Es el trastorno más común del ya conocido eje intestino-cerebro. Hablamos del Síndrome del Intestino Irritable (SII) que tiene, ni más ni menos, que una prevalencia global del 4%.
Los síntomas gastrointestinales (GI) se observan en el 40% de la población general. La mayoría de los pacientes experimentan síntomas GI agravados después de la ingesta de alimentos, como documenta un estudio de 'Gastroenterology and Hepatology'.
El tratamiento establecido del SII es la modificación de la dieta con las pautas del Instituto Nacional para la Excelencia en la Salud y la Atención (NICE, Reino Unido) y un bajo contenido de oligo-, di- y monosacáridos y polioles fermentables: dieta FODMAP, que se basa la reducción de lactosa, fructosa más que de glucosa, fructanos, galactooligosacáridos y polioles.
Los carbohidratos fermentables conducen a un mayor contenido de agua en el intestino delgado y producción de gas colónico, lo que causa distensión abdominal y hábitos intestinales alterados, destaca un ensayo de 'Gut'. Dado que el SII se asocia con hipersensibilidad visceral, la distensión abdominal en estos pacientes puede provocar síntomas como hinchazón y dolor abdominal.
No les sirve a todos
Sin embargo, algunos pacientes se quejan de lo complicado que es seguir la dieta, además de que la reducción de varios alimentos puede provocar desnutrición a largo plazo. A esto se le añade que entre el 25% y el 50 % de los afectados aún experimentan síntomas con una dieta baja en FODMAP, como refleja otra investigación.
Es por ello que la llegada de un nuevo estudio de la Universidad de Lund (Suecia) trae buenas noticias para los afectados. Al parecer, los síntomas de los pacientes con síndrome del intestino irritable mejoraron tanto al consumir menos azúcar y almidón, como en el caso de los que siguieron la dieta FODMAP. Los resultados también constatan que la pérdida de peso es mayor y los antojos de azúcar se reducen entre los que siguen la dieta disminuida en almidón y azúcar.
Bodil Ohlsson es profesora de la Universidad de Lund (Suecia) y consultora del Hospital Universitario de Skåne, además de la autora principal del trabajo.
Bodil Ohlsson
En declaraciones a este diario, la investigadora documenta: "Sí, a menudo escuchamos a los pacientes quejarse de lo difícil que es seguir la dieta FODMAP y de que ésta tiene implicaciones en su vida social, haciendo más difícil comer junto con familiares y amigos, lo que no sucede con nuestra propuesta"
Y recuerda: "El origen de iniciar estos ensayos obedece a un genetista que encontró una asociación entre variantes de genes que codifican la enzima sacarasa-isomaltasa (SI) y el síndrome del intestino irritable. Por lo tanto, la hipótesis era que la deficiencia de enzimas que degradan el azúcar y el almidón podría explicar la fisiopatología de la enfermedad La sobrecarga de sacarosa y almidón no digeridos en el intestino conduce a un mayor contenido de agua en el lumen y a más gases debido a la fermentación de carbohidratos por parte de las bacterias. Por ello hay hinchazón y distensión abdominal y dolor, y hábitos intestinales alterados".
Ya hace unos años dirigió un estudio en el que participaron 105 personas con SII. Durante cuatro semanas, comieron significativamente menos azúcar y almidón, lo que se conoce como dieta reducida en almidón y sacarosa (SSRD). Además de los dulces, también debían evitar los alimentos altamente procesados. Es decir, las comidas preparadas. Los resultados mostraron que la dieta SSRD redujo en gran medida los síntomas del SII: dolor y opresión recurrentes en el abdomen, y diarrea y/o estreñimiento.
Los nuevos hallazgos
El trabajo actual, publicado en la revista científica 'Nutrients', se cuestiona una pregunta que ninguna otra investigación había abordado anteriormente: ¿Cómo se compara la SSRD con la recomendación dietética actual para el SII, la dieta FODMAP?
"En 2022, lanzamos este estudio para comparar la dieta SSRD y la dieta Low FODMAP. Se incluyeron 155 pacientes con el diagnóstico de la enfermedad y se los asignó aleatoriamente a seguir la dieta SSRD o la dieta Low FODMAP durante cuatro semanas. No se les permitió haber estado a dieta al comienzo del ensayo, sino que comieron de todo'', afirma. Los participantes de ambos grupos tuvieron que seguir los principios básicos de cada dieta.
Pero ellos mismos eligieron la frecuencia o la regularidad con la que comían. En ambos grupos, independientemente de la dieta, los síntomas del síndrome del intestino irritable mejoraron en el 75%-80% de los pacientes, lo que, según la científica, "fue incluso mejor de lo que esperábamos". Además, la pérdida de peso después de cuatro semanas fue mayor en el grupo que tomó SSRD.
Los antojos de azúcar también disminuyeron más en este grupo, lo cual es positivo ya que los pacientes con SII suelen pesar más en promedio que las personas sanas, ha aseverado la investigadora.
E insiste: "Ni siquiera llamaríamos a la SSRD una dieta. Es la forma en que todos deberían comer, no solo aquellos con intestino irritable. Y a diferencia de la dieta baja en FODMAP, la SSRD es fácil de entender y de seguir. Puedes comer de todo cuando te invitan a cenar, solo que menos de ciertas cosas. Si descansas tu estómago durante el resto de la semana, ¡puedes darte un pequeño capricho algún día!".
Sus consejos
La experta aconseja, además, que para estos pacientes "aparte de reducir el azúcar y el almidón, también puede ser importante mantener comidas pequeñas y regulares y no comer en exceso. La cebolla y el ajo pueden ser alimentos difíciles de tolerar".
Y sobre la prevención de la enfermedad recuerda que "podría reducirse el riesgo de padecerla consumiendo una dieta adecuada, haciendo actividad física regularmente y sin estresarse demasiado".
Adelanta que, actualmente, "estamos examinando los mecanismos detrás de los efectos positivos de la SSRD. Estudiamos la genética, la composición de la microbiota intestinal, la metabolómica, el perfil endocrino, etc. Y creo que el interés en las dietas aumentará. Menos atención a las dietas bajas en FODMAP, pero más a cómo reducir el contenido de carbohidratos en sí".