Toni Esteve
Practicopedia
Trucos para descartar fruta y verdura que no está en buen estado
Indicadores a tener en cuenta para desechar aquellas piezas que están en mal estado
En la Unión Europea las fechas de los alimentos están reguladas por el reglamento (UE) 1169/2011 sobre la información alimentaria facilitada al consumidor. La norma general es que todos los alimentos tienen que llevar la mención “consumir preferentemente antes de” (equivalente al inglés “best before”). Sin embargo, los alimentos microbiológicamente muy perecederos y que puedan suponer un peligro para la salud humana tienen que llevar una “fecha de caducidad” (equivalente al inglés “use by”). Así mismo, hay una serie de alimentos exentos de llevar ninguna fecha, entre los que se encuentran las frutas y hortalizas frescas (también vinos, bebidas con graduación alcohólica superior al 10%, productos de panadería y bollería que se consumen en 24h, vinagre, sal, azúcar sólido, productos de confitería y chicles).
Para alimentos como la fruta y la verdura, que no llevan fecha de consumo preferente ni de caducidad, los indicadores que podemos tener en cuenta para descartar aquellas piezas que están en mal estado son la madurez, el color o el olor. Así, un color oscurecido, la presencia de insectos, presentar alteraciones por hongos o un exceso de maduración, que se visualizan a través de una fruta con aspecto blando y marchito, son las pistas que nos han de llevar a desecharla.
Cambios en el sabor
La fruta y la verdura mayoritariamente se tienen que conservar en refrigeración. Si no tenemos suficiente espacio de frío, la podemos poner en el espacio más fresco del lugar que utilicemos para almacenar alimentos y siempre fuera de la luz de sol directo. Algunas hortalizas, sin embargo, no necesitan temperatura de refrigeración y sí oscuridad, como en el caso de las patatas, las cebollas y los ajos.
Los cambios de temperatura provocan el deterioro de la fruta, su color cambia y se vuelve más oscura. También puede afectar a su sabor, llegando a estar más agria de lo normal. El truco más utilizado para evitar que se oxide la fruta (sobre todo con el calor) es utilizar el poder antioxidante de la vitamina C de los cítricos, que se pueden emplear de dos formas: añadiendo zumo de limón a la fruta cortada, y, por otro, frotándola con unos gajos de cualquier cítrico. En todo caso, comprar ya cortada la fruta no siempre es la opción más saludable puesto que la fruta cortada puede estar contaminada debido una mala manipulación, una contaminación cruzada, no respetar las medidas higiénicas establecidas a la hora de manipular alimentos o saltarse la cadena del frío.
Otra opción para evitar la oxidación de la fruta es guardarla en un recipiente cerrado de manera hermética o en una bolsa de plástico cerrada al vacío. Con cualquier de las dos formas evitamos que el aire entre en contacto con los alimentos, haciendo imposible la oxidación. Este truco también nos sirve para evitar que la verdura se estropee.
Por último, en el mercado existen desinfectantes alimentarios específicos para frutas y verduras, como el que comercializa la cadena de supermercados Mercadona (@Mercadona) y que sirve para preparar el agua en el que lavar estos alimentos gracias al hipoclorito de sodio que contiene. Su uso es muy sencillo, tan solo es necesario añadir tres tapones de producto en un litro de agua y sumergir en la solución las frutas y verduras sin pelar ni trocear durante cinco minutos. Luego solo queda aclarar con abundante agua las frutas y verduras antes de que queden listas para su consumo.