Mariola Báez
Porqué
¿Por qué los mosquitos pican más a unas personas que a otras? ¿Depende del “dulzor” de la sangre?
Mariola Báez
Foto: Bigstock
Jueves 20 de octubre de 2022
ACTUALIZADO : Jueves 20 de octubre de 2022 a las 9:52 H
3 minutos
Aunque los motivos no están claros, hay factores que parecen determinar sus preferencias
Si tienes la desgracia de resultar especialmente atractivo para los mosquitos, tienes un pequeño problema, sobre todo en los meses de más calor y humedad ambiental. Si, además, las picaduras te provocan algún tipo de reacción alérgica, la situación puede volverse aún más complicada.
La creencia popular de que los mosquitos se sienten atraídos por el “sabor” más o menos dulce de la sangre de una persona, no tiene base científica alguna, aunque algunos estudios entomológicos señalan que aquellas que tienen grupo sanguíneo 0 suelen recibir más picotazos que resto de los mortales.
¿Qué atrae a los mosquitos a la hora de elegir a sus “víctimas”?
Aparte de la idea que se basa en “la sangre dulce, existen otras teorías bastante más fiables. La más extendida es la que relaciona la frecuencia de las picaduras con la cantidad de dióxido de carbono que cada persona exhala, desde sus pulmones, cuando respira. Eso explicaría el hecho de que los mosquitos (aunque la mayoría son “mosquitas”) piquen más a los adultos que a los niños y se centren especialmente en personas altas y/o corpulentas. Sería una cuestión de tamaño corporal y de capacidad de emisión de CO2.
Se continúan realizando estudios para descubrir y confirmar qué otras sustancias o elementos químicos pueden ser los que más más atraen a estos insectos. Determinados ácidos como el láctico, que podemos desprender, por ejemplo, a través del sudor cuando hacemos ejercicio intenso, también podrían ejercer esa “atracción fatal” que desencadena las molestas o incluso dolorosas picaduras.
Cada persona tiene un olor corporal único y una temperatura determinada que varía según las circunstancias. Estos dos factores, podrían ser también dos de las variables que los insectos tienen en cuenta a la hora de determinar qué sangre les resultará más “apetitosa”.
Por último, hay que recordar que el manto más externo de nuestra piel tiene su propia composición microbiótica, no exactamente igual en todas las personas. Aunque no las veamos, tenemos microscópicas bacterias (la mayoría buenas y con función protectora) repartidas en el exterior de nuestro cuerpo y, tal vez, alguna de ellas sea de las preferidas por los mosquitos ¡mala suerte!