Anna Blanco
Practicopedia
Trucos caseros para combatir la sequedad del aire por la calefacción
Existen formas sencillas para que piel y garganta no sufran por la sequedad de las calefacciones
Es muy agradable la sensación de estar cómodamente calientes en nuestros hogares mientras en la calle los termómetros marcan bajas temperaturas. La calefacción nos permite conseguir esta sensación de bienestar pero, un abuso excesivo, puede acabar con nuestra piel y garganta sufriendo de sequedad. Como es difícil prescindir en esta época del año de utilizar la calefacción, veamos algunos trucos caseros para rebajar la sequedad del ambiente y que, por tanto, no nos afecte tanto.
La primera opción consiste en recuperar los humidificadores de toda la vida, unos pequeños recipientes, habitualmente de cerámica, con forma alargada y que tienen un gancho que nos permite colgarlos de los radiadores. Al poner agua dentro, esta se evapora por el efecto del calor y humedecen el aire rápidamente. Además, pueden servirnos también como ambientadores para nuestro hogar: añadiendo unas gotitas de aceite aromático en el agua, tendremos un ambiente perfumado y húmedo al mismo tiempo.
Y si no disponemos de estos recipientes específicos, también nos servirá colocar otro tipo de recipiente (macetero, una olla pequeña, etc.) con un poco de agua cerca de la fuente de calor. Con el calor, el agua se evaporará consiguiendo humidificar el ambiente. Hay que tener en cuenta que, pasados unos días, veremos que en el recipiente queda un poso al evaporarse el agua (son los componentes químicos que contienen algunos sistemas de agua) y que es muy difícil de eliminar, así que mejor si no utilizamos un recipiente de valor para no estropearlo.
Sigamos con más opciones naturales para lograr combatir la sequedad del ambiente en nuestro hogar. En este caso utilizaremos las plantas de interior colocándolas cerca de las fuentes de calor. De este modo, la humedad de la tierra se condesará y se repartirá por las habitaciones, aunque es muy importante vigilar adecuadamente que las plantas no se vean afectadas por el exceso de calor. Para ello debemos comprobar que la tierra no se seca en exceso y que disponen de suficiente agua.
Para nuestro siguiente consejo, echaremos mano de la ropa húmeda recién lavada para reducir el nivel de sequedad en el aire. Para ello, una opción es poner la lavadora a última hora del día y así tender ropa en las habitaciones durante la noche. La ropa se secará rápidamente y aportará la humedad que necesitamos.
Además, otros elementos que pueden ayudarnos a evitar la sequedad son los materiales naturales como los textiles de lino o algodón o las alfombras de fibras naturales. Este tipo de materiales permiten que el aire circule mejor y lo mantienen más fresco.
Y, por último, dos opciones de cómo adaptar nuestros hábitos diarios para combatir la sequedad. Por una parte, dormir con las ventanas un poco abiertas para que se renueve el aire y, por otra, ducharnos con la puerta del baño abierta para que el vapor de agua se reparta por las distintas habitaciones.