Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorEn invierno y más en unas zonas que en otras, los vehículos están expuestos a las inclemencias del tiempo. El frío, la lluvia, la nieve, el hielo y el granizo son fenómenos que pueden afectar al buen funcionamiento del coche y, en consecuencia, a nuestra seguridad a la hora de conducir. Por ello es importante que antes de iniciar la conducción, el coche esté preparado para evitar mayores peligros en la carretera. Estas son algunas de las incidencias más habituales relacionadas con las bajas temperaturas que nos podemos encontrar a la hora de coger el vehículo.
El vaho es vapor de agua que se condensa, en el caso que estamos tratando, al entrar en contacto con los cristales fríos del coche,empañándolos. Este efecto es muy habitual durante los meses de otoño e invierno (o en verano si llevamos el aire acondicionado del vehículo fuerte) haciendo que haya una diferencia importante de temperatura entre el interior y el exterior.
Este fenómeno, además de ser molesto, puede resultar muy peligroso durante la conducción.
Para solucionarlo lo mejor es dirigir el flujo de aire caliente del ventilador hacia el parabrisas para compensar la temperatura con el exterior. Para prevenirlo también se pueden abrir un rato las ventanas traseras y así ventilar el habitáculo.
Actualmente, muchos coche con climatizador incorporan un botón específico para desempañar los cristales, una muy buena opción para una conducción más cómoda y segura.
Además del vaho en los cristales también puede darse el caso de que se forme una placa de hielo sobre el cristal. No es recomendable usar los limpiaparabrisas para intentar retirarlo, ni echar agua (fría o caliente) por encima del cristal, esto solo empeoraría la situación e, incluso, podría romper el cristal. Tampoco se recomienda recurrir a la sal, que si bien evita la congelación no tiene la propiedad de descongelar.
Lo mejor que puedes hacer es poner en marcha el motor y la calefacción hacia los cristales. También puedes ayudarte con una rasqueta de plástico (o en su defecto una tarjeta o carné de plástico) e ir quitando la escarcha. Una vez eliminado el hielo puedes utilizar los limpiaparabrisas para finalizar la limpieza.
Y algo importante: nunca hay que conducir si la capa de hielo no se ha retirado por completo, pues dificulta y distorsiona la visión.
Un problema más que podemos encontrarnos cuando hace mucho frío, aunque no es muy habitual, es que las cerraduras de las puertas estén congeladas, lo que si se tiene prisa es realmente un problema, porque utilizar la fuerza para intentar abrirlas puede dañar el mecanismo.
Para solucionarlo en el momento puedes usar alcohol o un secador de mano con aire caliente y para evitar que vuelva a ocurrir utilizar uno aerosol lubricante que puedes encontrar en tiendas especializadas.