Manuela Martín
Practicopedia
Trucos para pelar huevos de codorniz con facilidad
Un poco de agua y un cuchillo es lo único que necesitaremos
Aunque su sabor es delicioso y aportan una gran cantidad de beneficios a nuestro organismo, lo cierto es que pelar huevos de codorniz puede ser toda una odisea. A continuación, vamos a tratar de explicarte algunos trucos caseros para que seas capaz de abrir este pequeño alimento sin que se ello suponga un problema.
Agua fría
Para quitar con facilidad la cáscara de los huevos cocidos de codorniz debemos seguir los siguientes pasos.
En primer lugar, coceremos los huevos. Cuando estén listos, los pasaremos por agua fría durante unos minutos hasta que se hayan enfriado lo suficiente. Esto va a permitir que la cáscara se despegue ligeramente del huevo cocido.
A continuación, golpearemos con suavidad la cáscara para romperla y comenzar a despegar la piel con suavidad.
Como verás, el truco consiste en dejarlos enfriar en agua fría. Solo de ese modo conseguirás que la piel se desprenda con facilidad y poder pelar una gran cantidad en el menor tiempo posible.
Un cuchillo
Abrir un huevo de codorniz crudo es más complicado de lo que nos imaginamos si queremos que quede intacto al abrirlo.
La cáscara suele ser bastante dura, lo que unido a la membrana interior que lo protege que suele ser más gruesa que en los de gallina, hace que su apertura sea más difícil.
Para abrirlo sin que se nos rompa el huevo hay que hacerlo con mucho cuidado. Para ello, coge el huevo con el pulgar e índice de una mano, apoyándolo en el dedo corazón. Con la otra mano, haremos una incisión en el centro del huevo con un cuchillo de punta final. Una vez hecha la raja, abriremos el huevo con los pulgares y mucho cuidado. En el caso de que lo veas complicado aún, puedes hacer más grande la abertura con la ayuda del cuchillo.
Es preferible que antes de echarlo en una sartén lo hagas en un pequeño recipiente para evitar que se rompa.
Beneficios de los huevos de codorniz
Los huevos de codorniz, además de tener un sabor delicioso, poseen multitud de propiedades, más de las que imaginas que pueden tener viendo su tamaño.
Concretamente, son ricos en proteínas y cuentan con grasas buenas. Además, destacan la presencia de vitaminas A, D, E, K y las del grupo B.
Nos ayudan a combatir el insomnio, la ansiedad y el estrés, así como a mantener una buena salud ocular y de la piel. Protegen nuestra memoria y nos ayudan a superar las migrañas entre muchos otros beneficios.