¿Es malo no expulsar los gases intestinales?

La formación de gases es un proceso natural que forma parte de la digestión. Todas las personas generamos gases intestinales (también las que dicen no tener) que necesitamos expulsar aunque, en ocasiones, no podamos hacerlo ya sea porque quedan atrapados o porque tengamos que retenerlos debido a que la situación en la que nos hallamos no es propicia para ello, lo que puede producir fuertes molestias.

Formación de gases

Los gases que se generan durante la digestión tienen su origen, por una lado, en el estómago (debido a una ingesta demasiado rápida de alimentos, tragar aire o tomar bebidas carbonatadas); y por el otro, en el intestino grueso o colon.

Aproximadamente, en el colon se llegan a acumular unos 100 ml de gases. De estos, el 80% son reabsorbidos en una concentración de Hidrógeno (H2) y Dióxido de carbono (CO2), pasando primero a la sangre para ser eliminados, después, a través de los pulmones en forma de aliento. El 20% restante se expulsa por el ano, junto a una pequeña cantidad de productos sulfurados y metano (CH4) que son los que dan olor a los gases y a las heces.

La fisiología de los gases intestinales nos muestra que una vez que el intestino delgado ha absorbido todos los nutrientes de los alimentos, los restos pasan al intestino grueso, último tracto digestivo, donde reside la microbiota o flora intestinal, beneficiosa para el buen funcionamiento del organismo y que se alimenta de los restos, los que no digerimos, como es la fibra. En su alimentación, la microbiota genera gas debido a la fermentación. En función del metabolismo de las bacterias y del tipo de comida, cada persona producirá más o menos gases.

¿Tiene efectos negativos retener los gases?

La respuesta es no, no es ni perjudicial ni tóxico retener los gases, ya que la mayor parte de los gases que se forman acaban siendo expulsados a través de los pulmones. Lo único a lo que no escapamos es a las molestias que produce aumentar de manera forzosa la cantidad de aire retenido en el intestino y el hinchazón pasajero de la barriga. Estos efectos pueden llegar a ser muy molestos en aquellas personas que tienen un intestino sensible; en cambio, otras personas con un intestino más estable, pueden no llegar a tener ninguna molestia, es el que caso de aquellas que dicen que no tienen nunca gases.