N. Abril
Practicopedia
Estas son las castañas que no puedes comer
Son el fruto de los castaños de indias y están en muchos de nuestros parques y jardines
Seguramente esto días te has encontrado un montón de castañas por el suelo, así como la “funda” que las envuelve. La pregunta es ¿son comestibles? ¿esas son las castañas que huelen y saben tan bien? ¿las que nos venden en los puestos típicos de la fecha en sus cucuruchos de papel de periódico? Lo más probable que la respuesta en todos los casos sea no.
Existen dos tipos de castañas que son muy parecidas, pero que sin embargo proceden de árboles totalmente diferentes y que, sobre todo, una se puede comer y la otra no.
La no comestible es el fruto de los castaños de indias (Aesculus hippocastanum). Se trata de árboles de gran tamaño pertenecientes a la familia de las sapindáceas. Se suelen usar para favorecer las sombras en los parques porque tienen abundantes ramas y hojas y además son muy estéticos.
La forma de su hoja es grande, opuesta y formada por 5 o 7 foliolos —hojuelas de una hoja que se denomina compuesta—. El fruto, que es lo que nos interesa, se presenta en una cápsula verde que se mantienen más tiempo en ese color, incluso cuando ya han caído del árbol y tiene menos espinas y más separadas entre sí. Además, normalmente solo aloja una castaña en su interior.
Esta castaña se caracteriza por tener una forma ovalada o más redonda con una base de color blanco y no acaba en punta (algo que sí ocurre con la comestible).
Lo que no vas a apreciar a simple vista es que su sabor es absolutamente amargo y que no es recomendable comerla porque contienen esculina, que es altamente toxica para el ser humano.
Estas sí
Entonces, ¿cuáles son las que sí nos podemos comer y que solo con su olor cuando las asamos nos sitúan en el centro mismo del otoño?
Podemos comer (y debemos, pues además de riquísimas son muy poco calóricas) las que son el fruto del castaño (Castanea sativa) un árbol de la familia de las fagáceas. Al contario que el de indias, su hoja sencilla (no compuesta) aserrada y más alargada y la cápsula de su fruto es como un globo lleno de espinas finas; de color verde cuando todavía no está madura y marrón cuando ya cae del árbol. Su aspecto es parecido a un erizo de mar. Esta “envoltura” además se diferencia de la anterior en que suele albergar dos o tres frutos, es decir, dos o tres castañas.
Además, la comestible tiene una forma más plana por la parte inferior y su base es más de color marrón que blanco y termina en pico o es más puntiaguda que la no comestible.
Y, por supuesto, la última y principal diferencia está en el sabor. Tan amarga es la no comestible como buena y apetecible las que nos alimentan nuestros otoños.
Una última curiosidad, si alguna vez has pensado de dónde vendrá la expresión ¡vaya castañazo! procura no comprobarlo por ti mismo al situarte debajo de uno de estos árboles en un día ventoso.