N. Abril
Practicopedia
Zapatos rígidos, con olor, ruidosos o tacones con roces: 8 soluciones para 8 problemas
“Estos zapatos me están matando”. Todos hemos pasado alguna vez por esta experiencia. Tampoco hemos escapado de unos tacones estropeados, un zapato rígido o mojado. Si en su momento no has tenido respuesta a estos problemas hoy te damos algunos remedios caseros y sencillos para que tus zapatos estén perfectos.
Tacones como nuevos
Para proteger la parte exterior de los tacones de roces no hay nada como cubrirlos con esmalte de uñas transparente.
Zapatos flexibles
¿Tienes unos zapatos demasiado rígidos? Recupera su flexibilidad pasando un algodón empapado en vinagre y después remata con glicerina. Una vez extendida esta mezcla, déjala secar y abrillanta. Flexibles y como nuevos.
Zapatos sin dolor
Antes de que los zapatos adopten la forma de los pies nos suelen apretar o hacer daño. Puedes evitarlo si los untas con crema de manos y espolvoreas en el interior polvos de talco. También puedes probar con un chorro de alcohol en el interior de cada zapato.
Zapatos silenciosos
Esos tacones golpeando el suelo en ocasiones puede ser molesto. Te proponemos un silenciador muy casero: úntalos con aceite de linaza hirviendo con la ayuda de un pincel.
Zapatos que se agarran
Otro mal común son los resbalones con los zapatos recién estrenados porque la suela no está desgastada. La solución es frotar las suelas con media patata.
Zapatos mojados
Si se te han mojado los zapatos trata de secarlos lo antes posible con un paño. Después límpialos y aplica una capa protectora de aceite de ricino. También, es conveniente rellenarlos con papeles de periódico, que absorberán la humedad y evitarán que se deformen. Y por último, déjalos secar puestos de lado.
Zapatos que destiñen
Para evitar que los zapatos destiñan puedes untar la parte interior con una crema incolora. Luego espera a que seque antes de ponértelos de nuevo.
Zapatos con olor
Uno de los problemas más habituales suele ser que el zapato coja olor. La solución pasa por espolvorear el interior con bicarbonato o dejar un buen trozo de carbón vegetal en su interior.