En 2015, aproximadamente 47 millones de personas en todo el mundo fueron diagnosticadas con demencia, lo que la convierte en la séptima causa principal de muerte en todo el mundo. Como hemos comentado en otras ocasiones en este diario, debido al envejecimiento de la población mundial, se espera que el número de personas que viven con demencia aumente a 75 millones para 2030.
Al centrarse en el deterioro cognitivo en lugar del deterioro cognitivo y la demencia, los investigadores pueden identificar intervenciones farmacológicas y de estilo de vida tempranas que retrasen el desarrollo del mismo y, posteriormente, retarden la demencia,
También se ha demostrado que el deterioro cognitivo es un buen predictor de la enfermedad de Alzheimer subyacentel como documenta un estudio de 'Biological Psychiatric' y se puede evaluar fácilmente.
Las modificaciones del estilo de vida son pasos clave que pueden reducir el aumento esperado de casos de deterioro cognitivo y demencia. Anteriormente, se estudió ampliamente el papel de nutrientes y alimentos específicos en la prevención de ambos, como constata un trabajo de 'Plant Food for Human Nutrition'.
El papel de la dieta
Recientemente, la investigación se ha centrado en los patrones dietéticos y sus implicaciones en el deterioro cognitivo. Investigaciones anteriores han demostrado que una mayor adherencia a la Dieta Mediterránea o a la dieta DASH se asoció con una mejor función.
Ahora llega una nueva investigación que constata que las personas cuya dieta se asemeja más a la dieta MIND pueden tener un menor riesgo de deterioro cognitivo, según un estudio publicado en 'Neurology'. Los resultados fueron similares para los participantes negros y blancos. Estos datos no prueban que la dieta MIND prevenga el deterioro cognitivo, solo muestran una asociación.
La dieta MIND es una combinación de las dietas mediterránea y DASH. Incluye verduras de hoja verde como espinaca, col rizada y berza, además de otras verduras. Recomienda cereales integrales, aceite de oliva, aves, pescado, legumbres y frutos secos. Prioriza las bayas sobre otras frutas y recomienda una o más raciones de pescado a la semana.
"Dado que el número de personas con demencia aumenta con el envejecimiento de la población, es fundamental encontrar cambios que podamos hacer para retrasar o ralentizar el desarrollo de los problemas cognitivos", ha afirmado en un comunicado el autor del estudio, el doctor Russell P. Sawyer, de la Universidad de Cincinnati en Ohio y miembro de la Academia Estadounidense de Neurología.
Y ha insistido: "Estábamos especialmente interesados en ver si la dieta afecta el riesgo de deterioro cognitivo en los participantes del estudio, tanto negros como blancos".
Con 14.145 personas
En el estudio participaron 14.145 personas con una edad media de 64 años. El 70% de los participantes eran blancos y el 30%, negros. Se les hizo un seguimiento durante una media de 10 años.
Los participantes completaron un cuestionario sobre su dieta durante el año anterior. Los investigadores analizaron en qué medida los alimentos que consumían coincidían con la dieta MIND.
Se otorgaba un punto por cada uno de los siguientes alimentos: tres o más raciones diarias de cereales integrales; seis o más raciones semanales de verduras de hoja verde; una o más raciones diarias de otras verduras; dos o más raciones semanales de bayas; una o más raciones semanales de pescado; dos o más raciones semanales de aves de corral; tres raciones semanales de legumbres; cinco raciones diarias de frutos secos; cuatro o menos raciones semanales de carne roja; una o menos raciones semanales de comida rápida o frita; una o más raciones semanales de aceite de oliva; y una o menos cucharadas de mantequilla o margarina al día; cinco o menos raciones semanales de bollería y dulces; y un vaso de vino al día. El total de puntos posibles era 12.
Los investigadores dividieron a los participantes en tres grupos: el grupo de dieta baja obtuvo una puntuación media de cinco, el grupo de dieta media obtuvo una puntuación media de siete y el grupo de dieta alta obtuvo una puntuación media de nueve. Las habilidades de pensamiento y memoria se midieron al principio y al final del estudio.
Los resultados
Durante el estudio, el deterioro cognitivo se desarrolló en 532 personas, o el 12% de 4.456 personas del grupo de dieta baja; en 617 personas, o el 11% de 5.602 participantes del grupo de dieta media; y en 402 personas, o el 10% de las 4.086, del grupo de dieta alta.
Después de ajustar factores como la edad, la presión arterial alta y la diabetes, los investigadores encontraron que las personas en el grupo alto tenían un riesgo 4% menor de deterioro cognitivo en comparación con las del grupo bajo.
Al analizar a los participantes masculinos y femeninos, los investigadores encontraron una disminución del 6% en el riesgo de deterioro cognitivo para las participantes femeninas que siguieron la dieta más de cerca, pero ningún riesgo menor para los participantes masculinos.
Deterioro más lento
Los investigadores también analizaron la rapidez con la que las habilidades de pensamiento de las personas se deterioraban a medida que desarrollaban problemas. Descubrieron que las personas que seguían más de cerca la dieta MIND sufrían un deterioro más lento que las que no la seguían, y esa asociación era más fuerte en los participantes negros que en los blancos.
"Estos hallazgos justifican más estudios, especialmente para examinar estos diferentes impactos entre hombres y mujeres y personas blancas y negras, pero es emocionante considerar que las personas podrían hacer algunos cambios simples en su dieta y potencialmente reducir o retrasar su riesgo de problemas cognitivos", ha señalado dijo Sawyer.
Una limitación del estudio fue que sólo incluyó personas blancas y negras mayores, por lo que los resultados pueden no ser los mismos para otras poblaciones.