Ignacio Casanueva
Ignacio Casanueva es redactor especializado en temas de tecnología y salud.
… saber más sobre el autor¿Quién no se ha parado en alguna ocasión a observar la luna? ¿Quién no ha dejado volar su imaginación a causa de su encanto? Noches románticas, también de terror… Lo que sí que está claro es que la luna influye directamente sobre la Tierra, los océanos y mares, aunque hay pocas o ninguna evidencia científica sobre cómo afecta al ser humano.
Desde tiempos inmemoriales, cuando se producen oleadas de crímenes o sucesos extraños suele achacarse a la luna llena; sin embargo, cuando estos mismos crímenes o sucesos se producen en un día que no hay luna llena simplemente se ignoran, otorgándole ese peso social gracias a lo que los científicos llaman el “sesgo de confirmación”.
También está muy extendido el mito entre las embarazadas del supuesto poder de la luna para ponernos de parto. Es posible encontrar estudios que demuestran la falsedad de esta teoría en numerosos países, aunque también los hay que afirman lo contrario. Y es que, a pesar de las evidencias científicas, muchos siguen convencidos de que la luna y sus fases tienen una influencia directa sobre la salud y el comportamiento humano.
Lo primero que deberíamos tener claro es que las fases lunares son los cambios en la forma de la parte iluminada de la luna cuando la observamos desde la Tierra, ya que la luna no emite luz propia, sino el reflejo de la luz del Sol.
Los cambios que apreciamos en la forma de nuestro satélite son cíclicos y dependen de su posición respecto a la Tierra y al Sol, por ello, las fases son diferentes en el hemisferio norte y el sur.
El folklore sugiere que ciertos comportamientos y problemas de salud mental de los seres humanos y los animales se ven afectados por las fases lunares. Si detrás de esta afirmación se oculta o no alguna verdad científica es algo que seguirá fascinando a nuestra civilización durante los años venideros ya que como se ha visto la comunidad científica no lo ha podido descartar unánimamente.
Rodeada siempre de un aura de misterio y fascinación, la luna y sus posibles efectos sobre la conducta humana llevan siglos siendo objeto de toda clase de especulaciones. Y aunque todo el mundo está de acuerdo en que la luna llena no puede transformar a las personas en hombres lobo, no son pocos los que acusan a nuestro satélite de provocar alteraciones en el sueño o, incluso, en nuestro organismo y nuestra mente.