Las cifras no son nada despreciables. Unas 120.000 personas sufren un ictus y alrededor de 25.000 fallecen cada año en España a causa de un ictus. Además, es una enfermedad que trae consigo un enorme sufrimiento y un impacto en todas las esferas de la vida, según el Ministerio de Sanidad.
Un accidente cerebrovascular o ictus se produce cuando se interrumpe el flujo sanguíneo al cerebro después de que un vaso sanguíneo se obstruye por un coágulo de sangre o se rompe. El resultado es que el cerebro no recibe el oxígeno que necesita para funcionar correctamente. Causa daño cerebral que puede provocar una discapacidad significativa, incluida la dificultad para pensar, hablar, caminar e interactuar con el entorno. Solo en EEUU, actualmente la quinta causa principal de muerte, lo que resulta en casi 160.000 al año. Cada año, más de 600.000 personas. sufren un primer accidente cerebrovascular, a pesar de que hasta el 80% de ellos son prevenibles.
Los adultos en los EEUU pueden controlar su riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular al optimizar algunos comportamientos y aprovechar la atención preventiva basada en evidencia. Estos comportamientos simples y estrategias de atención se incluyen en Life’s Essential de la Asociación Americana del Corrazón (AHA) como recogre su revista en un artículo de 'Circulation', que sirve como una herramienta educativa para ayudar a todos a saber cómo mantenerse saludables y prevenir todas las formas de enfermedad cardiovascular (ECV).
Las 8 estrategias son las siguientes: comer mejor, ser más activo, dejar de fumar, dormir de manera saludable, controlar el peso, el colesterol, el azúcar en sangre y la presión arterial (PA).
Sin embargo, para que los estadounidenses lleven una vida sin accidentes cerebrovasculares, primero hay que superar superar la brecha entre el estado actual de control de los factores de riesgo de accidentes cerebrovasculares entre los residentes y el control que podríamos lograr con una mejor implementación de las estrategias de atención disponibles y comprobadas.
Este fenómeno, a menudo llamado brecha de prevención exste para los factores de riesgo conductuales, como demuestra un estudio de ‘American Journal pf Preventive Medicine', Por ejemplo:baja actividad física, mala calidad de la dieta, duración inadecuada del sueño), los factores de riesgo que responden a la farmacoterapia: presión arterial alta, dislipidemia, diabetes y fibrilación auricula r[FA]) y los factores de riesgo más complejos que suelen gestionarse con una combinación de cambio de conducta y farmacología (p. ej., tabaquismo y alto peso corporal).
Cerrar la brecha de prevención tiene enormes consecuencias para los residentes de los EE.UU. Cada año, 600.000 personas sufren un primer ACV y 200.000 padecen un episodio recurrente, como refleja un trabajo de Circuation. Casi 160.000 morirán a causa de un ACV, lo que lo convierte en la quinta causa principal de muerte.en ese país. La incidencia y la mortalidad por ictus afectan desproporcionadamente a las personas que enfrentan circunstancias socioeconómicas adversas en comparación con las personas en circunstancias más favorables. Esto se manifiesta en tasas más altas de ACV y una mayor carga de riesgo entre las personas con inestabilidad económica, menor educación o residencia en barrios estresados. Además, el accidente cerebrovascular también es una de las principales causas de discapacidad en la edad adulta; entre las personas que sobreviven 6 meses, casi la mitad son dependientes en al menos una actividad de la vida diaria, como documenta una investigación de 'Stoke'.
Más allá de la dependencia física y la discapacidad, el accidente cerebrovascular (ACV) y la lesión cerebral acumulada que resulta de eventos recurrentes conducen al deterioro cognitivo Con una mejor implementación de estrategias conocidas para el control de los factores de riesgo, más de la mitad de lo eventos podrían prevenirse, junto con la discapacidad asociada y el deterioro cognitivo. Con el tiempo, se esperaría que esto reduzca la proporción de adultos estadounidenses que viven con una lesión cerebral relacionada con un accidente cerebrovascular, que actualmente se estima en un 7 % entre los adultos de más de 60 años de edad.
La nueva guía
Los médicos tienen un papel principal que desempeñar en cerrar la brecha de prevención, que es brindar atención preventiva a pacientes individuales; la mayor parte de esto debería ocurrir en consultori de atención primaria pediátrica y de adultos, pero a veces ocurrirá en consultorios de subespecialidades como cardiología, neurología, obstetricia, ginecología y cirugía vascular.
Ahora llega la "Guía 2024 para la prevención primaria del accidente cerebrovascular". Está escrita principalmente para los médicos que están en la primera línea de la prevención del accidente cerebrovascular. Proporciona recomendaciones para guiar sus esfuerzos de atención y explicaciones para ayudarlos a evaluar la justificación detrás de cada caso. Sin embargo, ellos no pueden hacer este trabajo solos. Por lo tanto, esta guía puede ser una referencia para los líderes del sistema de salud, los funcionarios de políticas públicos y los responsables de las políticas gubernamentales que colaboran con los médicos para ayudar a todos a vivir una vida sin accidentes cerebrovasculares. El documento tiene indexados 735 estudios.
Como hemos mencionado anteriormente, aos hábitos de vida saludables, como una buena nutrición, dejar de fumar y mantenerse físicamente activo, junto con los exámenes de salud de rutina y el manejo de los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular e ictus enfermedad cardiovascular y accidente cerebrovascular con medicamentos, pueden ayudar a prevenir que las personas sufran un primer accidente cerebrovascular. La detección del riesgo de accidente cerebrovascular y la educación de las personas sobre cómo reducir sus probabilidades de sufrirlo idealmente comienzan con el médico de atención primaria e incluyen recomendaciones basadas en evidencia, como se destaca en la nueva guía, publicada en la revista 'Stroke'.
“La forma más eficaz de reducir la incidencia de un ictus y la muerte relacionada con él es prevenir el primer accidente cerebrovascular, lo que se conoce como prevención primaria”, ha afirmado ala presidenta del grupo de redacción de las directrices, la Dra. Cheryl D. Bushnell, profesora y vicepresidenta de investigación del departamento de neurología de la Facultad de Medicina de la Universidad Wake Forest en Winston-Salem, Carolina del Norte. "Algunas poblaciones tienen un riesgo elevado de sufrir un accidente cerebrovascular, ya sea por la genética, el estilo de vida, factores biológicos o determinantes sociales de la salud y, en algunos casos, las personas no reciben las pruebas de detección adecuadas para identificar su riesgo", ha insistido.
Las novedades
Esta nueva versión reemplaza a la de 2014 y es un recurso para los médicos en la implementación de una variedad de estrategias de prevención para personas sin antecedentes de accidente cerebrovascular. Proporciona, además, recomendaciones basadas en evidencia para estrategias para apoyar la salud cerebral y prevenir el accidente cerebrovascular a lo largo de la vida de una persona mejorando los hábitos de vida saludables y obteniendo atención preventiva.
“Esta directriz es importante porque se han hecho nuevos descubrimientos desde la última actualización hace 10 años. Comprender qué personas tienen mayor riesgo de sufrir un primer ictus y brindar apoyo para preservar la salud del corazón y el cerebro puede ayudar a prevenir un primer ictus”,ha recalcado afirmó Bushnell.
Las recomendaciones clave para la prevención de accidentes cerebrovasculares incluyen exámenes de salud periódicos, identificación de factores de riesgo, intervenciones en el estilo de vida y medicación, cuando esté indicada.
Identificación y gestión de factores de riesgo
Los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares no identificados y no controlados pueden causar daños a las arterias, el cerebro y el corazón años antes de que se produzcan las enfermedades cardiovasculares y los accidentes cerebrovasculares. Los profesionales de atención primaria deben promover la salud cerebral de los pacientes mediante la educación para la prevención de lctus, la realización de pruebas de detección y el abordaje de los factores de riesgo desde el nacimiento hasta la vejez.
Los factores de riesgo modificables como la presión arterial alta sobrepeso y obesidad, colesterol elevado yr azúcar en sangre elevada, se pueden identificar con exámenes físicos y análisis de sangre. Estas afecciones deben abordarse con cambios de estilo de vida y comportamiento saludables y pueden incluir medicamentos para pacientes seleccionados. Los medicamentos antihipertensivos para reducir la presión arterial y los medicamentos con estatinas para disminuir el colesterol pueden ayudar a reducir el riesgo de un primer accidente cerebrovascular en adultos con mayorws probabilidades de enfermedad cardiovascular y aquellos que reciben atención para ECV. Una nueva recomendación es considerar los medicamentos agonistas del receptor de la proteína similar al glucagón-1 (GLP-1), que están aprobados por la FDA para reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular en personas con sobrepeso u obesidad y/o diabetes tipo 2.
Conductas de estilo de vida saludable
Los hábitos de vida más comunes y tratables que pueden ayudar a reducir el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular se detallan en los indicadores de salud cardiovascular esenciales de la Asciación. Entre ellos se incluyen, como hemos mencionado, una nutrición saludable, la actividad física regular, dejar el tabaco, dormir y tener un peso saludables, controlar el colesterol y controlar la presión arterial y el azúcar en sangre. La guía recomienda que los adultos sin enfermedad cardiovascular previa, así como aquellos con mayor riesgo, sigan un patrón de dieta mediterránea. Se ha demostrado que los programas de de la misma reducen el riesgo de sufrir un ictus, especialmente cuando se complementan con frutos secos y aceite de oliva.
La actividad física también es esencial para reducir el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular y para la salud general del corazón. Puede ayudar a mejorar importantes indicadores de salud, como la presión arterial, el colesterol, los marcadores inflamatorios, la resistencia a la insulina, la función endotelial y el peso. La guía insta a los profesionales de la salud a examinar de forma rutinaria a los pacientes para detectar conductas sedentarias, un factor de riesgo confirmado de ictus, y a aconsejarles que realicen actividad física de forma regular. La Asociación refuerza la recomendación de la Oficina de Prevención de Enfermedades y Promoción de la Salud del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los EE UU. de que los adultos realicen al menos 150 minutos semanales de actividad aeróbica de intensidad moderada o 75 minutos semanales de actividad aeróbica vigorosa, o una combinación de ambas, preferiblemente distribuidas a lo largo de la semana.
Equidad en salud y riesgo de ictus
Una novedad de la guía es el énfasis en los determinantes sociales de la salud y el impacto que tienen en el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular. Los determinantes sociales de la salud son factores no médicos, como la educación, la estabilidad económica, el acceso a la atención, la discriminación, el racismo estructural y los factores del vecindario (como la falta de accesibilidad para peatones, la menor disponibilidad de alimentos saludables y la menor cantidad de recursos sanitarios), que contribuyen a las desigualdades en la atención e influyen en la salud general. Los profesionales de la salud deben asegurarse de que la educación de los pacientes esté disponible para diversos niveles educativos y lingüísticos, y defender a sus pacientes eligiendo tratamientos y medicamentos que sean eficaces y asequibles.
También se alienta a los profesionales de la salud a conectar a los pacientes con recursos que ayuden a abordar las necesidades sociales relacionadas con la salud, como la inseguridad alimentaria y de vivienda, derivarlos a programas que respalden cambios de estilo de vida saludables y dirigirlos a programas de apoyo que puedan ayudar a sufragar los costos de la atención médica, incluidos los gastos de medicamentos.
Nuevas recomendaciones, según sexo y género
La directriz también incluye algunas nuevas recomendaciones específicas para mujeres según el género y el sexo. Los profesionales de la salud deben realizar pruebas de detección de afecciones que pueden aumentar el riesgo de accidente cerebrovascular en la mujer, incluido el uso de anticonceptivos orales, presiòn alta en el embarazo, otras complicaciones en la gestación, como parto prematuro, endometriosis, insuficiencia ovárica prematura y menopausia de aparición temprana. Se recomienda el tratamiento de la presión arterial elevada durante el embarazo y dentro de las seis semanas posteriores al parto para reducir el riesgo de hemorragia intracerebral materna.
Las mujeres transgénero y las personas de género diverso que toman estrógenos para reafirmar su género también pueden tener un mayor riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular. Es necesario evaluar y modificar los factores de riesgo existentes para reducir el riesgo de accidente cerebrovascular en estas personas.
"La implementación de las recomendaciones de esta guía permitiría reducir significativamente el riesgo de que las personas sufran un primer ictus. La mayoría de las estrategias que recomendamos para prevenir el ictus también ayudarán a reducir el riesgo de demencia, otra enfermedad grave relacionada con problemas vasculares en el cerebro”, ha declaradp Bushnell.
Calculadora de riesgo
El grupo de redacción señala que la redacción de recomendaciones centradas en la prevención de un primer ACV fue un desafío. Algunas de las evidencias que sirvieron de base a la guía tienen limitaciones, entre ellas, que muchos ensayos clínicos incluyeron adultos que ya habían tenido un evento cardiovascular que puede incluir un ACV. El grupo de redacción también identificó lagunas de conocimiento para ayudar a informar temas para futuras investigaciones.
La guía destaca la necesidad de evaluar el riesgo en la prevención primaria del ictus e incluye el uso de herramientas de predicción del riesgo para estimar el riesgo de enfermedad cardiovascular aterosclerótica, de modo que los pacientes reciban estrategias de prevención y tratamiento oportunos. La Asociación ha desarrollado recientemente una nueva calculadora de riesgo Predicción del riesgo de eventos de enfermedad cardiovascular (PREVENT) como herramienta de detección que puede ayudar a fundamentar las decisiones de tratamiento preventivo. PREVENT puede estimar el riesgo de ictus y enfermedad cardíaca a 10 y 30 años en individuos a partir de los 30 años, una década antes que las ecuaciones de cohorte agrupadas, otra calculadora de riesgo de ECV.
Según la Asociación Estadounidense de Accidentes Cerebrovasculares (American Stroke Association), conocer los signos de advertencia de un accidente cerebrovascular y las medidas preventivas son la mejor manera de evitarlo y evitar que vuelva a ocurrir. La abreviatura FAST (por face drooping, arm weak, speech difficulty, time to call 911) (cara caída, debilidad en los brazos, dificultad para hablar, momento de llamar al 911) es una herramienta útil para reconocer los signos de advertencia de un accidente cerebrovascular y cuándo llamar para pedir ayuda.
Otros aspectos a resaltar
Endometriosis
Estudios observacionales de alta calidad, como la investigación de 'CMAJ Open' han encontrado consistentemente un aumento del 16% al 34% en el riesgo de accidente cerebrovascular entre las pacientes con endometriosis. Las pacientes con endometriosis tienen un mayor riesgo de hipertensión, colesterol elevado e inflamación. El diagnóstico de endometriosis generalmente ocurre durante los años reproductivos, identificando un grupo de riesgo en la adultez temprana en el que la prevención, identificación y modificación de los factores de riesgo vascular pueden reducir el riesgo de accidente cerebrovascular; sin embargo, faltan datos definitivos.
Trastornos de coagulación e inflamación
las enfermedades autoinmunes y las enfermedades inflamatorias, los cánceres y las infecciones son factores que contribuyen al riesgo primario de accidente cerebrovascular. Se cree que estas enfermedades predisponen al accidente cerebrovascular a través de diversos mecanismos interrelacionados, que incluyen hipercoagulabilidad, aterosclerosis acelerada, vasorreactividad anormal, disfunción endotelial y activación de leucocitos intravasculares, entre otros. Algunas enfermedades, como la psoriasis, la artritis reumatoide, el upus eritematoso, el VIH/SIDA y otras, son potenciadoras del riesgo de ECV aterosclerótica y deben considerarse en la determinación del manejo óptimo de los lípidos; sin embargo, no se han establecido tratamientos específicos de la enfermedad para reducir el riesgo de accidente cerebrovascular. En términos de riesgo de cáncer, la heterogeneidad entre los tipos de cáncer y los mecanismos del accidente cerebrovascular ha llevado a datos limitados.
Cáncer
El riesgo de accidente cerebrovascular isquémico comienza a aumentar en las primeras etapas de algunos cánceres. como documenta un ensayo de 'Fronteries in Neurology'. La heterogeneidad entre los tipos de neoplasias y los mecanismos del accidente cerebrovascular ha dado lugar a datos limitados sobre la estratificación del riesgo y las terapias preventivas óptimas. El ictus relacionado con el cáncer ahora se considera un subgrupo de accidente cerebrovascular embólico de origen desconocido, que representa entre el 5% y el 10% de estos accidentes cerebrovasculares. Sus mecanismos patológicos relacionado con el cáncer incluyen hipercoagulabilidad, invasión directao compresión de los vasos sanguíneos, arteriopatías por radiación, endocarditis trombótica no bacteriana y efectos secundarios de la quimioterapia (p. ej., toxicidad cardíaca), entre otros.
Algunas evidencias indican que la aspirina puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar algunos tipos de cáncer, pero el uso de aspirina para la prevención primaria de accidentes cerebrovascularesrelacionados con el cáncer no está bien establecido. No obstante, los agentes de heparina de bajo peso molecular se usan comúnmente empíricamente, su beneficio no está claro, 484 particularmente en pacientes.con cáncer con riesgo incierto de hemorragia.