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El nuevo vínculo entre la elección de alimentos, la depresión y el alzhéimer

Patricia Matey

Foto: Bigstock

Jueves 17 de abril de 2025

8 minutos

Un estudio reconoce que la dieta puede tener relación con el riesgo de ambas enfermedades

El nuevo vínculo entre la elección de alimentos, la depresión y el alzhéimer
Patricia Matey

Foto: Bigstock

Jueves 17 de abril de 2025

8 minutos

En los últimos años, la compleja relación entre la dieta, los síntomas de depresión y ansiedad y la enfermedad de Alzheimer (EA) ha ganado cada vez más atención en la comunidad científica. La EA es la forma más frecuente de demencia, representa aproximadamente el 60%-70 % de los casos en todo el mundo, y se prevé que su prevalencia mundial se duplique cada 20 años debido al envejecimiento de la población.

Se estima que el alzhéimer afecta a unos 50 millones de personas en todo el mundo y se espera que aumente a 152 millones en 2050. Por tanto, existen tendencias actuales que enfatizan la urgencia de identificar estrategias preventivas para retrasar o mitigar su aparición. 

Los enfoques centrados en la dieta, como la adherencia a la dieta mediterránea, han demostrado ser prometedores para reducir potencialmente el riesgo de EA al modular la inflamación, el estrés oxidativo y la neurodegeneración. Se ha descubierto que los síntomas de depresión y ansiedad, trastornos de salud mental comunes, aumentan el riesgo de EA. La evidencia sugiere que los síntomas depresivos, si bien representan potencialmente un factor de riesgo para la EA, también podrían ser un síntoma temprano de neurodegeneración y una reacción a los déficits cognitivos tempranos. 

El nuevo 'vínculo'

Ahora llega una nueva investigación de la Universidad Edith Cowan (ECU, Australia Occidental) que demuestra que la dieta podría influir en el riesgo de padecer tanto depresión como enfermedad de Alzheimer. La evidencia sugiere que los síntomas depresivos son tanto un factor de riesgo para la EA como una reacción a problemas de memoria tempranos.

La investigadora de la ECU, la Dra. Samantha Gardener, ha señalado en un comunicado que los patrones dietéticos saludables pueden atenuar potencialmente parte del impacto negativo que tienen los síntomas depresivos en las alteraciones de los biomarcadores sanguíneos relacionados con la EA. Estos biomarcadores son moléculas biológicas que se encuentran en la sangre y que se pueden medir y utilizar para rastrear la progresión de la enfermedad.

Los hallazgos, publicados en 'Neurobiology of Aging', brindan aportes esclarecedores para la comprensión de las interacciones entre la dieta, los síntomas depresivos y los biomarcadores sanguíneos relacionados con la EA.

"Los factores nutricionales pueden afectar la salud cerebral a través de la inflamación, el estrés oxidativo, la función vascular, la neuroplasticidad y el eje intestino-cerebro. Estas vías biológicas pueden influir en los sistemas de neurotransmisores y la función neuronal, lo que en última instancia afecta el estado de ánimo y la cognición", ha recordado. 

Dieta mediterránea

La dieta mediterránea, que se compone de una gran cantidad de alimentos vegetales, aceite de oliva, cereales integrales y una ingesta moderada de vino tinto, se ha relacionado inversamente con el accidente cerebrovascular, la depresión, el deterioro cognitivo y la enfermedad de Alzheimer. En comparación, una dieta típicamente occidental que consiste en mayores cantidades de alimentos procesados ​​y azúcares podría dar lugar a un mayor deterioro de ciertas funciones cerebrales.

"La dieta mediterránea está llena de antioxidantes y flavonoides y muchos otros compuestos realmente interesantes que reducen la inflamación y el estrés oxidativo en el cerebro, junto con ácidos grasos saludables que son cruciales para el aprendizaje y la memoria", ha recalcado la Dra. Gardener.

Y ha insistido: "Es fundamental señalar que, si bien los estudios observacionales brindan información valiosa, se necesitan ensayos controlados aleatorizados que investiguen los efectos de intervenciones dietéticas específicas sobre la depresión y la demencia causadas por la enfermedad de Alzheimer. Dichos ensayos pueden brindar evidencia más definitiva sobre los posibles beneficios de las intervenciones dietéticas específicas para el manejo de estas afecciones".

Detalles 

Hilal Salim Said Suliman Al Shamsi, estudiante de doctorado de la ECU, señaló que entre las personas diagnosticadas con EA, la depresión ocurre en aproximadamente el 50%.

Un pacientes con alzhéimer y depresión. Bigstock

 

"Un análisis longitudinal mostró que el 40% de los adultos mayores con diagnóstico de depresión desarrollaron enfermedad de Alzheimer en un período de seguimiento medio relativamente corto de 27 meses. El mismo análisis encontró que el riesgo de progresión de la enfermedad era significativamente mayor entre los pacientes que tenían antecedentes activos de depresión en los dos años anteriores que entre aquellos con antecedentes más remotos de depresión", ha puntualizado.

La investigación 

El estudio incluyó participantes cognitivamente sanos (n = 89) del estudio australiano Imaging, Biomarkers and Lifestyle (edad media 75,37; 44 % hombres). Todos roporcionaron datos sobre síntomas dietéticos, depresivos y de ansiedad, y se les midieron los biomarcadores sanguíneos. Se generaron puntuaciones de patrones dietéticos: dieta mediterránea, dieta de enfoques dietéticos para detener la hipertensión (DASH) y dieta occidental.

Se emplearon análisis de moderación. En los hombres con adherencia media y por debajo de la media a la dieta mediterránea, los síntomas depresivos se asociaron con niveles más altos de neurofilamento ligero (NfL). En los no portadores de apolipoproteína Aβ40 con adherencia a a ella inferior a la media y media, los síntomas depresivos se asociaron con niveles más altos de NfL y Aβ40. No se observaron asociaciones entre la dieta DASH y la dieta occidental y los biomarcadores relacionados con la neurodegeneración. La adherencia a la dieta mediterránea es potencialmente un moderador de la relación entre los síntomas depresivos y los biomarcadores sanguíneos relacionados con la neurodegeneración, y es importante tener en cuenta los enfoques específicos según el sexo y el genotipo en esta relación.

Hasta la fecha, no se conocen medidas curativas específicas para la EA, pero el Dr. Gardener ja comunicado que retrasar su aparición puede reducir la prevalencia de la enfermedad y su carga para la salud pública.

"La investigación identificó 14 factores de riesgo modificables que se cree que son responsables de alrededor del 45% de los casos de demencia en todo el mundo. De estos 14 factores de riesgo modificables, cinco pueden verse afectados positivamente por una dieta saludable, entre ellos la hipertensión, la obesidad, el consumo de alcohol y la depresión. Otros factores de riesgo modificables son la actividad física y el descanso suficiente. Si podemos abordar todos estos aspectos, en teoría se podrían prevenir casi el 45% de los casos de demencia", ha insistido.

Sobre el autor:

Patricia Matey

Patricia Matey

Licenciada en Ciencias de la Información (Universidad Complutense de Madrid. 1986-1991), es periodista especializada en información de salud, medicina y biociencia desde hace 33 años. Durante todo este tiempo ha desarrollado su profesión primero en el suplemento SALUD de EL MUNDO (22 años), luego como coordinadora de los portales digitales Psiquiatría Infantil y Sexualidad en el mismo diario. Ha colaborado en distintos medios como El País, La Joya. la revista LVR, Muy Interesante, Cambio 16, Indagando TV o El Confidencial. En este último ejerció de jefa de sección de Alimente durante cuatro años. Su trayectoria ha sido reconocida con los premios de periodismo de la Sociedad Española de Oncología Médica, premio Boehringer-Ingelheim, premio de la Asociación Española de Derecho Farmacéutico, premio Salud de la Mujer, premio de Comunicación del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid o Premio de Periodismo de Pfizer. Actualmente es la responsable de la sección Cuídate+ sobre longevidad saludable de 65YMÁS.

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