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Esta es la factura que pagarás a los 40, si a los 20 tienes malos hábitos

Úrsula Segoviano

Foto: Bigstock

Viernes 5 de julio de 2024

ACTUALIZADO : Viernes 12 de julio de 2024 a las 22:24 H

5 minutos

Un estudio constata que fumar o el estrés de joven cuausa pérdida cognitiva en la mediana edad

Esta es la factura que pagarás a los 40, si a los 20 tienes malos hábitos
Úrsula Segoviano

Foto: Bigstock

Viernes 5 de julio de 2024

5 minutos

Lo que hagas de jóven lo pagas en la edad adulta. Si con 20 años fumas, no haces ejercicio o tienes obesidad a los 50 puedes sufrir una disminución de tus capacidades cognitivas

Esto es lo que se desprende de un nuevo estudio, publicado en ‘Neurology’, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de California en San Francisco (UCFS).

Al parecer, los adultos jóvenes que tienen niveles más altos de inflamación, asociada con sobrepeso, inactividad física, enfermedades crónicas, estrés y tabaquismo, pueden experimentar una función cognitiva reducida en la mediana edad.

La inflamación

Los investigadores habían vinculado previamente una mayor inflamación en los adultos mayores con la demencia, pero este es uno de los primeros estudios que conecta la inflamación en la adultez temprana con menores capacidades cognitivas en la mediana edad.

"Sabemos, gracias a estudios a largo plazo, que los cambios cerebrales que conducen a la enfermedad de Alzheimer y otras demencias pueden tardar décadas en desarrollarse", ha afirmado en un comunicado la primera autora, la Dra. Amber Bahorik, del Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de la UCSF y del Instituto Weill de Neurociencias. "Queríamos ver si los hábitos de salud y estilo de vida en la adultez temprana pueden influir en las habilidades cognitivas en la mediana edad, lo que a su vez puede influir en la probabilidad de demencia en etapas posteriores de la vida".

En su estudio los investigadores descubrieron que solo el 10% de aquellos con baja inflamación obtuvieron malos resultados en pruebas de velocidad de procesamiento y memoria, en comparación con el 21% y el 19%, respectivamente, de aquellos con niveles moderados o altos de inflamación.

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Cuando los investigadores ajustaron otros factores como la edad, la actividad física y el colesterol total, las disparidades se mantuvieron en la velocidad de procesamiento; y los investigadores también encontraron diferencias en el funcionamiento ejecutivo, que incluye la memoria de trabajo, la resolución de problemas y el control de los impulsos.

El estudio siguió a 2.364 adultos en el estudio CARDIA, que tiene como objetivo identificar los factores en la adultez temprana que conducen a enfermedades cardiovasculares dos o tres décadas después.

Pruebas cognitivas 

Los participantes tenían entre 18 y 30 años cuando ingresaron al estudio y se les realizaron cuatro pruebas de detección del marcador inflamatorio proteína C reactiva (PCR) en un período de 18 años. Realizaron las pruebas cognitivas cinco años después de su última medición de PCR (reacción en cadena de la polimerasa),  momento en el que la mayoría de los participantes tenían entre cuarenta y cincuenta años.

Aproximadamente la mitad de los participantes eran mujeres, un poco menos de la mitad eran negros y el resto eran blancos. Alrededor del 45% tenía una inflamación estable más baja, mientras que el 16% poseía una inflamación moderada o creciente y el 39% tenía niveles más altos.

Los investigadores también vincularon niveles más altos de inflamación con la inactividad física, un IMC más alto y el tabaquismo actual.

"La inflamación desempeña un papel importante en el envejecimiento cognitivo y puede comenzar en la edad adulta temprana", ha insistido coautora,  la Dra. Kristine Yaffe, profesora de psiquiatría y ciencias del comportamiento, neurología, epidemiología y bioestadística en la UCSF. "Es probable que la inflamación tenga un efecto directo e indirecto sobre la cognición", ha apostillado.

La investigadora es miembro del primer equipo de expertos que determinó que el 30% del riesgo de demencia es prevenible. Su investigación reciente ha analizado la asociación entre la falta de sueño y una menor capacidad cognitiva en la mediana edad, y los efectos de los cambios personalizados en la salud y el estilo de vida en la prevención de la pérdida de memoria en adultos mayores con mayor riesgo.

"Afortunadamente, hay formas de reducir la inflamación (como aumentar la actividad física y dejar de fumar) que podrían ser caminos prometedores para la prevención", ha insistido 

Sobre el autor:

Úrsula Segoviano

Redactora especializada en temas de salud y dependencia. 

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