Una buena salud depende en gran medida de un sistema inmune fuerte, capaz de protegernos de los agentes externos, como virus o bacterias, que podrían causarnos infecciones o enfermedades. A veces, este sistema inmune se debilita, lo que se conoce popularmente como "tener las defensas bajas", lo que provoca que las probabilidades de enfermar sean mayores. Pero ¿por qué sucede esto?
Lo cierto es que no existe una única razón de por qué el sistema inmunitario se debilita, ya que puede deberse a diversos factores como, por ejemplo, tomar antibióticos durante mucho tiempo o exceder la dosis recomendada; debido al estrés, ya que provoca que se desarrolle Cortisol (la hormona del estrés), que a su vez inhibe al sistema inmunitario; no dormir las horas suficientes; falta de ejercicio; una dieta desequilibrada o falta de vitaminas; el consumo de tabaco y alcohol; o la contaminación.
Son acciones que pueden ir bajando las defensas de nuestro organismo poco a poco, casi sin darnos cuenta, hasta que empezamos a experimentar algunos síntomas que evidencian que nuestro sistema inmune está debilitado.
¿Cómo saber si tengo las defensas bajas?
Cuando nuestras defensas naturales bajan, nos encontramos más vulnerables a posibles infecciones y enfermedades, sobre todo de carácter respiratorio. Algunos de los signos que pueden indicar que nuestro sistema inmunitario se ha debilitado, según indican en Farmacia Ángulo, son:
Es importante estar pendiente ante la aparición de estos síntomas (se puede experimentar uno o varios a la vez) para actuar rápidamente y establecer un cambio en nuestra rutina que nos ayude a subir las defensas, ya que un sistema inmunitario fuerte nos permitirá disfrutar de una mejor calidad de vida. ¿Cómo conseguirlo?
Dormir entre 7 y 8 horas, el tiempo que necesita nuestro cuerpo para renovarse. Está demostrado que la falta de sueño debilita el sistema inmunológico, mientras que una noche de sueño fortalece las defensas.
Realizar ejercicio físico con frecuencia: realizar ejercicio provoca que aumenten los anticuerpos, y además evita que se desarrolle la hormona del estrés.
Higiene y limpieza: mantener una buena higiene (lavarse las manos con frecuencia, usar ropa limpia, bañarse a diario) reduce la exposición a agentes externos, como virus y bacterias.
Cuidar la alimentación: una dieta equilibrada que incluya frutas, verduras y proteínas mantendrás las defensas altas.
No olvidar las vitaminas: ingerir vitamica C, zinc y otros antioxidantes, procedentes de alimentos como la fruta, contribuirá a subir las defensas.
No exceder el uso de antibióticos: su uso prolongado puede llegar a afectar a las defensas, por lo que es importante consultar con el médico el tiempo de uso de antibióticos y no exceder la dosis recomendada.
Sobre el autor:
María Bonillo
María Bonillo es licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Escribe principalmente sobre temas de sociedad. También tiene experiencia en comunicación corporativa de empresas como OmnicomPRGroup y Pentación Espectáculos.