Lidia Lozano
Practicopedia
El truco de los dedos para echarse protección solar según la parte del cuerpo
La protección solar es necesaria, no solo en verano
La exposición solar es necesaria para el cuerpo, pero hasta cierto punto. La radiación UVB, UVA, la luz visible (VIS) y el infrarrojo A (IR-A) pueden provocar quemaduras en la piel, fotosensibilidad, alergias solares, fotoenvejecimiento cutáneo, cáncer de piel y alteración del sistema inmunitario a largo plazo. El Consejo General de Colegios Farmacéuticos advierte de todos estos problemas que puede causar el sol a corto y largo plazo.
Para protegernos frente a los rayos existen distintos tipos de filtros solares: orgánicos, que actúan absorbiendo la radiación solar; organominerales, también orgánicos pero que también dispersan la radiación; inorgánicos o minerales, que actúan por dispersión, reflexión o refracción; y biológicos, que no filtran la radiación, sino que neutralizan los efectos nocivos de la radiación.
El uso de la crema solar es casi imperante en verano, cuando 'el sol pega más fuerte'. Hay que tener en cuenta el SPF (factor de protección solar, según sus siglas en inglés), que oscila entre 15 y 50+. Según el SPF, la protección será media, alta o muy alta, y depende de tu tipo de piel y color de pelo y ojos para elegir una u otra.
El truco de los dedos
No basta con elegir la crema adecuada para tu piel, sino que también hay que saber cómo aplicarla correctamente. Los farmacéuticos aconsejan utilizar la cantidad suficiente, equivalente a 2 mg de producto por centímetro cuadrado de superficie expuesta; y no olvidar ninguna zona, incluidas orejas, pies y nacimiento del cabello.
Además, se debe renovar cada dos horas, por muy resistente al agua que sea el producto. La dosis ideal se mide en la cantidad que cabe en un dedo índice, por lo que para el rostro y el brazo harían falta dos dedos, para la calva uno y para la pierna, el pecho y la espalda cuatro.
Recomendaciones de farmacéuticos
- Evitar la exposición al sol en las horas centrales -entre las doce del mediodía y las cuatro de la tarde- y las exposiciones prolongadas.
- Utilizar el fotoprotector adecuado para tu piel, incluso en días nublados.
- Aplicarlo media hora antes de la exposición y renovarlo cada dos horas, sin olvidar ninguna zona.
- No utilizarlo cuando el producto haya superado el PAO (periodo de vida útil), pues puede disminuir su eficacia y seguridad.
- Los fotoprotectores orales son complementos alimenticios que protegen la piel del daño oxidativo y de la degradación de proteínas, lípidos y ADN de las estructuras celulares.
- Esta nunca sustituye a la tópica, sino que la complementa para lograr una protección solar más profunda.
- Hidratar la piel tras la exposición solar.
- Aumentar las precauciones en niños, personas mayores y embarazadas.
- Algunos medicamentos fotosensibilizantes pueden interaccionar con la radiación solar, provocando reacciones de sensibilidad o alergia. Entre estos están los antiacneicos, antihistamínicos, anticonceptivos orales, antidepresivos, diuréticos, antiulcerosos, psicotrópicos y antihipertensivos.
- Las cremas autobronceadoras no protegen del sol.
- Acudir al dermatólogo si se percibe un nuevo lunar o peca o una evolución de los mismos.