
Estos alimentos elevan el riesgo de incontinencia urinaria en mujeres de mediana edad
Los procesados y comida rápida aumentan el riesgo de experimentar síntomas del trastorno

"La fisioterapia puede ayudar a tratar las pérdidas de orina en la menopausia"
Los trastornos del suelo pélvico en las mujeres incluyen afecciones que comprometen la incontinencia urinaria y fecal y los mecanismos de almacenamiento. La incontinencia urinaria por sí sola afecta al 25%‒45% de las mujeres en todo el mundo, como se detalla en varios estudios, como el publicado en 'Journal of Epidemiology and Community Health’.
La vergüenza y la falta de conocimiento pueden llevar a que no se informen los síntomas de los trastornos del suelo pélvico. En general, estos afectan negativamente la calidad de vida de las mujeres de todas las edades y causan una carga notable al sistema de atención médica.
La privación de estrógenos durante la menopausia, el envejecimiento natural, la historia reproductiva y los factores que aumentan la presión intraabdominal pueden conducir a una falla estructural y funcional en el suelo pélvico, como se destaca en ‘Climiateric’. Además, las opciones de estilo de vida como la calidad de la nutrición y la conducta alimentaria pueden tener un efecto significativo en los mecanismos de los trastornos del suelo pélvico. Algunos macro y micronutrientes, como las proteínas, la vitamina D, y los ácidos grasos omega-3, son importantes para el funcionamiento adecuado de los músculos esqueléticos. Los trastornos alimentarios pueden resultar en una falta de estos importantes nutrientes; por lo tanto, puede debilitar los músculos esqueléticos, incluidos los del suelo pélvico.
El papel de la conducta alimentaria
Ahora, una nueva investigación de la Universidad de Jyväskylä (Finlandia), publicada en 'Women´s Health', reconoce que la conducta alimentaria está asociada con síntomas de trastornos del suelo pélvico en mujeres de mediana edad. Por ejemplo, un mayor consumo de alimentos preparados altamente procesados y comida rápida aumentó el riesgo de sufrir síntomas de incontinencia urinaria de esfuerzo y de urgencia. Un mayor consumo de frutas y una dieta general de mayor calidad redujeron el riesgo de la misma.

"La conducta alimentaria ha sido mínimamente estudiada como un posible factor de riesgo para los trastornos del suelo pélvico", ha afirmado la investigadora Mari Kuutti de la Facultad de Ciencias del Deporte y la Salud de la Universidad de Jyväskylä, en un comunicado. Y ha insistido: "Estudiamos cómo los trastornos alimentarios pueden afectar a la aparición de los síntomas". Estos ncluyen comer en exceso, comer de forma restrictiva y alternar entre ambos comportamientos.
"Descubrimos que las mujeres que informaron tener trastornos alimentarios tenían más probabilidades de experimentar síntomas de trastornos del suelo pélvico que las mujeres que tenían una alimentación normal", ha aseverado Kuutti. Los trastornos estudiados fueron incontinencia urinaria de esfuerzo, incontinencia urinaria de urgencia, incontinencia fecal y estreñimiento y dificultades para defecar.
Los trastornos del suelo pélvico son comunes
Más de la mitad de los participantes del estudio tenían síntomas de trastornos del suelo pélvico. La incontinencia urinaria de esfuerzo fue la más frecuente. El estudio reveló que la conducta alimentaria y el consumo de algunos alimentos estaban asociados con la aparición de síntomas de trastornos del suelo pélvico. "Estudiamos las posibles asociaciones negativas y positivas de los alimentos finlandeses comunes con los síntomas de los trastornos del suelo pélvico", ha aseverado Kuutti.
Como medida preventiva, se debe evaluar el comportamiento alimentario de las mujeres con riesgo de presentar estos síntomas y brindarles orientación hacia patrones de alimentación saludables.
La investigación forma parte del estudio ERMA, en el que participaron más de 1.000 mujeres de entre 47 y 55 años de la región de Jyväskylä. Las participantes informaron sobre su comportamiento alimentario, así como sobre factores demográficos (edad, índice de masa corporal, educación, carga de trabajo físico y actividad física) y factores ginecológicos (gestaciones, paridad, estado menopáusico e histerectomía) mediante cuestionarios.