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La contaminación lumínica excesiva puede elevar el riesgo de alzhéimer en personas jóvenes

Patricia Matey

Foto: Bigstock

Sábado 7 de septiembre de 2024

6 minutos

La luz exterior en la noche podría aumentar la enfermedad en menores de 65 años

La contaminación lumínica excesiva puede elevar el riesgo de alzhéimer en personas jóvenes
Patricia Matey

Foto: Bigstock

Sábado 7 de septiembre de 2024

6 minutos

A lo largo de la mayor parte de la historia de la humanidad, el fuego se utilizó como fuente de luz (por ejemplo, madera, sebo, cera, o petróleo), la iluminación de gas surgió a finales del siglo XVIII y la eléctrica se desarrolló a mediados del siglo XIX y a principios del siglo XX, la mayoría de los hogares en los Estados Unidos tenían electricidad.

Hoy en día las luces artificiales iluminan de manera ubicua nuestros espacios interiores y exteriores. Para exteriores brindan seguridad conveniencia y estética (por ejemplo, disuadir el crimen, iluminar las carreteras, resaltar el paisaje), pero el exceso de luz artificial durante la noche se denomina contaminación lumínica (por ejemplo, mal protegido, demasiado brillante). Hoy en día, la mayoría de las personas que viven en zonas urbanas y suburbanas no pueden ver luz celeste natural debido a la contaminación lumínica y hasta el 80% de la población mundial experimentar contaminación lumínica. Aunque la mayoría considera que la luz artificial nocturna es inofensiva o incluso beneficiosa (por ejemplo, seguridad), la contaminación lumínica tiene efectos perjudiciales ecológicos, conductuales, biológicos, y consecuencias para la salud, como documenta un estudio de ‘Molecular Psychiatric’

La exposición a la luz artificial exterior durante la noche se asocia con numerosas condiciones perjudiciales para la salud. Efectos que incluyen alteración del sueño, obesidad, depresión, ansiedad, disfunción de la memoria, aterosclerosis y cáncer, tal y como recuerda otro trabajo, pero se sabe poco sobre el impacto de la contaminación lumínica en la enfermedad de Alzheimer (EA). La EA es la más común de los trastornos neurodegenerativos y representa del 60% al 80% de los casos de demencia.y se estima que el 10,8% de los adultos mayores de 65 años la padecen. Su incidencia y prevalencia han aumentado en las últimas décadas lo que es paralelo al aumento de la contaminación lumínica.

Consecuencias 

En algunos lugares del mundo, las luces nunca se apagan. Las farolas, el alumbrado público y los carteles luminosos pueden disuadir el delito, hacer que las carreteras sean más seguras y mejorar el paisaje. Sin embargo, la luz ininterrumpida tiene consecuencias ecológicas, conductuales y sanitarias.

En EEUU, algunos estados cuentan con leyes para reducir la contaminación lumínica; sin embargo, los niveles de luz nocturna siguen siendo altos en muchas partes del país. Ahora, los investigadores del Rush University Medical Center del Hospital de Chicago han estudiado las correlaciones entre la contaminación lumínica nocturna exterior y la enfermedad de Alzheimer (EA).

"Hemos demostrado que en EEUU existe una asociación positiva entre la prevalencia del alzhéimer y la exposición a la luz durante la noche, en particular en personas menores de 65 años", ha afirmado la primera autora del estudio recogido en Frontiers in Neuroscience, la Dra. Robin Voigt-Zuwala, profesora adjunta del Rush University Medical Center. "La contaminación lumínica nocturna, un factor ambiental modificable, puede ser un factor de riesgo importante para la enfermedad".

 

robin voigt zuwala 2022

Dra. Robin Voigt-Zuwala

 

Los investigadores estudiaron mapas de contaminación lumínica de los 48 estados de Estados Unidos e incorporaron datos médicos sobre variables que se sabe o se cree que son factores de riesgo para el alzhéimer en su análisis. Generaron datos de intensidad nocturna para cada estado y los dividieron en cinco grupos, desde la intensidad de luz nocturna más baja hasta la más alta.

Los resultados mostraron que, en el caso de las personas de 65 años o más, la prevalencia de la enfermedad se correlacionaba más estrechamente con la contaminación lumínica nocturna que con otros factores patológicos, como el abuso de alcohol, la enfermedad renal crónica, la depresión y la obesidad. Otros factores de riesgo, como la diabetes, la hipertensión arterial y los accidentes cerebrovasculares, se asociaban más estrechamente con la patología que con la contaminación lumínica.

En menores de 65 

Sin embargo, en el caso de las personas menores de 65 años, los investigadores descubrieron que una mayor intensidad de la luz nocturna se asociaba con una mayor prevalencia de alzhéimer que cualquier otro factor de riesgo examinado en el estudio. Esto podría indicar que las jóvenes pueden ser especialmente sensibles a los efectos de la exposición a la luz durante la noche, dijeron los investigadores.

No está claro por qué las más jóvenes podrían ser más vulnerables, pero podría deberse a diferencias individuales en la sensibilidad a la luz. "Ciertos genotipos, que influyen en la aparición temprana de patología, afectan la respuesta a los factores de estrés biológicos, lo que podría explicar una mayor vulnerabilidad a los efectos de la exposición a la luz nocturna", ha explicado Voigt-Zuwala. “Además, es más probable que las personas más jóvenes vivan en áreas urbanas y tengan estilos de vida que pueden aumentar la exposición a la luz durante la noche”, ha documentado. 

Medidas preventivas

Los investigadores esperan que sus hallazgos puedan ayudar a educar a las personas sobre los posibles riesgos de la luz durante la noche. "El conocimiento de la asociación debería empoderar a las personas, en particular a aquellas con factores de riesgo de EA, para que realicen cambios sencillos en su estilo de vida. Algunos cambios fáciles de implementar incluyen el uso de cortinas opacas o dormir con antifaces. Esto es útil especialmente para quienes viven en áreas con alta contaminación lumínica", ha apostillado el investigador. 

Además, la exposición a la luz dentro del hogar podría ser tan importante como la exposición a la luz del exterior. Si bien los investigadores no examinaron los efectos de la luz interior en el presente estudio, afirmaron que la luz azul tiene el mayor impacto en el sueño y que el uso de filtros de luz azul, el cambio a una luz cálida y la instalación de reguladores de intensidad en el hogar podrían reducir eficazmente la exposición a la luz.

Los investigadores han señalado que sus resultados se basan en un subconjunto de la población estadounidense y que es posible que las personas no vivan en áreas con alta contaminación lumínica toda su vida, por lo que ambos factores podrían afectar los resultados individuales. También han recordado que se necesitan más investigaciones para comprender mejor cómo la luz nocturna influye en la enfermedad de Alzheimer.

Sobre el autor:

Patricia Matey

Patricia Matey

Licenciada en Ciencias de la Información (Universidad Complutense de Madrid. 1986-1991), es periodista especializada en información de salud, medicina y biociencia desde hace 33 años. Durante todo este tiempo ha desarrollado su profesión primero en el suplemento SALUD de EL MUNDO (22 años), luego como coordinadora de los portales digitales Psiquiatría Infantil y Sexualidad en el mismo diario. Ha colaborado en distintos medios como El País, La Joya. la revista LVR, Muy Interesante, Cambio 16, Indagando TV o El Confidencial. En este último ejerció de jefa de sección de Alimente durante cuatro años. Su trayectoria ha sido reconocida con los premios de periodismo de la Sociedad Española de Oncología Médica, premio Boehringer-Ingelheim, premio de la Asociación Española de Derecho Farmacéutico, premio Salud de la Mujer, premio de Comunicación del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid o Premio de Periodismo de Pfizer. Actualmente es la responsable de la sección Cuídate+ sobre longevidad saludable de 65YMÁS.

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