Anna Blanco
Practicopedia
Pautas para detectar los primeros síntomas de degeneración cognitiva
Anna Blanco
Foto: bigstock
Martes 3 de noviembre de 2020
ACTUALIZADO : Jueves 20 de mayo de 2021 a las 9:46 H
5 minutos
El deterioro cognitivo leve puede implicar problemas con la memoria, el lenguaje o el pensamiento
Al igual que nuestro cuerpo no es el mismo a medida que cumplimos años, igual sucede con nuestra mente. Así, es propio de hacernos mayores que nuestra agilidad mental, memoria o lenguaje no sean los mismos que cuando teníamos 20 años. Ahora bien, a esta evolución propia de la edad hay veces que se le suma lo que se conoce como el deterioro cognitivo leve (DCL): un estadio intermedio entre el deterioro cognitivo propio de cumplir años y el deterioro más grave de la demencia.
El deterioro cognitivo leve puede implicar problemas con la memoria, el lenguaje o el pensamiento más acentuados que los propios que pueden darse con la edad, pero no son tan graves como para que interfieran significativamente en nuestro día a día. Por otra parte, es posible que el deterioro cognitivo leve aumente el riesgo de padecer demencia en el futuro, causada por la enfermedad de Alzheimer u otro trastorno neurológico, aunque algunas personas con DCL nunca empeoran e, incluso, algunas mejoran con el tiempo.
¿Cuáles son los síntomas?
Hay una serie de elementos o síntomas que pueden ayudarnos a tomar conciencia de que padecemos un deterioro cognitivo leve (o que lo padece alguien de nuestro entorno):
- Olvidarse de las cosas con más frecuencia de lo que puede ser habitual y que no sea atribuible a un periodo de mayor actividad o estrés.
- Olvidarse de eventos importantes como citas o compromisos.
- Perder más fácilmente el hilo de las conversaciones o del pensamiento, así como se hace difícil seguir el argumento de un libro o de una película.
- Cada vez cuesta más tomar decisiones o planificar algo y llega a ser abrumador tener que hacerlo. Lo mismo pasa a la hora de seguir unas instrucciones ya que se hace difícil comprenderlas.
- Dificultad para ubicarse en entornos familiares y conocidos.
- Ser más impulsivo o, incluso, mostrar un sentido de la realidad cada vez menos real.
Como consecuencia de padecer un deterioro cognitivo leve, podemos presentar estados de depresión, irritabilidad, ansiedad o apatía porque no siempre es fácil aceptar los síntomas y convivir con ellos.
Por otra parte, los investigadores han relacionado enfermedades y factores del estilo de vida que pueden facilitar el deterioro cognitivo leve como son la diabetes, colesterol elevado, presión arterial alta, fumar, la obesidad, la depresión o la falta de ejercicio tanto físico como mental.
Prevenir el deterioro cognitivo
Existen una serie de hábitos que van a facilitar prevenir el deterioro cognitivo leve (además de beneficiar nuestro bienestar físico y mental). La actividad física es, por supuesto, uno de los hábitos que no puede faltar. Y es que con el ejercicio el flujo de sangre al cerebro aumenta de forma significativa, con lo que las neuronas se encuentran mejor oxigenadas y alimentadas.
Por tanto, debemos hacer regularmente actividad física adaptada a nuestra capacidad como andar, deporte moderado o ejercicios para mejorar la movilidad y la musculación. Por otra parte, también es aconsejable no abandonar las actividades diarias habituales como la compra, la casa, etc. ya que es bueno que la situación no nos supere y hacer frente a estas acciones aunque nos cueste más que antes.
Por otra parte, no hay que descuidar la actividad mental. Para ello es aconsejable leer, aunque sea poco, todos los días y mantenernos informados de la actualidad y de lo que sucede en nuestra comunidad. Además, es bueno realizar ejercicios de estimulación mental como pasatiempos o juegos de mesa. También es recomendable participar de actividades culturales y de ocio así como no dejar las aficiones que nos gustan. En este sentido, nunca es tarde para iniciar una nueva afición o aprender algo nuevo (por ejemplo, un idioma). El esfuerzo y la atención que tendremos que poner en ello, beneficiará mantener una mente ágil y sana.
Otro aspecto a cuidar son las relaciones sociales que debemos fomentar para mantenernos conectados con nuestro entorno porque el aislamiento es un aliado del deterioro cognitivo. Aquí puede jugar un papel importante el cuidado de nuestra vista y oído para no poner barreras a la hora de relacionarse.
Y, por último, seguir una dieta saludable y completa rica en frutas, verduras, pescado azul y frutos secos.