojas en un tarro hermético de cristal.
Si prefieres guardarla congelada, corta las hojas frescas, lávalas bien, trocéalas y mételas en una bandeja para los cubitos de hielo, añade agua y congela. Cuando necesites menta, tan solo tendrás que coger un cubito.
Este truco te permite tener siempre a mano menta, y es perfecto si además tu planta es abundante.