Olga Selma
Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.
… saber más sobre el autorLas mascarillas suponen un cuidado extra en nuestra rutina facial. Gracias a su alta concentración de activos, permiten en poco tiempo reequilibrar nuestra piel y solucionar algunos problemas como la falta de hidratación o el exceso de sebo.
Las mascarillas son un arma más para luchar contra una piel triste y apagada, además de aportar determinadas sustancias a altas dosis, importantes para el cuidado y mantenimiento de una piel sana como nos recuerda la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Son un producto cosmético con infinidad de beneficios y su uso, una vez a la semana, es muy recomendable para llegar allí donde nuestra rutina diaria no llega.
Las mascarillas debes aplicarlas sobre tu piel limpia y seca y preferiblemente, después de haber realizado un pequeño peeling, lo que mejora su eficacia al eliminar las células muertas. Debemos aplicarlas durante unos minutos para que realicen su efecto y posteriormente se retiran con agua. Sin embargo, no debemos abusar de ellas y escoger siempre la que se adapta a nuestra piel y necesidades.
Las hay de muchos tipos y composiciones y para para todo tipo de pieles: grasas, mixtas, secas, o sensibles, y con diferentes objetivos: como limpiar en profundidad, calmar, iluminar o tensar nuestra piel.
Podemos encontrar muchas clases en plataformas como YouTube o Instagram que explican cómo preparar multitud de mascarillas caseras y prometen grandes beneficios, pero aunque utilizan productos naturales, pueden causar irritaciones y otros daños en nuestra dermis.
El problema es que los productos que tenemos en casa pueden tener bacterias, y la sal o el azúcar, utilizadas muchas veces como base, que pueden causar pequeñas heridas en la piel.
Debemos tener en cuenta que los ingredientes no están correctamente formulados como en un laboratorio, ni con las medidas adecuadas. Además, las frutas y verduras tienden a oxidarse con facilidad, por lo que las firmas cosméticas trabajan con formulaciones estabilizadas como es el caso de la vitamina C. Y aunque determinados activos pueden ser muy beneficiosos para la piel en la teoría, luego, en la práctia ésta no los asimila con facilidad.
Además, podemos sufrir reacciones adversas como una sobredosis de activos o reacciones en la piel como la aparición de granitos, y las mascarillas astringentes o purificantes podrían provocarnos una deshidratación