
El efecto inesperado de dormir mal
Las 'malas noches' pueden aumentar la susceptibilidad a las creencias conspirativas

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La mala calidad del sueño puede provocar irritabilidad y afectar a nuestra función cognitiva. La ciencia ha demostrado incluso que una sola noche 'en vela' repercute negativamente en nuestro bienestar emocional y físico. Este deterioro de la función psicológica también puede hacer más atractivas las teorías conspirativas, que intentan explicar las causas últimas de los acontecimientos políticos y sociales mediante afirmaciones de conspiraciones secretas de dos o más actores colaboradores. Las teorías conspirativas son trascendentales porque afectan el buen funcionamiento de la sociedad.
Por ejemplo, aumentan el escepticismo sobre el cambio climático, como se demuestra en un ensayo de 'Current Opinion in Psycology', la desconfianza ciudadana e, incluso, aumentan los incidentes de extremismo violento.
Dadas las consecuencias negativas que conllevan las teorías conspirativas, un creciente número de investigaciones ha comenzado a delinear los predictores focales de las teorías conspirativas. Hallazgos recientes han demostrado que los principales son la ansiedad, la ira, la paranoia y la depresión, tal y como se describe en 'Political Psychology'.
Además, la investigación también ha destacado que una buena calidad de sueño puede servir como un factor de protección psicológica contra sentimientos de ansiedad, ira, paranoia y depresión. En otras palabras, cuanto peor sea la calidad de sueño, mayor será la probabilidad de reportar estos sentimientos.
Nuevas evidencias
Para conectar estas distintas áreas de investigación, psicológos de la Universidad de Nottingham (Reino Unido) realizaron dos estudios. El primero exploró si un sueño de mala calidad aumentaría las creencias conspirativas después de la exposición a la conspiración. En el segundo se analizó si un menor bienestar (ansiedad, ira, depresión y paranoia) podría explicar la relación entre una peor calidad de sueño y un aumento de las creencias conspirativas.
Por tanto, los autores examinaron el vínculo entre la calidad del sueño y las creencias conspirativas en dos estudios en los que participaron más de 1.000 participantes. Sus hallazgos, publicados en el 'Journal of Health Psychology', indican que las personas con peor calidad de sueño durante el último mes tenían más probabilidades de respaldar teorías conspirativas, en particular después de la exposición a contenido conspirativo.
Teorías conspiratorias
Las teorías conspirativas sostienen que grupos poderosos y secretos actúan en su propio interés, en detrimento de la sociedad. Estas creencias pueden tener consecuencias graves, como el aumento de la reticencia a las vacunas, el escepticismo sobre el cambio climático y la desconfianza política., En su primer estudio, 540 participantes completaron una evaluación estandarizada de la calidad del sueño antes de leer un artículo sobre el incendio de la catedral de Notre Dame en París. Algunos fueron expuestos a una narrativa conspirativa que sugería un encubrimiento deliberado, mientras que otros leyeron un relato veraz que atribuía el incendio a un accidente. Los investigadores descubrieron que aquellos con peor calidad de sueño eran más propensos a creer la versión conspirativa de los hechos.

Un segundo estudio con 575 participantes amplió estos hallazgos al investigar los mecanismos psicológicos subyacentes que explican el vínculo entre la mala calidad del sueño y las creencias conspirativas. Los resultados mostraron que tanto ésta como el insomnio estaban positivamente vinculados con la aceptación de teorías conspirativas, y la depresión emergió como un mecanismo. La ira y la paranoia también desempeñaron un papel, pero sus efectos fueron menos consistentes.
El Dr. Daniel Jolley, profesor adjunto de Psicología Social que ha dirigido la investigación, ha confirmado en un comunicado: "El sueño es crucial para la salud mental y el funcionamiento cognitivo. Se ha demostrado que la falta del mismo aumenta el riesgo de depresión, ansiedad y paranoia, factores que también contribuyen a las creencias conspirativas. Nuestra investigación sugiere que mejorar su calidad podría servir como factor protector contra la propagación del pensamiento conspirativo".
Estos hallazgos resaltan el potencial de las intervenciones centradas en el sueño para mitigar la susceptibilidad a las teorías conspirativas. Al abordar la calidad del mismo, las personas pueden estar mejor preparadas para evaluar críticamente la información y resistirse a las narrativas engañosas.