Congelar comida es una práctica bastante común que permite alargar la vida útil de los alimentos y no desperdiciar lo que nos ha sobrado. Ahora bien, para evitar problemas de salud futuros, es necesario congelar los alimentos de manera correcta. En este sentido, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN) ha compartido sus recomendaciones, entre las que se incluyen, cocinar los alimentos que estén cerca de estropearse, para después dejarlos reposar en la nevera y una vez enfriados, congelarlos a temperaturas menores a -18ºC.
Igual que congelar es muy importante, saber si ha habido algún problema en la nevera que haya podido afectar a la comida que tenemos guardada es muy relevante para evitar problemas. Si aparentemente no apreciamos ninguna señal de alerta, pero queremos quedarnos tranquilos, podemos seguir un truco muy sencillo, conocido como el truco de la moneda.
Para ello, y como su propio nombre indica, solo necesitas colocar una moneda encima de una cubierta congelada, como por ejemplo, un cubito de hielo. Cuando quieras sacar algo del congelador, simplemente deberás fijarte en la posición de la moneda. Si está en el fondo, quiere decir que en algún momento se ha ido la luz, y la comida se ha descongelado, y, por lo tanto, puede que no esté en buen estado.
Si, por el contrario, la moneda sigue en su sitio, es que no ha habido ningún problema, y es seguro consumir los alimentos. Para descongelarlos, la AESAN recomienda meter la comida en cuestión en la nevera durante al menos 12 horas. Siempre guardando el alimento en una bandeja que albergue el líquido que forme, para que no entre en contacto con los otros jugos. A la hora de cocinar, lo mejor es en el menor tiempo posible.
Los alimentos que nunca debes congelar
Ahora que ya sabemos cómo detectar si la comida congelada está en buen estado, es importante saber que no se puede congelar de todo. En concreto, los cinco alimentos que nunca debes meter en el congelador son:
Las salsas emulsionadas
Si la salsa contiene huevo, harina y nata, debemos evitar la congelación porque además de romper sus propiedades o cambiar su textura, el proceso de congelación y descongelación puede hacer que la salsa se corte. Este proceso hace que los productos no se unan correctamente y puede provocar que comamos huevo crudo, lo que puede causar problemas estomacales como la diarrea o la salmonela.
Los huevos con cáscara
Los huevos son un alimento con los que siempre se debe tener especial cuidado, sobre todo cuando están crudos. Debido a que la bacteria salmonela está muy presente en las gallinas y éstas se lo contagian a los huevos. Al congelar los huevos, esta bacteria puede expandirse o incluso explotar, siendo más fácil la contaminación.
Productos lácteos granulados
Si congelamos productos lácteos como yogures o el queso, podemos provocar que su sabor se vuelva más agrio. Al tener un alto contenido en grasas tienden a granularse y perder así la textura de cremosidad.
Las patatas crudas o cocidas
Lo recomendable al congelar una patata es que se haya cocido antes, tal y como se encuentran en los congelados del supermercado. Este tubérculo destaca por su alto contenido de agua, por lo tanto, cuando lo congelamos cambia completamente su textura. Podemos congelar una patata cruda y pelada, pero su férula se descompondrá, perdiendo la textura típica de la patata. En el caso de que sean cocidas previamente, la patata no se descompondrá, pero presentará una textura muy blanda y se volverá insípida. Las horneadas guardan más su textura, mientras que las fritas perderán su carácter crujiente.
Verduras crudas y alimentos de hojas verdes
Algunos alimentos como las lechugas y las verduras crudas, como el tomate, el rábano o el pepino, pierden toda su esencia al congelarlos. Estos alimentos son ricos en agua, por lo tanto, al congelarlos su estructura celular se daña. El resultado de congelarlos es la pérdida de textura, la oxidación y el sabor amargo.
Sobre el autor:
Laura Moro
Laura Moro es graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, y está especializada en temas de salud y género. Su trayectoria profesional comenzó en Onda Cero Talavera.