Mariola Báez
Practicopedia
¿Por qué debes tener cuidado con las tarjetas "revolving"?
El riesgo de contraer una deuda interminable, con intereses abusivos que no dejan de crecer, es real
Tal vez no tengas claro este concepto, pero es más que probable que lleves un medio de pago de este tipo en tu monedero. El Banco de España (@BancoDeEspana) explica que las revolving son tarjetas de crédito, con un límite determinado de dinero que tendrás que devolver pagando los correspondiente plazos periódicos, cuya cuantía puede ser una cuota fija o un porcentaje de la deuda acumulada, independientemente del gasto que hayas realizado con tu tarjeta.
¿Dónde está el peligro de las "revolving"?
En principio, puede parecer que funcionan igual que cualquier otro crédito al consumo que pudieses tener, pero no es así. La Organización de Consumidores y Usuarios OCU (@consumidores) detalla qué puede ocurrir según la forma de pago que elijas para abonar las cuotas de una tarjeta revolving.
Si estableces una cuota fija al mes, siempre vas a pagar la misma cantidad pero, ¿qué sucede si has gastado más de lo que pagas? Fácil: la deuda crece, se va acumulando y también sus intereses. Puede que llegue un momento en el que esa cantidad fija no dé para cubrir ni siquiera esos intereses (te propondrán una ampliación de crédito y la "bola" seguirá aumentando).
Si optas por la fórmula del porcentaje, ocurre lo mismo. Tienes establecido, por ejemplo, un pago del 20% del total y has realizado compras por valor de 200 euros. En este caso te vendrá un recibo de solo 20 euros. Los 180 restantes se sumarán a tu “debe”, generando más intereses y prolongando la deuda “eternamente”.
Independientemente de la fórmula de pago, hay que tener en cuenta que el tipo de interés asociado a estas tarjetas es muy elevado, superando en la muchos casos el 25% de TAE (Tasa Anual Equivalente). El revolving puede hacer que lo que comenzó siendo una pequeña compra, que deseabas pagar a plazos, se convierta en una serie de recibos con los que amortizas una cantidad mínima de deuda y lo que realmente pagas son los intereses.
La tarjeta en sí misma no es mala ni buena. Es un medio de pago más, que incluso puede resultar útil en un momento determinado, para hacer frente a un imprevisto o pago extraordinario. El problema está en que antes de utilizarla debes conocer perfectamente su funcionamiento para no caer en un “bucle” de pagos con los que, en realidad, no consigues liquidar la deuda contraída.
En este sentido, el Banco de España exige especial diligencia a las entidades financieras a la hora de explicar a sus clientes las particulares condiciones de las tarjetas revolving, para evitar situaciones en las que una pequeña deuda se acaba convirtiendo en una verdadera “losa” económica y en una peligrosa espiral de la que resulta difícil escapar.
Si te encuentras en una situación de este tipo, asesorarte legalmente es una buena idea, porque cada vez son más las sentencias judiciales que han dado la razón a consumidores “atrapados” por las revolving, que han reclamado a la entidad financiera la devolución de unos intereses considerados abusivos.