Lola Santos
Lola Santos es redactora especializada en temas de alimentación, viajes y ocio.
… saber más sobre el autorNo llores. No tienes que estar triste... Muchas veces nos hemos acostumbrado a ocultar nuestros sentimientos y nuestras emociones. Sin embargo, reprimir ese tipo de estados de ánimo puede ser negativo para nuestro bienestar individual.
Porque lo cierto es que las emociones no son buenas ni malas. Son expresiones de cada uno de nosotros, que ponen en evidencia inevitablemente una necesidad concreta de ser humano. Reprimir las emociones es negar una parte de lo que somos. Lo saludable es aprender a convivir con ellas, sintiéndolas y analizándolas, permitiendo que fluyan, sabiendo que son normales y pasajeras.
Hay que aceptar los estados emocionales, y dejarlos fluir de una forma positiva. Pero, para conseguirlo, es necesario conocerse muy bien, tener la capacidad de entenderse uno mismo, de conocer nuestras debilidades y nuestras fortalezas. Es la forma de aprender a reaccionar ante los sentimientos, ya sean buenos o menos agradables, no podemos rechazarlos porque forman parte de la vida.
Para reprimir nuestras emociones necesitamos un gran esfuerzo y supone un desgaste físico, mental y emocional mayor que sentirlas y asumirlas. Reprimir nuestras emociones provoca en nuestro cuerpo dolores y molestias de todo tipo, además de enfermedades físicas y estrés.
Algunas de las consecuencias de reprimir nuestras emociones son sentirse bajo de ánimo, irritabilidad, tensiones físicas, insomnio y problemas del sueño o el estrés. Reprimir las emociones favorece que nuestro cuerpo las somatice, que las transforme en trastornos que afectan sobre todo a órganos como el intestino, el estómago, el hígado o la piel.
Podemos definir la inteligencia emocional como la capacidad de identificar, comprender y expresar sentimientos. Muchas personas son incapaces de expresar lo que sienten, simplemente por que no lo saben bien, no son capaces de identificar el sentimiento que están experimentando.
Compartir nuestros sentimientos y vivencias internas es saludable y necesario. Lo es para liberarnos, para que los demás puedan conocer cómo nos sentimos y cómo nos pueden ayudar.
Podemos hacerlo trabajando nuestra autoestima, aceptando lo que nos pasa para poder ponerle nombre. Además, si eres abierto con tus sentimientos, si te dedicas a expresar tus emociones con libertad, lograrás encontrar personas que empaticen contigo y que te brinden su apoyo y su ayuda si la necesitas. Y para expresar tus sentimientos, hazlo desde la asertividad y la empatía.