Pasado el 'primer shock' por el rastro que ha dejado la DANA a su paso, y mientras los afectados buscan volver 'a la nueva normalidad', toca ahora poner el punto de mira en su posible ‘segundo rastro’ y tratar de prevenirlo. Hablamos de las enfermedades infecciosas. Ya ha pasado en otros países, como China o Brasil. Hay que recordar que más de 50 millones de personas han sufrido inundaciones en las dos últimas dos décadas.
Precisamente, el pasado lunes la ministra de Sanidad, Mónica García, hizo un llamamiento a la calma: "Hasta el momento no se ha detectado ningún brote de alguna enfermedad relacionado con las inundaciones provocadas por la DANA". Además, la ministra añadió que "el peligro esta ahí". Así, en su cuenta social de la red social X declaró: "El principal reto ahora es la vigilancia epidemiológica y la prevención de brotes. Aunque circulan algunos bulos ahora mismo, la Conselleria no ha detectado ningún brote, pero el peligro está ahí y trabajamos para prevenirlo. La prioridad es minimizar los riesgos porque las aguas estancadas pueden ser peligrosas".
No obstante se debe tener en cuenta que ''en las próximas cuatro semanas pueden surgir entre los afectado por la DANA las primeras infecciones bien transmitidas por el aire, los alimentos o el agua siendo especialmente preocupantes las enfermedades diarreicas, la leptospirosis y el tétanos”, como ha recordado la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias.
Cada vez se reconoce más la participación del medio ambiente como pieza intermediaria en el rompecabezas de los eventos de contagio zoonótico (tipo de enfermedades de los animales que son transmitidas al hombre por contagio directo con el animal enfermo) con patógenos derivados de un huésped reservorio que se liberan al medio ambiente y luego infectan a un nuevo huésped o población. De hecho, cada vez hay más evidencia que demuestra que los patógenos, incluidas las bacterias, virus y parásitos resistentes a los antibióticos derivados de humanos y otros animales, contaminan de forma generalizada el medio ambiente, donde pueden convertirse en 'superbacterias' o propagarse en nuevas poblaciones de huéspedes. Esto puede desencadenar consecuencias perjudiciales e inesperadas, incluidos brotes de infecciones y enfermedades potencialmente intratables, como recoge un estudio de 'Nature Communications'.
Durante inundaciones extremas y otros fenómenos meteorológicos relacionados con el agua (huracanes, lluvias intensas, tormentas severas), la contaminación facilita los brotes de enfermedades causadas por varios patógenos, incluidos virus (por ejemplo, adenovirus, enterovirus, virus de la hepatitis, norovirus y rotavirus), bacterias (Vibrio cholerae , Leptospira spp., Escherichia coli y Salmonella spp.), protozoos/parásitos (por ejemplo, Cryptosporidium spp., Giardia lamblia, Schistosoma mansoni y Leishmania spp.) y hongos (por ejemplo, Aspergillus fumigatus y Scedosporium spp.), tal y como reflejan varios estudios, como el publicado en 'Emergency and Infections'.
Y como se destaca en 'Journal Iran Microbiology': "El riesgo de infecciones virales después de una inundación es un problema de salud realmente importante y diferentes clases de enfermedades infecciosas pueden causar brotes durante las semanas posteriores a la inundación. Pueden aumentar la transmisión de enfermedades virales, especialmente infecciones transmitidas por el agua, como enfermedades diarreicas, hepatitis A y E; infecciones transmitidas por el aire y enfermedades transmitidas por vectores como la fiebre amarilla, la fiebre del Nilo Occidental (WNF) y el dengue, documenta una investigación".
Calendario de infecciones
En declaraciones a este diario Christian Gortázar, Catedrático de Sanidad Animal. Grupo Sanidad y Biotecnología (Universidad de Castilla-La Mancha), relata los riesgos sanitarios que conllevan las inundaciones:
El investigador Christian Górtazar
A corto plazo : "Las inunaciones pueden proocar la pérdida de vidas humanas. Con sus precipitaciones torrenciales, la DANA del 29 de octubre causó en Valencia más de doscientas muertes y un número de desaparecidos que las autoridades ni siquiera hacen público. Volvemos, como en tiempos de Covid-19, a la falta de información. Cuando pase la situación de urgencia, convendrá investigar las responsabilidades y aprender de la descoordinación sufrida. Pero las inundaciones, además, también traen consigo riesgos sanitarios a corto, medio y largo plazo. A corto plazo, los voluntarios, los profesionales y la población afectada se encuentran expuestos a barro contaminado con aguas fecales, pueden tener contacto con animales muertos, y sufren una falta de saneamiento. Esto, evidentemente, favorece la proliferación de infecciones oportunistas que pueden adquirirse a través de pequeñas heridas y por vía oral o mucosal. Por eso, algunos de los materiales más necesarios en los primeros días incluyen monos, botas, guantes y mascarillas" explica.
A medio plazo: Algunos agentes infecciosos y parasitarios, como las bacterias causantes de la leptospirosis y del cólera, proliferan en ambientes húmedos y cálidos. En el caso del cólera, la importancia del reservorio acuático depende de las condiciones sanitarias de la comunidad. Por ello, este problema es mayor en regiones con insuficiente saneamiento y falta de acceso al agua potable. La leptospirosis, sin embargo, es más común y cada año se diagnostican 20-50 casos en España. Las inundaciones favorecen la proliferación de roedores, implicados en el mantenimiento de algunos serotipos de Leptospira, y el medio húmedo, especialmente el barro, es una posible fuente de contagio. Otro efecto detectable a medio plazo es la proliferación de vectores, especialmente de insectos dípteros como los mosquitos. Algunos de los más comunes, como el mosquito Culex pipiens, pueden transmitir enfermedades zoonóticas como la fiebre del Nilo. De hecho, el año 2024 está siendo especialmente intenso, con casi un centenar de personas afectadas por estevirus en España, y al menos nueve fallecidos, principalmente en Andalucía. Otros vectores, como algunas especies del género Culicoides, participan en el ciclo de enfermedades que afectan gravemente al ganado, como la lengua azul y la enfermedad hemorrágica epizoótica. Las larvas de mosquito aprovechan las aguas estancadas para su desarrollo, mientras que los Culicoides prefieren zonas con barro húmedo y rico en materia orgánica.
A más largo plazo: La exposición a inundaciones se asocia con un mayor riesgo de mortalidad. Las catástrofes interrumpen o retrasan el tratamiento de pacientes crónicos, por ejemplo, de quienes se encuentren en quimioterapia. Además, el estrés postraumático tiene efectos prolongados sobre la salud mental. En el Reino Unido, un estudio comparando personas afectadas por inundaciones con otras no afectadas, encontró que el riesgo de mortalidad por todas las causas aumentó un 7%. El riesgo de fallecimiento por enfermedades neurológicas y mentales fue mayor a los 3-4 años de las inundaciones. Por el contrario, el riesgo de mortalidad por suicidio aumentó desde el mismo año de la catástrofe.
La Dra. María Velasco, portavoz de la Sociedad Española Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), se muestra de la misma opinión y añade como recordatorio que las infecciones más comunes tras una inundación son las mencionadas anteriormente y aconseja: "Si aparecen síntomas de fiebre persistente, diarrea, vómitos intensos, color amarillo de la piel, dolor muscular o dificultad respiratoria, es importante acudir a un centro de salud". Ha especial hicapié en que "las personas mayores y los más pequeños, al igual que aquellos con enfermedades crónicas o inmunosuprimidos, son más vulnerables a las infecciones debido a un sistema inmunológico más débil. Las personas mayores deben tomar precauciones extra para evitar el contacto directo con aguas de inundación, así como asegurar que el agua y los alimentos consumidos no hayan entrado en contacto con agua sucia y estén bien limpios".
Añade la experta que "las autoridades han comunicado normas de prevención para la población y para los voluntarios. En general, la prevención incluye medidas básicas de higiene, como:
Lavar bien las manos con agua potable o desinfectada.
Evitar el contacto directo con el agua de la inundación siempre que sea posible (ropa, botas, … equipo adecuado)
Limpiar y desinfectar cualquier herida para evitar infecciones y cubrirla para que no se infecte.
¿Necesidad de vacunas?
Respecto a las vacunas, la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria (SEMPSPGS), en colaboración con las recomendaciones de otros organismos como la Conselleria de Sanidad de la Comunidad Valencia, instan a reforzar el cumplimiento de las medidas adoptadas para prevenir infecciones. Aunque dichas recomendaciones se aplican a toda la población, la SEMPSPGS hace énfasis especialmente en los voluntarios, los habitantes de las zonas que han resultado afectadas y los profesionales ue se encuentran en zonas inundadas. “El cumplimiento de las medidas es fundamental para prevenir enfermedades infecciosas, proteger la salud individual y colectiva y asegurar una respuesta efectiva en la situación de emergencia”, asegura la sociedad científica.
La Dra Velasco destaca: "La indicación de revacunación a la población de zonas afectadas es una decisión que corresponde a las autoridades sanitarias. En general, la revacunación es importante para las personas mayores sin ninguna dosis en los últimos 10 años y aquellos que no tienen inmunización completa, ya que muchas veces la inmunidad disminuye con la edad. En las zonas afectadas, la vacunación contra el tétanos es importante, ya que esta bacteria puede ingresar al cuerpo a través de cortes o heridas y es común en ambientes de inundación. También es recomendable actualizar otras vacunas como la hepatitis A, que puede propagarse en condiciones de saneamiento inadecuado.
Las personas con heridas deben evitar al máximo el contacto con el agua de la inundación. Si esto es inevitable, las heridas deben cubrirse con apósitos impermeables. Tras cualquier exposición, se recomienda limpiar la herida con agua potable o solución salina y aplicar un antiséptico. Cualquier signo de enrojecimiento, hinchazón, dolor, calor en la zona de la herida, o pus debe ser evaluado por un médico, ya que pueden ser signos de infección. También es importante tener al día la vacunación frente al tétanos.
Por último, la experta reconoce que las medidas básicas para proteger la salud propia y la de la familia tras una inundación:
Consumir solo agua potable: Hervida, desinfectada o embotellada.
Desinfectar los alimentos: Evitar el consumo de alimentos que hayan estado en contacto con el agua de la inundación, y asegurarse de que se cocinen adecuadamente.
Mantener una higiene estricta: Lavar bien las manos, especialmente antes de comer o preparar alimentos.
Evitar el contacto con agua estancada y, en la medida de lo posible, mantener a los niños alejados de estas áreas
Ventilar los espacios para evitar la acumulación de humedad y el desarrollo de moho, que puede provocar problemas respiratorios.La experiencia tras inundaciones en otros países muestra que las medidas de prevención y educación son clave para evitar brotes infecciosos. Aunque el riesgo de infecciones es real, un buen seguimiento de estas recomendaciones puede reducir su incidencia y proteger a las comunidades afectadas.
Sobre el autor:
Patricia Matey
Licenciada en Ciencias de la Información (Universidad Complutense de Madrid. 1986-1991), es periodista especializada en información de salud, medicina y biociencia desde hace 33 años. Durante todo este tiempo ha desarrollado su profesión primero en el suplemento SALUD de EL MUNDO (22 años), luego como coordinadora de los portales digitales Psiquiatría Infantil y Sexualidad en el mismo diario. Ha colaborado en distintos medios como El País, La Joya. la revista LVR, Muy Interesante, Cambio 16, Indagando TV o El Confidencial. En este último ejerció de jefa de sección de Alimente durante cuatro años. Su trayectoria ha sido reconocida con los premios de periodismo de la Sociedad Española de Oncología Médica, premio Boehringer-Ingelheim, premio de la Asociación Española de Derecho Farmacéutico, premio Salud de la Mujer, premio de Comunicación del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid o Premio de Periodismo de Pfizer. Actualmente es la responsable de la sección Cuídate+ sobre longevidad saludable de 65YMÁS.