65ymás
Practicopedia
El terrible error que siempre cometes cuando haces un huevo frito
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Sábado 10 de octubre de 2020
ACTUALIZADO : Sábado 10 de octubre de 2020 a las 13:52 H
6 minutos
Toma nota para dejar de cometerlo
Siempre se ha dicho que cualquiera puede freír un huevo, pero tenemos que informarte de que esta afirmación no es del todo cierta, ya que hacerlo bien no es tan sencillo. De hecho la inmensa mayoría cometemos, sin saberlo, un gran error cuando nos disponemos a freírlos.
Así, lo primero que deberás tener en cuenta a la hora de preparar un huevo frito es la temperatura del aceite. Si acabas de sacar el huevo de la nevera, no lo eches jamás directamente a la sartén con el aceite muy caliente. Lo que sucederá es que el aceite saltará con fuerza, lo cual puede causarte quemaduras.
Existe un truco para evitar que esto suceda y consiste en añadir una pizca de harina al aceite ya caliente justo antes de echar el huevo a la sartén.
Otros errores que cometemos al cocinar y comer huevos
1.- Los números de la cáscara
El número que se imprime sobre la cáscara de los huevos nos explica, en su primer dígito, el tipo de granja en la que se crían las gallinas que los han puesto. El 0 corresponde a los ecológicos, el 1 el de gallinas de campo, el 2 gallinas cuidadas en suelo y el 3 gallinas criadas en jaula. Las siguientes dos letras, aquí normalmente ES, explican el país de origen que en nuestro caso suele ser ESpaña. Las dos siguientes cifras se refieren a la provincia, as tres que les siguen al municipio y las tres últimas a la granja donde se han producido.
2.- ¿En nevera o fuera?
En principio la nevera es el lugar adecuado para guardar los huevos, pero eso sí no conviene hacerlo en las hueveras de los frigoríficos. En el Instituto del Huevo nos explican que “el huevo es un alimento muy sensible a los cambios bruscos de temperatura” y como en el comercio donde se adquieren están a temperatura ambiente hay que “mantenerlos a temperatura constante hasta llegar a casa y después hay que mantenerlos en el frigorífico para que conserven su frescura”, antes de aclarar que "es preferible guardarlos en su propio envase para que no entren en contacto directo ni cojan olores de otros alimentos como queso, cebolla, embutidos…”, eso sin contar que en el envase están grabados la fecha de consumo preferente y registro sanitario del centro de embalaje.
3.- La fecha de consumo preferente
Precisamente respecto a la fecha de consumo preferente, 28 días tras su puesta, conviene saber que no hay que tirar a la basura los huevos sobrantes cuando llegue esa fecha que no nos habla de su caducidad sino de su calidad porque mientras más recientes sean, más frescos estarán y, en consecuencia su calidad será mayor.
No obstante, si tienes dudas existe un truco sencillo para comprobar si puedes comértelo. Echa agua en un vaso o una taza e introduce el huevo antes de cocinarlo. Si el huevo flota está malo, pero sí se queda en el fondo estará bueno y te lo podrás comer sin ningún problema.
4.- ¿Lavar antes de cocinar?
No es que sea malo, pero si llegan sucios es mejor quitar esa suciedad frotando cuidadosamente con un estropajo o cuchillo romo y después, meterlos en el frigorífico. “El huevo solo debe mojarse o lavarse antes de utilizarse. Si lo mojamos, la suciedad que puede haber en el exterior de la cáscara se disuelve con el agua y puede acceder al interior del huevo a través de los poros y contaminarlo”, vuelven a aclarar desde el Instituto del Huevo, donde también apuntan que no es necesario cocinarlos antes de lavarlos porque “no da tiempo a que los gérmenes se desarrollen en el interior”.
5.- Muy cuajados o poco
“Las proteínas de la clara del huevo son las de mejor calidad de todos los alimentos pero tenemos que cocinarlas bien, hasta que la clara esté cuajada, para poder digerirlas y que nuestro organismo las aproveche”, aclara el Instituto del Huevo. Y es que de una clara poco cocinada solo absorbemos la mitad de sus proteínas. Por el contrario, los nutrientes de la yema se absorben esté o no cuajada.
6.- A vueltas con el colesterol
Aún hay gente que piensa que consumir más de tres huevos semanales produce colesterol. Sí, el huevo contiene colesterol, y no, ese colesterol no llega a nuestra sangre como ocurre con grasas trans o saturadas. Alguien sano puede consumir un huevo diario sin ningún temor.
7.- Las tortillas en la nevera
Por seguridad alimentaria, “si se cocinan a partir de 75ºC evitamos los riesgos microbiológicos, la salmonela principalmente”, explican siempre desde el Instituto del Huevo, aunque en cualquier caso hoy las gallinas se vacunan contra esta enfermedad.
Las tortillas poco cuajadas, mahonesas caseras, natillas, salsas, flanes... deben mantenerse en la nevera, sobre todo durante el verano cuando calor multiplica las bacterias y su crecimiento. Al contrario de lo que sucede con huevos cocinados a latas temperaturas para utilizarlos en bizcochos, magdalenas, pastas, mazapanes... que pueden conservarse sin ningún problema a temperatura ambiente.
8.- Huevo gris verdoso
Todos hemos visto en alguna ocasión, por ejemplo, un huevo duro con cierta coloración gris verdosa. Esto se debe a que ha sido sobrecocinado, nada más. Ese huevo no representa ninguna amenaza contra nuestra salud. Es simplemente una reacción química entre el hierro que contiene la yema y las proteínas de la clara.