Por qué tu perro no quiere su comida y qué hacer

No hay nada peor que tener la sensación de que nuestro perro no se encuentra bien, y que no quiera comer es una señal de que algo anda mal. Entender si se trata de problema médico o un cambio en su estilo de vida que le está afectando es el primer paso para remediar la situación. 

El estrés afecta su apetito

No debemos entrar en pánico solamente porque nuestro perro no come un día; ya que es un hecho se puede atribuir a una causa del comportamiento. Por ejemplo, si se han producido cambios importantes en sus rutinas diarias recientemente como una mudanza, un cambio en la marca de comida, irse de vacaciones… son cambios que pueden estresar al animal y aumentan las probabilidades de que no le apetezca comer nada. La ansiedad y el estrés pueden causar muchos síntomas diferentes y la falta de apetito puede ser un signo de estrés. En este caso, mantener la calma y preparar un poco de pollo cocido o arroz blanco al vapor puede ser una forma de despertar su interés. 

Pero si nuestro perro no recupera las ganas de comer pasados tres días, debemos acudir al veterinario. Cuando convivimos con una mascota, sabemos cuál es su comportamiento normal, así que vigilar sus movimientos es el primer paso. Depende de nosotros determinar si existe una enfermedad subyacente suficientemente grave como para consultar con el veterinario, de forma que si notamos que nuestro perro hace heces irregulares o está comiendo hierba compulsivamente, es recomendable consultarlo con el especialista.

El que no quiera comer también podría ser porque previamente ha ingerido algo que no ha podido pasar por su tracto digestivo; o que se encuentre en un periodo de celo y esté centrado exclusivamente en aparearse. Si sufre deshidratación, su apetito tiende a desaparecer por lo que debemos asegurarnos que nunca le falte el agua fresca y limpia junto a su comida.

Además de los problemas de salud, tenemos los psicológicos ya que los perros se aburren de comer siempre lo mismo. Por lo que es recomendable variar o introducir pequeñas porciones de alimentos que les resulten atractivas junto a su ración diaria de pienso. Así, siempre puedes combinar la alimentación seca con la alimentación húmeda, usando las latas preparadas como complemento para alegrar su menú.

Además de con una correcta alimentación, la falta de apetito de nuestra mascota se puede evitar también con una salida de la monotonía. Llevarlo a pasear las veces y el tiempo suficiente para satisfacer sus necesidades y jugar con él, lo mantendrá de buen humor y con un apetito estable y saludable.