Manuela Martín
Practicopedia
A la hora de desinfectar: ¿lejía o amoniaco?
Manuela Martín
Foto: Bigstock
Viernes 2 de septiembre de 2022
ACTUALIZADO : Viernes 2 de septiembre de 2022 a las 17:26 H
3 minutos
En la desinfección del hogar el producto estrella es la lejía
Seguro que alguna vez has pensado que mezclando el amoniaco y la lejía crearás la mezcla desinfectante más potente del mercado, pues debes saber que no. Además de ser peligroso y perjudicial para la salud y el medio ambiente, debes saber que estás anulando las propiedades de ambos productos. Ambos deben utilizarse por separado, pero ¿cuál desinfecta más, la lejía o el amoniaco? Cada uno de ellos tiene unas especificaciones que vamos a tratar de explicarte.
Lo primero que debes saber es que limpiar no es lo mismo que desinfectar y aquí es donde radica la principal diferencia entre ambos productos. Mientras que el amoniaco tiene un gran poder desengrasante, el producto estrella de la desinfección es la lejía. No obstante, hay lugares de la casa donde es preferible utilizar amoniaco antes que lejía, ya que este último podría dañar y estropear ciertas superficies. Por ello, es importante valorar primero las necesidades y luego utilizar uno u otro según el resultado que queramos conseguir.
El amoniaco es muy bueno para acabar con la grasa de la cocina, para la limpieza de vidrios y cristales, para los azulejos de los baños, para los muebles y superficies de madera siempre que no estén barnizadas, para ciertos tejidos de ropa y calzado, para las alfombras y moquetas, para los malos olores, para la limpieza de los objetos de cobre y bronce, entre otros.
No mezclar nunca amoniaco con lejía
Esta mezcla es perjudicial para la salud pudiendo llegar a ser incluso letal. La lejía es hipoclorito sódico y el amoniaco es hidróxido de amonio y su unión lleva a una reacción denominada cloramina, un producto altamente corrosivo para pulmones y ojos, con lo cual, nunca los mezcles. Además, la lejía nunca debe mezclarse con agua caliente.
La lejía es perfecta para la desinfección de los baños y otros lugares donde se acumulen bacterias y gérmenes.
Amoniaco siempre con agua
A la hora de utilizar el amoniaco es importante que tengas en cuenta que éste siempre debe ser diluido en agua. Para que sea más sencillo, te recomendamos que lo compres ya diluido en agua. De lo contrario, debes coger un recipiente en el que puedas mezclarlo con agua antes de aplicarlo sobre las superficies, ya que de lo contrario puede ser muy corrosivo.
Además, cuando utilices este producto, te recomendamos el uso de guantes de látex para proteger las manos ya que puede resultar altamente abrasivo. Igualmente, durante su uso, es importante ventilar lo máximo posible, ya que se trata de un producto altamente volátil, pudiendo irritar nuestras mucosas y ojos. En este sentido, es preferible utilizarlo cuando menos uso vayamos a dar a ese lugar o elemento que vamos a limpiar, de modo que puedan desaparecer sus vapores sin que se vea afectado nuestro organismo.
Y recuerda, no te excedas en las cantidades.