Carlos Blanco Cocho
Practicopedia
Cómo comprar el marisco ahora y conseguir que dure hasta Navidad
Con el conocimiento necesario, podrás conservar cualquier tipo de marisco hasta las fiestas
En una mesa de Navidad nunca puede faltar una ración de marisco. Tanto si te gustan a ti como si son tus familiares los que los adoran, siempre hay que adquirir una buena cantidad de gambas, un suculento centollo o incluso una bolsa de ostras o percebes. Pero, con la situación política y económica de la actualidad, el curso que llevarán los precios constituye una verdadera incógnita. Nadie sabe si la evolución será positiva o si, por el contrario, la cesta de la compra alcanzará cotas imposibles para la gente.
Es por ello por lo que tal vez lo mejor sea guardarse las espaldas y comenzar a hacer las compras con antelación. Siempre podemos congelar las cosas y conservarlas hasta ese momento. En el caso de los mariscos, sin embargo, hay bastantes dudas sobre cómo congelarlos e incluso sobre si se pueden guardar en el congelador sin más. En primer lugar, no todo el género requiere el mismo tratamiento y, por ello, lo primero que tendremos que hacer es reconocer exactamente el camino a seguir. No es lo mismo congelar un centollo o una nécora que una bolsa de almejas o una bandeja de langostinos.
Langostinos
Si lo que queremos es congelar unas gambas o unos langostinos, no encontraremos mucho problema. No precisan de un cocinado o de una preparación previa. Simplemente los colocamos en el congelador y esperamos a que lleguen las fiestas. ¿Y cuanto tiempo pueden pasar allí? Tres meses, es decir, que es indiferente, si los queremos consumir en diciembre. Por otra parte, para conservar alimentos como los mejillones nos cercioramos de que no están vivos y les sometemos a una cocción parcial, sin que alcancen el punto. Después se guardan y se congelan.
Percebes y ostras
Otro de los mariscos más famosos y más apreciados de las Navidades son los percebes, las ostras y las almejas. Con este tipo de productos no nos podemos hacer ilusiones. No se pueden congelar bajo ningún caso, puesto que el paso del tiempo hace que se arruinen. Pueden incluso convertirse en un peligro para la salud. Por ello, si queremos comerlos en Navidad, lo mejor es que los adquiramos poco antes de esas fechas.
Mariscos de gran tamaño
Pero, sin duda, el protagonismo dentro de las mariscadas recae normalmente en los centollos, las langostas y los bogavantes, animales mucho más voluminosos. Normalmente se suelen comprar vivos, por lo que el proceso de conversación empieza por cocerlos bien. Una vez hecho, dejamos que enfríe y lo envolvemos antes de guardarlo. ¿Cómo hacerlo? Se recubre con un paño mojado en agua marina o, en su defecto, en el mismo agua de cocción. También puede servir una bolsa de vacío. Por último, no se pueden dejar de cualquier manera. Hay que posarlos con las patas mirando al techo, de manera que los jugos no escapen.
Si lo que queremos es preparar estos productos a la plancha, guardarlos crudos constituye la mejor opción. Eso sí, tienes que asegurarte de que el marisco no sigue vivo cuando lo metas en el congelador. En cuanto a la descongelación, no pasa de trasladarlo a la nevera con el tiempo suficiente para que pase todo el proceso. Lo importante es respetar la cadena del frío.