Verónica Mollejo
Practicopedia
Virus de la inmunodeficiencia felina: ¿en qué consiste el sida de los gatos?
A día de hoy, no existe un tratamiento que produzca una remisión de la infección ya establecida
Todo el mundo conoce de sobra el Virus de Inmunodeficiencia Humana, más conocido como VIH, una enfermedad que ataca el sistema inmunitario de la persona infectada, más concretamente los linfocitos CD4, que son un tipo de células que se encargan de la fabricación de anticuerpos para combatir las infecciones causadas por agentes externos. Sin embargo, ¿sabías que este retrovirus también puede hacer mucho daño a los gatos?
El virus de inmunodeficiencia felina (FIV), al igual que la cepa que afecta al ser humano, perjudica la salud "del sistema inmunológico (glóbulos blancos o leucocitos), destruyéndolo o dañándolo. Esto causa un deterioro gradual de la función inmunológica del gato. [...] Así los gatos infectados por FIV presentan un alto riesgo de enfermedad y de infecciones por otros virus, bacterias y parásitos, como Toxoplasma gondii o hemoplasmas (parásitos sanguíneos que causan anemia)", explica la Asociación de Veterinarios Españoles Especialistas en Pequeños Animales (AVEPA @AVEPA_vet). ¿Qué otros aspectos debes tener en cuenta?
Más común en gatos callejeros
Tal y como expone también este organismo, la prevalencia de dicha enfermedad es bastante elevada, pues se cree que un 14% de la población total de gatos en todo el mundo ya está infectada. Eso sí, estas cifras varían según la zona o el origen del animal. Es decir, los expertos alertan que los gatos caseros tienen muchas menos probabilidades de padecer FIV, en comparación con los gatos callejeros o de campo. Por eso, si recoges algún ejemplar de la calle, es mejor que le realices las pruebas oportunas.
En cuanto al medio de transmisión, suele ocurrir a través de mordiscos o heridas consecuencia de una pelea, el acicalamiento o el hecho de compartir bebedero o comedero, siendo la saliva el principal foco del virus. En cambio, la transmisión sexual no parece formar parte de la ecuación.
Síntomas y tratamiento
Uno de los problemas del virus de inmunodeficiencia felina es que los síntomas pueden tardar mucho tiempo en aparecer. "Cualquier gato puede ser infectado a cualquier edad pero, a menudo, pasa bastante tiempo entre la infección y el desarrollo de los síntomas y por eso la aparición de la enfermedad es más común en gatos adultos y mayores", alertan desde AVEPA.
Así, la primera etapa de la enfermedad suele ser asintomática. No obstante, a medida que el virus coge fuerza, tu mascota puede experimentar una pérdida de peso, apatía, diarrea u otras afecciones como la conjuntivitis o la gingivitis.
Lamentablemente, a día de hoy no existe un tratamiento que pueda erradicar la infección ya establecida. Por lo tanto, el objetivo de la terapia es mejorar la calidad de vida del gato mediante el consumo de medicamentos antivirales. A esto se suma un estilo de vida saludable, una desparasitación completa regular, seguir los protocolos de vacunación o evitar que el animal coma alimentos crudos o se escape hacia el exterior, pues aumentaría el riesgo de otras infecciones.