Manuela Martín
Practicopedia
Cómo lavar tus jerséis de lana en la lavadora y que queden perfectos
En frío y con un centrifugado suave conseguirás alargar la vida de tus prendas de lana
En invierno utilizamos gran cantidad de prendas de lana, ya que se trata de uno de los tejidos más abrigados y calentitos que todos tenemos en nuestros armarios. Sin embargo, también se trata de uno de los más delicados. Si quieres tenerlas en perfecto estado por mucho tiempo, toma nota de estos consejos.
La lana es un tipo de tejido natural que requiere de un cuidado especial para evitar que aparezcan las temidas pelotillas, se deformen, se encojan o se estiren más de la cuenta.
Aunque nuestras abuelas nos han dicho siempre que la lana se debe lavar a mano y no en la lavadora, y en parte es cierto que es el método menos agresivo, hoy en día existen lavadoras con programas especiales respetuosos con este tipo de tejidos.
Eso sí, es importante que tengas en cuenta algunos aspectos como:
- No lavar nunca tu ropa de lana a más de 30º.
- Nunca centrifugues por encima de las 800 revoluciones por minuto.
Evita que aparezcan pelotillas
Para evitar que este tipo de tejido se roce con otras prendas durante el lavado y aparezcan las temidas pelotillas, nuestro consejo es que utilices las bolsas de red para lavar prendas delicadas.
También puedes optar por lavarlas solas. En este caso, para evitar un derroche de agua y energía, utiliza un lavado corto, en frío siempre, y si tienes la opción de indicar la carga, mejor para reducir el consumo de agua.
No obstante, existen muchos trucos tanto para que no aparezcan como para acabar con ellas, más allá de la cuchilla.
Recuerda cerrar u ocultar cualquier cremallera u objeto que pudiese dañarlas.
¿Cómo evitar deformarlas?
Uno de los principales problemas que nos encontramos con este tipo de tejidos es su deformación o cambio de tamaño. Para evitarlo, procura no retorcerlo al sacarlo de la lavadora.
Igualmente, para impedir que su tamaño aumente en exceso y acabes con un jersey tres tallas superiores, no la seques en perchas o la tiendas en el tendedero. Nuestro consejo es que seques este tipo de tejidos en horizontal sobre una toalla y a continuación la enrolles para quitar el exceso de agua. Verás cómo se seca rápido y el agua se queda en la toalla.
Si no quieres utilizar una toalla siempre puedes hacerlo poniendo la prenda sobre una rejilla directamente.
Si olvidaste este punto, hay formas de volver a recuperar su talla con estos trucos.
Secadora sí, pero con bomba de calor
Si para secar tus prendas vas a utilizar posteriormente una secadora, asegúrate de que se trata de una con bomba de calor que simplemente retira la humedad de la prenda a una temperatura suave, en la que el cuidado está asegurado.
Una vez seca, dóblala. Recuerda no colgarla nunca en perchas, ya que se estirarán mucho.
Lavar a mano
El lavado a mano también es una buena opción para este tipo de tejidos, aunque es más tediosa y corremos el riesgo de que, a la hora de escurrir el agua, acabemos por frotar en exceso el tejido, deformándolo y dañándolo.