En vacaciones, algunos van a la playa a tomar el sol, disfrutar de la brisa del mar, bañarse o dar paseos. De hecho, muchos no aguantan sentados en la silla ni un minuto. Pasear regularmente por la playa puede ser un magnífica opción para mantenerte en forma y llevar un envejecimiento activo pero, pese a los beneficios físicos y psíquicos que reporta, esta actividad en ocasiones puede no ser la más recomendable.
Por ello, vamos a señalar las precauciones que debemos tomar al dar paseos por la playa.
Mejor por la orilla
La Sociedad Española de Biomecánica y Ortopodología (@SebiorPodologia) destaca en su web que, cuando paseamos descalzos y nuestros pies entran en contacto con la arena, se "estimula el riego sanguíneo y mejora el flujo, lo que previene la formación de varices o la sensación de pies hinchados". Esta es una de las ventajas que conlleva la actividad, pero, los podólogos también recuerdan que la arena es una superficie que puede resultar inestable y que, a la hora de andar sobre ella, debemos tener en cuenta algunas consideraciones importantes.
Andar por la arena seca no es lo más apropiado, ya que podríamos perder el equilibrio fácilmente. Los expertos recomiendan caminar por arena mojada: los pies no se hunden tanto y así es más fácil evitar una lesión.
Si nos sentimos más seguros, podemos optar por llevar algún tipo de calzado que sujete el tobillo.
Los ladrones no descansan, ni siquiera en la playa. En verano, los robos en estas zonas son de los más frecuentes, debido a que los delincuentes aprovechan que estamos más relajados para actuar. Si vas a caminar, asegúrate de que tus pertenencias están a cargo de alguien, llévalas encima o, directamente, déjalas en casa.
Protege tu piel
Al estar en movimiento, olvidamos que los rayos del sol están incidiendo en nuestra piel y podemos estar horas caminando sin llevar la crema solar encima. Recuerda lo importante que es proteger tu piel y que debes aplicarte el protector solar con frecuencia para evitar quemaduras.
Hidrátate
No te olvides de llevar encima una botella de agua para hidratarte. Con la edad se disminuye la sensación de sed y esto, sumado a la exposición prolongada a las altas temperaturas, puede provocar que suframos un golpe de calor.
No todo es malo
Como ya hemos comentado previamente, a pesar de que debemos tomar precauciones, caminar por la playa tiene múltiples beneficios. A una persona mayor de 65 años que haga deporte moderado de manera habitual y no presente ninguna enfermedad, el paseo diario puede contribuir, en gran medida, a su bienestar.
Esta práctica no solo ayuda a quemar calorías, sino que también fortalece los músculos, previene de futuras lesiones, reduce el estrés y nos aporta vitamina D al estar expuestos al sol. Así que, si no te supone ningún problema y tomas estas indicaciones, pasear por la orilla es una actividad genial para realizar este verano.
Sobre el autor:
Marta Vicente
Marta Vicente Carmona es Graduada en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos y Máster de Marketing Digital y en Edición y Postproducción Digital. Es redactora especializada en temas de sociedad y salud y tiene experiencia como Community Manager.