Una prueba casera revela si hay riesgo de infarto en cinco minutos
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En España una de cada tres personas muere por una enfermedad cardiovascular, según Cardioalianza y el ataque cardiaco es culpable de muchas de estas defunciones.Se produce cuando se bloquea o se reduce gravemente el flujo de sangre que va al corazón. Por lo general, la obstrucción se debe a una acumulación de grasa, colesterol y otras sustancias en las arterias del corazón (coronarias). Los depósitos de la misma que contienen colesterol se llaman placas. El proceso de su acumulación se define como ateroesclerosis. A veces, una placa puede romperse y formar un coágulo que bloquea el flujo de sangre. La interrupción del flujo de sangre puede dañar o destruir una parte del músculo cardíaco, detaca la Clínica Mayo.
Lo que la población desconoce es que tras un infarto. el ‘motor’ del organismo, el corazón y el cerebro se comunican a través de señales del sistema inmunológico para aumentar el sueño, lo que ayuda a reducir la inflamación y promover la curación del corazón, según muestra una investigación llevada a cabo por expertos del Hospital Mount Sinai de Nueva York, uno de los centros de referencia a nivel mundial en investigación y cirugía cardíaca y vascular, se ha publicado en 'Nature'.
Al parecer, este proceso involucra células inmunes específicas que estimulan la actividad cerebral para mejorar el sueño, en particular el de ondas lentas, que beneficia la recuperación cardiovascular. El estudio, realizado en ratones y reflejado en estudios humanos, sugiere que priorizar el sueño reparador después de un ataque cardíaco puede mejorar los resultados del paciente y reducir el riesgo de eventos cardíacos posteriores.
Esta investigación es la primera en demostrar cómo el corazón y el cerebro se comunican entre sí a través del sistema inmunológico para promover el sueño y la recuperación después de un evento cardiovascular importante.
Nuevos hallazgos
Los nuevos hallazgos sugieren que el sueño suficiente debería ser el foco del tratamiento y cuidado clínico posterior al ataque cardíaco, incluso en las unidades de cuidados intensivos, donde se interrumpe con frecuencia, junto con la rehabilitación cardíaca.
“Nuestros datos muestran que después de un infarto de miocardio (ataque cardíaco), el cerebro sufre cambios profundos que aumentan el sueño y que en las semanas posteriores a un ataque, la abundancia del mismo y el impulso aumentan”, ha afirmado el autor principal Cameron McAlpine, profesor adjunto de medicina (cardiología) y neurociencia en la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai, en un comunicado. Y ha insistido: "Descubrimos que la neuroinflamación y el reclutamiento de células inmunes llamadas monocitos al cerebro después de un infarto una respuesta beneficiosa y adaptativa que aumenta el sueño para permitir la curación del corazón y la reducción de la inflamación cardíaca dañina".
Sueño de ondas cortas
Los investigadores utilizaron primero modelos de ratón para descubrir este fenómeno. Indujeron ataques cardíacos en la mitad de ellos y realizaron imágenes de alta resolución y análisis de células, y usaron dispositivos de electroencefalograma inalámbricos implantables para registrar señales eléctricas de sus cerebros y analizar patrones de sueño.
Tras el event, se observó un aumento de tres veces en el sueño de ondas lentas, una fase profunda del sueño caracterizada por ondas cerebrales lentas y una actividad muscular reducida. Este aumento del sueño se produjo rápidamente después del infarto y duró una semana.
Cuando los investigadores estudiaron los cerebros de los ratones que habían sufrido un infart,o descubrieron que unas células inmunitarias llamadas monocitos se reclutaban desde la sangre hasta el cerebro y utilizaban una proteína llamada factor de necrosis tumoral (TNF) para activar las neuronas en una zona del cerebro llamada tálamo, lo que provocaba el aumento del sueño. Esto ocurrió en cuestión de horas después del infarto, y nada de esto ocurrió en los ratones que no habían sufrido un ataque.
Luego, utilizaron enfoques sofisticados para manipular la señalización neuronal del TNF en el tálamo y descubrieron que el cerebro dormido utiliza el sistema nervioso para enviar señales al corazón para reducir el estrés cardíaco, promover la curación y disminuir la inflamación cardíaca después de un ataque cardíaco.
Para identificar mejor la función del aumento del sueño después de un ataque cardíaco, también interrumpieron el sueño de algunos de los ratones. Los ratones con interrupción del sueño después de un ataque cardíaco tuvieron un aumento en las respuestas de estrés simpático y la inflamación del corazón, lo que llevó a una recuperación y curación más lentas en comparación con los ratones que no tuvieron un sueño interrumpido.
Los efectos de domir mal
El equipo de investigación también realizó varios estudios en humanos. En primer lugar, estudiaron los cerebros de pacientes uno o dos días después de un ataque cardíaco y descubrieron un aumento de monocitos en comparación con personas sin un ataque cardíaco u otras enfermedades cardiovasculares, lo que refleja sus hallazgos en ratones.
Asimismio, analizaron el sueño de más de 80 pacientes con infarto durante las cuatro semanas posteriores al evento cardiovascular y los siguieron durante dos años. Los pacientes se dividieron en dos grupos (los que dormían bien y los que mal) en función de la calidad de su sueño durante las cuatro semanas posteriores al evento
Los pacientes que durmieron mal en las semanas posteriores a su infarto tuvieron un peor pronóstico; su riesgo de sufrir otro evento cardiovascular fue el doble que el de los que durmieron bien. Además, los que durmieron bien tuvieron una mejora significativa en la función cardíaca, mientras que los que durmieron mal no tuvieron ninguna o poca mejora.
Aumento de la inflamación
En otro estudio con seres humanos, los investigadores analizaron el impacto de cinco semanas de sueño restringido en 20 adultos sanos. Se monitoreó mediante dispositivos electrónicos y los participantes llevaron un diario del sueño. Durante el período del ensayo de cinco semanas, la mitad de los participantes durmió las siete u ocho horas recomendadas por noche sin interrupción, mientras que la otra mitad restringió su sueño en 1,5 horas cada noche, ya sea retrasando la hora de acostarse o despertándose temprano. Después del período de estudio, los investigadores analizaron los monocitos de la sangre y encontraron señales de estrés simpático y respuestas inflamatorias similares en el grupo con sueño restringido a las que se identificaron en los ratones.
"Nuestro estudio descubre nuevas formas en las que el corazón y el cerebro se comunican para regular el sueño y respalda la inclusión del mismo como parte de la atención clínica de los pacientes después de un ataque. Los médicos deben informar a sus pacientes que prioricen el sueño reparador durante la rehabilitación cardíaca para ayudar al corazón a sanar y recuperarse", ha recalcadp McAlpine.