Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorLas cosquillas son una respuesta a una excitación del sistema nervioso que va acompañada de una risa involuntaria, por mucho que no queramos reír, es prácticamente imposible no hacerlo. Este estímulo afecta a determinadas zonas del cuerpo como son las axilas, el cuello, las costillas, la espalda y los pies, reaccionando de inmediato cuando se tocan ligeramente.
La respuesta a las cosquillas puede ser más o menos intensa según la zona y también la sensibilidad de cada uno, por ejemplo, la respuesta de la espalda es menos intensa que la que se produce en los pies. Esto se debe a que en los pies es donde se concentra el mayor número de terminaciones nerviosas. Algunos estudios cifran en más de 7.000 terminaciones, por lo que no es de extrañar que sea la zona más sensible a los estímulos externos que provocan, tanto dolor al pisar cualquier piedrecita, como cosquillas ante unas caricias.
Si rizamos el rizo, veremos que el pie derecho es más sensible a las cosquillas que el izquierdo. Esto se debe a que el hemisferio izquierdo de nuestro cerebro es el dominante en la interpretación de las emociones positivas, como la risa, además de controlar la parte derecha del cuerpo. Por su parte, el hemisferio derecho es dominante en el control del tono emocional y ejerce un mayor procesamiento de las emociones negativas, las relacionadas con la ira, el miedo y la supervivencia.
No todas las cosquillas son iguales, ni afectan de la misma manera a todo el mundo. Hay a quien le pueden resultar agradables e incluso placenteras y hay a quien les resulta una auténtica tortura.
Podemos distinguir entre dos tipos de cosquillas:
No obstante a todo esto, es importante diferenciar entre las cosquillas que se pueden tener de manera puntual, a un hormigueo o adormecimiento prolongado de la extremidad. En este caso será necesario acudir al médico para que determine cuál es el origen y descarte una enfermedad de tipo circulatorio o neurológico.
Asociamos la risa a la felicidad, a la diversión y a cosas buenas, por lo que pensamos que cuando alguien se ríe por tener cosquillas lo está pasando bien. Pueden ser divertidas para quien las provoca y para quien las “sufre” si son por un instante, pero si se prolongan en el tiempo y en una zona concreta del cuerpo, este pierde el control y se genera en quien, esta vez sí, las sufre, un estado de estrés, angustia y fatiga insoportable que puede ser incluso dolorosa.
No en vano, en la antigüedad, las cosquillas en los pies eran consideradas una forma de tortura muy efectiva que no dejaba marca alguna.