¿Conoces las prestaciones de las freidoras sin aceite?

La tecnología aplicada a la cocina no deja de sorprendernos. Nuevos electrodomésticos que nos hacen las tareas del hogar algo más sencillas y cómodas y que, en casos como el de hoy, nos ayudan a seguir una alimentación más saludable. Hablamos de las freidoras sin aceite o freidoras dietéticas.  

Si no conocías lo último que necesitas a la hora de hacer tus patatas fritas, hoy te contamos cómo funciona este pequeño electrodoméstico y cuáles son sus ventajas.

Ni una gota de aceite

No es algo reciente, desde hace varios años en algunas cocinas ya podemos ver estos utensilios eléctricos que nos ayudan a cuidar nuestra alimentación, pero sin renunciar a unas croquetas, unos calamares o unas patatas fritas de acompañamiento.

Además de las bondades en un plano más saludable, este tipo de aparatos resultan más prácticos a la hora de limpiar los restos de grasa, si lo comparamos con una freidora convencional. Por no hablar de las salpicaduras de aceite, los olores o el humo en la cocina que también evitas.

Y todo con un funcionamiento que no tiene mucho misterio. Este tipo de electrodomésticos funcionan con una opción de grill, en la que el aire caliente va circulando a toda velocidad por el recipiente donde se depositan los alimentos que queremos preparar. Es decir, su mecanismo es muy similar al de un horno, pero en este caso con un mayor ahorro energético. 

Lo único que tenemos que hacer es seleccionar el tiempo deseado (lo más común es que no se sobrepasen los 15 minutos), así como la temperatura adecuada para cada tipo de producto. Y listo, ya podemos disfrutar de una comida con menos calorías, en la mitad de tiempo, sin que se resienta tu factura eléctrica y sin manchar la cocina. ¿Qué más se puede pedir?

¿Qué pasa cuando abusas de las grasas?

El incremento de la obesidad o el riesgo de padecer diabetes son solo dos de las nefastas consecuencias que tiene para tu salud un abuso de alimentos demasiado grasos, tal y como confirman estudios realizados desde la Universidad Pompeu Fabra (@UPFBarcelona). Pero esto es solo la punta del iceberg, ya que el consumo reiterado de este tipo de productos también tiene estos efectos no tan deseables: 

• El estómago hace un doble esfuerzo, ya que la grasa se digiere más lentamente y requiere una mayor cantidad de enzimas y jugos digestivos. Además, ese abuso de grasas altera la flora de nuestro intestino. 
• Si optamos por este tipo de alimentos para cenar, sobre todo si lo hacemos a última hora, tendremos más problemas para conciliar el sueño y descansar.
• Un exceso de productos con mucha grasa hace que estemos más cansados, fatigados, sin ganas de movernos del sofá o incluso con irritabilidad, ya que nos falta ese aporte de vitaminas y minerales necesario para la salud óptima de nuestro organismo.