Anna Blanco
Practicopedia
Hábitos que los perros copian de sus dueños
Contagiarse de nuestro estado de ánimo o compartir los ritmos a la hora de dormir son ejemplos
Dicen que con el tiempo los perros y sus amos acaban pareciéndose y aunque dudamos de que haya algo de verdad científica en esta afirmación en lo que se refiere al aspecto físico, sí que es cierto que la situación cambia cuando hablamos de comportamientos. Veamos los posibles motivos por los que una persona y su perro puedan llegar a compartir más que casa y tiempo.
Para empezar, los expertos aseguran que, de manera inconsciente, a la hora de escoger un perro tendemos a elegir animales con características similares a las nuestras. Así, por ejemplo, una persona de carácter tranquilo y pausado optará por un tipo de perro con una forma de ser también tranquila y pausada que sintonice con ella. Por el contrario, alguien de carácter inquieto y activo, no tendrá inconveniente en compartir su vida con un perro que necesite estar en constante movimiento.
Pero no solo esta decisión es la única causa por la que personas y canes puedan acabar pareciéndose, sino que también hay que tener en cuenta la capacidad de imitación de nuestra mascota, es decir, la capacidad de adoptar hábitos parecidos a los de sus dueños. Esto se da por la necesidad instintiva que tiene el animal de adaptarse al entorno como medio de supervivencia lo que incluye el deseo de satisfacer a sus compañeros humanos.
Fotografía de Big Stock.
Compartir estados de ánimo
Según el conductista y entrenador de perros Russell Harstein (LinkedIn) “el contagio emocional es el fenómeno de las emociones compartidas entre especies sociales cuando están muy cerca unas de otras”. Es decir, que es normal que nuestro perro se 'contagie' de nuestro estado de ánimo y muestre actitudes similares a la nuestra. Así, no pocos dueños afirman que su perro ha permanecido junto a él durante horas en un momento de tristeza o que muestra una actitud alegre y de hiperactividad cuando el humano vive una situación similar.
Capacidad de 'hablar'
No nos hemos vuelto locos y no vamos a afirmar que podemos llegar a mantener una conversación con nuestro perro, pero sí que nos hable a su manera según cómo lo estemos haciendo nosotros. Es decir, si les hablamos con un tono de voz triste y lastimero, es más que probable que ellos aúllen o que si les hablamos de forma enojada, acaben ladrando fuerte.
Ciclos de sueño similares
Es uno de los hábitos más comunes que adoptan los perros. Se trata de que acaban acompasando sus horas de sueño a las nuestras y, si bien ellos de forma natural dormirían más de día que de noche, el ritmo horario que llevamos provoca que, con el tiempo, ellos también lo adopten y dediquen la noche, al igual que la mayoría de nosotros, a dormir.