Abrir una botella de vino es una tarea fácil para algunos, que siempre se encuentran con el mismo problema: el corcho. Porque a diferencia del champán, que tiene un abridor sencillo, que permite abrir la botella de manera fácil y rápida, el corcho puede romperse, haciendo más difícil sacarlo de la botella.
Ahora bien, no te preocupes si eres de los que ya han tirado la toalla porque solo necesitas un sacacorchos de dos láminas para no volver a tener problemas. De hecho, es la mejor opción para abrir aquellas botellas que llevan muchos años esperando ser consumidas, y cuyos corchos pueden ser más delicados.
El abridor tiene dos láminas de metal, una más larga que la otra, que además son flexibles. Lo primero que tienes que hacer es insertar en el lado que queda entre el corcho y la botella, la lámina más larga, sin pincharlo. Hazlo de manera paulatina y suave, hasta que se queda a la misma altura que la más corta.
Después repite el mismo proceso con la otra lámina, hasta que casi toque la boca de la botella. Asegúrate de que no toque la boca de la botella porque te arriesgarás a que se rompa.
Con las dos láminas ya colocadas, tienes que girar el abridor, sin dejar de sujetar la botella. Hazlo despacio, con cuidado, girando y subiendo a la vez, para que el corcho vaya saliendo poco a poco. Y listo, en solo unos segundos tendrás tu botella lista para consumir.
Cómo conservar el vino una vez abierto
Con el problema del corcho solucionado, puede que te encuentres con otro dilema: conservar lo que no nos hemos bebido, evitando que su sabor cambie.
Antes de nada es importante recordar que no todos los tipos de vinos necesitan la misma temperatura. Los blancos y rosados deben conservarse entre los 7º y los 10ºC, mientras que los vinos tintos necesitan unos grados un poco más elevados, en torno a los 14º y 16ºC.
Aunque pueda parecer que no hace falta, tanto si está cerrado como abierto, lo ideal es guardar el vino tinto en el frigorífico puesto que en ambos estados, el líquido puede modificarse debido a la luz y el oxígeno.
Y lo más importante: Nunca debes colocar su corcho original porque esto solo encerrará el oxígeno, además de que el material con el que está fabricado es poroso con lo que esto permitirá todavía más la entrada del oxígeno.
Con esto claro, lo mejor que puedes hacer es verter el vino en cualquier tipo de recipiente hermético que se adapte a la cantidad sobrante.
Sobre el autor:
Laura Moro
Laura Moro es graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, y está especializada en temas de salud y género. Su trayectoria profesional comenzó en Onda Cero Talavera.