Transición energética, hacia un escenario protagonizado por las renovables

A finales de 2018, concretamente en el mes de octubre, se aprobaba el Real Decreto Ley 15/2018, recogido en el BOE, en el que se mencionaban todas las medidas urgentes para la consecución de la llamada transición energética, así como la protección de los consumidores. La propia Ley manifiesta que “el sistema energético ha iniciado un proceso de transición hacia un nuevo paradigma caracterizado por la descarbonización, la descentralización de la generación, la electrificación de la economía, la participación más activa de los consumidores y un uso más sostenible de los recursos”.

Por tanto, podemos definir el proceso de transición energética como el nuevo escenario al que, como planeta, tenemos que llegar con el fin de asegurar y preservar los recursos disponibles. 

El foco de atención, en las energías renovables

Las fuentes de energía renovables se han posicionado como una de las soluciones ante el crecimiento del consumo y la capacidad limitada que tiene la Tierra para la generación de nuevos recursos. Ese es el caso de los combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo o el gas. 

La propia Unión Europea ha sido el organismo encargado de fijar una serie de objetivos a alcanzar durante los próximos años, a nivel de emisiones y uso de este tipo de energía.

¿Qué cambios hay que afrontar hasta alcanzar la transición energética?

En primer lugar, acudimos a un escenario en el que la descarbonización ocupa un papel clave, tal y como recoge la propia ley. El carbón es uno de los recursos principales para la generación de energía. Sin embargo, su combustión incide de manera directa en la contaminación y la conservación del medioambiente.

El nuevo escenario energético contempla, además, el cierre de las centrales nucleares, con el fin de detener los efectos negativos medioambientales que se desprenden de su actividad diaria. Así como el impacto de los residuos generados perjudiciales para el planeta, como nos explican desde la Fundación de Energías Renovables. 

Estos dos factores están acompañados por el creciente uso al que se tienen que enfrentar las energías renovables. Con el cierre de las centrales nucleares y los procesos de descarbonización, las renovables deben asumir un papel protagonista en la generación de toda la energía que se va a dejar de producir como consecuencia de este nuevo escenario al que nos dirigimos.