Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorEl verano ya está en sus últimos días y es momento de adecuar los pies para el calzado cerrado. El uso de sandalias o zapatos descubiertos hacen que los pies, en general, tengan poca sujeción y estén más relajados, lo que hace que, al cambiar al calzado cerrado de manera brusca, sin que haya un tiempo de acomodación, los pies se resientan y aparezcan dolencias. Un situación frecuente en más del 80% de las mujeres, en las que el uso de calzado abierto es más habitual, respecto a los hombres.
Si bien llevar sandalias nos da comodidad por tener el pie libre y sin que se recaliente, también hace que esté más expuesto a la sequedad, se formen durezas en el talón y puntos de apoyo, pequeñas rozaduras no curadas o presencia de hongos que pueden proliferar en un entorno cerrado y húmedo. Además, cuando se llevan sandalias también se suelen llevar las uñas pintadas, lo que hace que estas no estén bien hidratadas.
Por todo ello es importante preparar correctamente los pies para el calzado cerrado, teniendo en cuenta diferentes aspectos como es el cuidado del pie y la buena elección del calzado y los materiales con los que está fabricado.
La vista a un podólogo es obligada. Solemos ir para hacernos una belleza de pies para lucir unas sandalias, pero con el tiempo frío, en ocasiones, olvidamos que los pies también necesitan de unos cuidados. El especialista puede hacer una puesta a punto que incluya un corte correcto de uñas y desde casa, además, puedes seguir estas recomendaciones:
Adaptar el pie al calzado cerrado lleva su tiempo. Para minimizar las molestias y hacer que este periodo de transición sea lo más corto y molesto posible puedes adoptar estos hábitos.