Manuela Martín
Practicopedia
¡Mi colonia no huele! Esta es la razón por la que no podemos olernos a nosotros mismos
Nuestro olfato se adapta a los olores que conoce y detecta los nuevos
¡Qué bien hueles! Seguro que en más de una ocasión te han dicho esa frase, pero te has quedado realmente sorprendido porque tú no te hueles, hasta el punto en el que has llegado a pensar que tu colonia estaba en mal estado y había perdido su olor. Pues bien, eso tiene una explicación y vamos a tratar de aclarártelo.
Nuestro olfato se compone de dos tipos de receptores, los tónicos o ‘activos’ que son los que nos dan información sobre temperatura o dolor, y los llamados fásicos o ‘vagos’, que son los que sólo se activan y reaccionan ante un cambio.
Los receptores ‘vagos’ solo mandan información a nuestro cerebro cuando perciben un cambio en el ambiente que lo estimula. Esto hace que, olores a los que estamos acostumbrados en nuestro día a día, como el de nuestro hogar o el de nuestro propio cuerpo que siempre va con nosotros, no los detectemos normalmente.
Si nuestro olfato tuviese solo receptores ‘activos’, nuestro olfato estaría constantemente excitado enviando información a nuestro cerebro y siempre nos estaríamos oliendo a nosotros mismos, impidiéndonos oler otras cosas importantes como el olor a quemado, el de la persona que queremos o el de nuestra comida favorita.
Cambiar de perfume
Muchas personas creen que, pasado un tiempo con el mismo perfume, es importante cambiarlo porque el cuerpo se acostumbra a ese olor. Falso. No es el cuerpo, es nuestro olfato, concretamente nuestro receptor ‘vago’ el que se acostumbra a ese olor y por lo tanto ya no lo nota como novedoso y no ve la necesidad de avisar al cerebro de algo nuevo o extraño.
Sin embargo, si cambiamos de perfume, durante los primeros días nuestro olfato, concretamente nuestro receptor ‘vago’, nos avisará de un cambio y nos activará nuestro sistema para que podamos olerlo, pero pasado un tiempo debemos decirte que volverá a ocurrir lo mismo, así que si todo el mundo te dice ¡qué bien hueles!, hazles caso y no cambies de perfume a menos que tengas la necesidad o el deseo de olerte cada día, en cuyo caso, como has podido ver, vas a necesitar cambiar de perfume con bastante frecuencia.
¿Huelen las cosas?
Todo lo que nos rodea está compuesto por moléculas que al respirar se adhieren a la pared mucosa que hay en la parte posterior de nuestra garganta y las células receptoras que tenemos en esa zona son las que describen ese olor a nuestro cerebro.