La Dra. Tan-Shalaby es médica en el Departamento de Medicina, Sección de Hematología y Oncología del VA Pittsburgh Healthcare System y profesora clínica adjunta en la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh, (ambas en Pensilvania), en un artículo de opinión publicado en ‘Federal Practitionenr’, destaca: "Ya en el año 500 a. C. , el ayuno se utilizaba como un tratamiento eficaz para muchas dolencias médicas. El ayuno continuó hasta los tiempos modernos y, en 1910, Guelpa y Marie propusieron el ayuno como tratamiento antiepiléptico. En 1921, Woodyatt observó que la inanición o el uso de dietas ricas en grasas y bajas en carbohidratos en personas sin comorbilidades médicas significativas producían acetona y β-hidroxibutirato, dos fuentes de energía producidas por el hígado en ausencia de glucosa".
Se pensaba, insiste, que una dieta baja en carbohidratos y alta en grasas era una alternativa al ayuno o la inanición, ya que tenía muchos de los mismos efectos deseados mientras seguía nutriendo las células sanas. El término dieta cetogénica (DC) fue acuñado más tarde por Wilder y Peterman, quienes formularon la relación grasa-carbohidratos que todavía se utiliza hoy en día. Normalmente contiene un 75% de grasas, un 20% de proteínas y solo un 5% de carbohidratos. Ambos investigadores informaron que esta dieta mejoró la capacidad mental y cognitiva de sus pacientes, tal y como apuntan en su ensayo publicado en ‘Epilepsia’
También empezó a surgir el uso de la dieta Keto como coadyuvante en la terapia contra el cáncer. En 1922, Braunstein observó que la glucosa desaparecía de la orina de los pacientes con diabetes después de que se les diagnosticara cáncer, lo que sugiere que la glucosa se dirige a las zonas cancerosas, donde se consume a un ritmo mayor del normal.
El resurgimiento
A mediados del siglo XX, el uso de la dieta cetogénica en el tratamiento de la epilepsia y en la investigación del cáncer había disminuido. Sin embargo, a mediados y fines de la década de 1990, con la creación de la Fundación Charlie, la dieta lentamente comenzó a recuperar el reconocimiento. Se publicaron los resultados de muchos estudios in vitro y en animales, y también comenzaron a acumularse datos humanos.
Ahora científicos de la Universidad de California en San Francisco (UCFS) han descubierto una forma de eliminar el cáncer de páncreas en ratones al someterlos a una dieta rica en grasas, o cetogénica, y administrarles terapia contra el cáncer.
El tratamiento contra el cáncer bloquea el metabolismo de las grasas, que es la única fuente de combustible de la enfermedad mientras los ratones permanezcan con la dieta cetogénica, y los tumores dejan de crecer. El equipo hizo el descubrimiento, cuyo trabajo aparece publicado en ‘Nature’, mientras intentaban descubrir cómo el cuerpo logra subsistir con grasa mientras ayuna.
"Nuestros hallazgos nos llevaron directamente a la biología de uno de los cánceres más mortales, el cáncer de páncreas", ha documentado Davide Ruggero, profesor titular de la Cátedra Goldberg-Benioff y de investigación de la Sociedad Estadounidense del Cáncer en los Departamentos de Urología y Farmacología Molecular Celular de la UCSF y autor principal del artículo.
Por primera vez
El equipo de Ruggero descubrió por primera vez cómo una proteína conocida como factor de iniciación de la traducción eucariota (eIF4E) modifica el metabolismo del cuerpo para que pase al consumo de grasas durante el ayuno. El mismo cambio también ocurre, gracias a eIF4E, cuando un animal sigue una dieta cetogénica.
Descubrieron que un nuevo fármaco contra el cáncer llamado eFT508, actualmente en ensayos clínicos, bloquea el eIF4E y la vía cetogénica, impidiendo que el cuerpo metabolice la grasa. Cuando los científicos combinaron el fármaco con una dieta cetogénica en un modelo animal de cáncer de páncreas, las células cancerosas murieron de hambre.
"Nuestros hallazgos abren un punto de vulnerabilidad que podemos tratar con un inhibidor clínico que ya sabemos que es seguro en humanos. Ahora tenemos evidencia sólida de una manera en la que la dieta podría usarse junto con terapias preexistentes contra el cáncer para eliminar con precisión un cáncer", ha insistido Ruggero.
Los humanos pueden sobrevivir durante semanas sin comida, en parte porque el cuerpo quema la grasa almacenada. Durante el ayuno, el hígado convierte las grasas en cuerpos cetónicos para utilizarlos en lugar de la glucosa, la fuente normal de energía del organismo. El equipo de Ruggero descubrió que el eIF4E en el hígado se volvió más activo, incluso cuando el órgano detuvo su otra actividad metabólica, lo que sugiere que este factor estaba involucrado en la producción de cuerpos cetónicos, un proceso llamado cetogénesis.
"El ayuno ha formado parte de diversas prácticas culturales y religiosas durante siglos, y a menudo se ha creído que favorece la salud", ha documentado el Dr. Haojun Yang, investigador postdoctoral en el laboratorio de Ruggero y coautor del estudio. "Nuestro hallazgo de que el ayuno remodela la expresión genética ofrece una posible explicación biológica de estos beneficios", ha apostillado.
Al rastrear cómo cambiaban las diferentes vías metabólicas durante el ayuno, los científicos descubrieron que eIF4E se activaba por la presencia de ácidos grasos libres, que son liberados por las células grasas al comienzo del ayuno, por lo que el cuerpo tiene algo para consumir. "El metabolito que el cuerpo utiliza para generar energía también se utiliza como molécula señal durante el ayuno", ha declarado Ruggero. "Para un bioquímico, ver un metabolito actuar como una señal es lo más interesante".
Estos mismos cambios en el hígado (producción de cuerpos cetónicos a partir de la quema de grasa, junto con un aumento en la actividad de eIF4E) también ocurrieron cuando a los animales de laboratorio se les dio una dieta cetogénica que consistía principalmente en grasa. "Fue entonces cuando se me encendió la bombilla, Una vez que pudimos ver cómo funciona el camino, vimos la oportunidad de intervenir", ha insistido el investigador.
El talón de Aquiles del cáncer de páncreas
Los científicos primero trataron el cáncer de páncreas con un fármaco llamado eFT508 que desactiva el eIF4E, con la intención de bloquear el crecimiento del tumor. Sin embargo, los tumores pancreáticos continuaron creciendo, sostenidos por otras fuentes de energía como la glucosa y los carbohidratos.
Sabiendo que el cáncer de páncreas puede proliferar con la grasa y que el eIF4E es más activo durante la quema de grasa, los científicos primero sometieron a los animales a una dieta cetogénica, obligando a los tumores a consumir solo grasas, y luego los sometieron a un medicamento contra el cáncer. En este contexto, el medicamento suprimió el único sustento de las células cancerosas y los tumores se redujeron de tamaño.
Ruggero, junto con el Dr. Kevan Shokat, profesor de farmacología celular y molecular de la UCSF, desarrolló eFT508 en la década de 2010 y mostró resultados prometedores en ensayos clínicos. Pero ahora hay una forma mucho más eficaz de utilizarlo.
"El campo ha tenido dificultades para vincular firmemente la dieta con el cáncer y sus tratamientos", dijo Ruggero. "Pero para realmente conectar estas cosas de manera productiva, es necesario conocer el mecanismo".Se necesitarán diferentes combinaciones de dieta y medicamentos para tratar más formas de cáncer.
"Esperamos que la mayoría de los cánceres tengan otras vulnerabilidades Ruggero. Esta es la base para una nueva forma de tratar el cáncer con dieta y terapias personalizadas", ha afirmado el investigador.
Sobre el autor:
Patricia Matey
Licenciada en Ciencias de la Información (Universidad Complutense de Madrid. 1986-1991), es periodista especializada en información de salud, medicina y biociencia desde hace 33 años. Durante todo este tiempo ha desarrollado su profesión primero en el suplemento SALUD de EL MUNDO (22 años), luego como coordinadora de los portales digitales Psiquiatría Infantil y Sexualidad en el mismo diario. Ha colaborado en distintos medios como El País, La Joya. la revista LVR, Muy Interesante, Cambio 16, Indagando TV o El Confidencial. En este último ejerció de jefa de sección de Alimente durante cuatro años. Su trayectoria ha sido reconocida con los premios de periodismo de la Sociedad Española de Oncología Médica, premio Boehringer-Ingelheim, premio de la Asociación Española de Derecho Farmacéutico, premio Salud de la Mujer, premio de Comunicación del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid o Premio de Periodismo de Pfizer. Actualmente es la responsable de la sección Cuídate+ sobre longevidad saludable de 65YMÁS.