Lola Santos
Lola Santos es redactora especializada en temas de alimentación, viajes y ocio.
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Lunes 6 de diciembre de 2021
ACTUALIZADO : Lunes 6 de diciembre de 2021 a las 0:42 H
3 minutos
Seguro que tienes unas botas en el armario de ante que ya no te pones porque se han manchado y parecen más viajes de lo que son. Te vamos a contar todos los trucos para limpiarlas y que vuelvan a lucir como nuevas.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que, al dejar las botas de ante de un año para otro guardadas en el armario, lo primero es limpiarlas de la suciedad y el polvo que han cumulado. Para limpiarlas, vas a necesitar un cepillo especial para calzado, de cerdas suaves. Si no, puedes hacerte con un cepillo de dientes viejo. Cepilla la bota uniformemente hacia abajo para ir quitando el polvillo acumulado y, para finalizar, cogeremos un paño limpio y húmedo y lo pasaremos por toda la superficie de la bota.
Para eliminar las rozaduras de unas botas, hay en el mercado unas barras limpiadoras que te pueden ayudar a dejar las botas como nuevas. Un truco casero es utilizar una goma de borrar, del mismo color que las botas, para eliminar la suciedad y después peinar la zona con un cepillo en la misma dirección.
De todos los elementos, las manchas de agua son las que más afectan tus botas, pero hay solución. El objetivo es humedecer el área afectada para provocar un secado uniforme y, así, eliminar la mancha.
Humedece el área que hay alrededor de la mancha con agua a temperatura ambiente utilizando un cepillo suave o una gamuza limpia. Cepilla o frota bien la humedad del calzado y céntrate en la mancha. Después, rellena las botas con papel (que no sea de periódico porque puede desteñir) para que mantengan la forma y déjalas en una zona ventilada para que se sequen.
Una de las peores manchas no solo en unas botas de ante, si no en cualquier calzado o prenda, es una mancha de grasa.
Si la mancha todavía está húmeda, seca con cuidado el área con un papel absorbente y esparce por la zona polvos de talco para que absorba la grasa, dejándolo durante varias horas actuar. Pasado ese tiempo, usa de nuevo el cepillo para eliminar los restos de polvo de talco y cepilla hasta que no quede ningún resto.
Si la mancha lleva tiempo, tu aliado para terminar con ella es el amoniaco. Diluye un poco de este líquido en abundante agua y con el cepillo frota sobre la mancha en la misma dirección. Después pasa un paño húmedo y deja secar al aire.