Cuando el corazón avisa, no es traidor
Para los enfermos cardiacos adaptarse a la vida cotidiana puede ser difícil. Y cuando es víctima de un infarto lo más común es que se pregunten de todo: ¿Debería comer este alimento? ¿Puedo hacer esa actividad? ¿Mi cuerpo puede soportar el estrés?. Pero, entre sus dudas más comunes que desean tener respuesta por los profesionales son dos: hablemos de sexo y miedo a uin segundo infarto.
La buena noticia es que en las próximas Sesiones Científicas de 2024 de la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, de sus siglas en inglés), que se celebran los próximos 17 y 18 de noviembre, dos estudios han puesto el 'foco' en los pacientes y aportan datos sobre sus principales preocupaciones.
La actividad sexual es un componente importante de la calidad de vida del paciente y la pareja de hombres y mujeres con enfermedad cardiovascular (ECV), incluidos muchos afectados de edad avanzada, como recuerda un estudio publicado en el ‘News England Journal of Medicine' y la disminución de la misma, así como la función sexual, según un ensayo recogido en 'Journal of Sexual Medicine'.
Sin embargo el nuevo estudio del que hemos hecho mención anteriormente revela que a pesar de que la salud sexual afecta el estado de ánimo y el bienestar de la mayoría de los pacientes cardíacos, los profesionales no suelen abordar este tema. Lo refleja un una encuesta realizada a adultos mayores de 30 a 89 años (edad media de 65 años.) Esta investigación preliminar realizada en Suecia se basa en una encuesta realizada a adultos mayores de 30 a 89 años con problemas cardíacos en Suecia.
Hablemos de sexo
Se preguntó pon problemas de salud como hipertensión ritmos cariacos irregulares, inuficiencia cardiaca o sobrevivientes de un infarto. Se les hicieron preguntas sobre el acceso a información sobre salud sexual y las percepciones sobre una conexión con la salud cardíaca. El reclutamiento se realizó a través de organizaciones de pacientes, departamentos de pacientes, ambulatorios clínicos y redes sociales. Hubo 135 encuestados.
Los temas que más deseaban tratar los pacientes incluían los efectos secundarios de los medicamentos (60%), la disfunción eréctil (50%), el impacto en las relaciones (47%), la ansiedad antes del sexo (35%) y el dolor durante el mismo (13% de las mujeres). Los pacientes preferían las conversaciones con profesionales de la salud (79%) y/o obtener información en distintos momentos de diferentes fuentes (43%).
Los resultados de la encuesta muestran una gran discrepancia entre el deseo de información sobre salud sexual y la que realmente reciben. El 78% de los encuestados expresó su deseo de obtener información sobre la mismas, pero solo el 5% afirmó haberla recibido. Esta 'laguna' se da a pesar de que el 76% de los encuestados afirma que la salud sexual afecta a su estado de ánimo y al bienestar.
Los hombres parecen estar más afectados, ya que el 65% de ellos cree que su enfermedad cardíaca ha afectado su salud sexual, frente al 35% de las mujeres. Esta diferencia de género también se refleja en el deseo de información, siendo los varones quienes con mayor frecuencia la solicitan (87% frente al 64% de las féminas).
La autora principal del estudio, Tiny Jaarsma, profesora de enfermería en la Universidad de Linköping en Suecia, se ha mostrado sorprendida en un comunicado "por la cantidad de pacientes cardíacos que sienten que su salud sexual se ve afectada, a pesar de que este tema no se discute de forma rutinaria con ellos. Atribuye esta situación a la falta de información específica para pacientes con enfermedades cardíacas y a la preocupación por la fiabilidad de las fuentes de Internet".
Para mejorar esta situación, propone un cambio en la práctica clínica. Sugiere que los profesionales de la salud incluyan la salud sexual como un tema de conversación habitual durante las consultas, al igual que otros aspectos como la vacunación, la dieta o el ejercicio. De esta manera, todos los pacientes cardíacos recibirían información sobre salud sexual o, al menos, se les animaría a buscarla.
Jennifer H. Mieres, experta voluntaria de la AHA, ha coincidido en que "la vergüenza e incomodidad en torno al sexo son obstáculos para el asesoramiento en salud sexual a los pacientes cardíacos. Mieres señala que el estigma social y cultural asociado al sexo, así como la falta de formación de los profesionales de la salud en este ámbito, impiden que la salud sexual se integre en la atención de los pacientes cardíacos.
El estudio tiene la ventaja de haberse centrado en personas con problemas cardíacos que viven en sus hogares, lo que aumenta el anonimato. Sin embargo, este mismo formato online podría haber excluido a personas no familiarizadas con la tecnología.
Miedo a un segundo infarto
El miedo a sufrir otro ataque cardíaco es la temática del segundo nuevo estudio y es un factor de estrés importante para los supervivientes Este temor afecta significativamente la percepción que el individuo tiene de la enfermedad y su nivel de estrés percibido.
El estudio, que se llevó a cabo a través de Facebook durante la pandemia de Covid-19, reclutó a 171 supervivientes de infarto con una edad promedio de 39 años. Los participantes completaron cuestionarios 'on-line' que evaluaban el miedo a la recurrencia, las percepciones de su enfermedad, el estrés actual, la ansiedad y la depresión.
Los resultados mostraron que el miedo a sufrir otro ataque cardíaco no disminuyó entre 6 y 8 meses después del inicial. Esto sugiere que las personas pueden necesitar un seguimiento prolongado y apoyo de salud mental después del evento.
Los investigadores también descubrieron que el miedo a la recurrencia no se vio mitigado por el control de la ansiedad y la depresión. Esto indica que el miedo a sufrir otro ataque cardíaco debe abordarse por separado de la ansiedad y la depresión.
Aunque el estudio se centró en una muestra relativamente joven de supervivientes de ataques cardíacos, los hallazgos son importantes para los profesionales de la salud y para las personas de más edad. Es fundamental que los médicos reconozcan y aborden el miedo a la recurrencia en los pacientes que han sufrido un ataque cardíaco, además de tratar la ansiedad y la depresión.
Sexo y enfermedades cardiovasculares
Numerosos estudios han examinado la respuesta cardiovascular y neuroendocrina a la excitación sexual y al coito, y la mayoría de ellos han evaluado las respuestas fisiológicas masculinas durante el coito vaginal heterosexual. Durante los juegos previos, la presión arterial sistémica sistólica y diastólica y la frecuencia cardíaca aumentan levemente, y se producen aumentos más modestos de manera transitoria durante la excitación sexual. Los mayores aumentos se producen durante los 10 a 15 segundos del orgasmo, con un rápido retorno a la presión arterial sistémica y la frecuencia cardíaca basales a partir de entonces. Los hombres y las mujeres tienen respuestas neuroendocrinas, de presión arterial y de frecuencia cardíaca similares a la actividad sexual, como destaca un ensayo en 'Archives of Sexual Behaviour'
Estudios realizados principalmente en hombres jóvenes casados mostraron que la actividad sexual con la pareja habitual de una persona es comparable a una actividad física leve a moderada en el rango de 3 a 4; es decir, el equivalente a subir 2 tramos de escaleras o caminar a paso rápido) durante un corto período de tiempo.
Recomendaciones
La actividad sexual es un componente importante de la calidad de vida del paciente y de su pareja, y es razonable que la mayoría de los pacientes con ECV tengan relaciones sexuales. Es razonable que los pacientes deeen tener relaciones sexuales se sometan a una historia clínica completa y a un examen físico previo. Aquellos con síntomas estables y buena capacidad funcional generalmente tienen un riesgo bajo de eventos cardiovasculares adversos con la actividad sexual. Los que padecen con síntomas inestables o graves deben ser tratados y estabilizados primero antes de tener relaciones sexuales. La prueba de esfuerzo puede proporcionar información adicional sobre la seguridad de la actividad sexual en pacientes con riesgo indeterminado o incierto.
Los medicamentos cardiovasculares rara vez son la verdadera causa de disfunción eréctil, y aquellos que pueden mejorar los síntomas y la supervivencia no deben evitarse por temor a su posible impacto en la función sexual. Los inhibidores de la PDE5 (fármacos para la disfunción eréctil echan demostrado ser seguros y eficaces en muchos pacientes con ECV estable; sin embargo, el uso de nitratos es una contraindicación absoluta para la administración de inhibidores de PDE5.
La ansiedad y la depresión son factores importantes a tener en cuenta en los pacientes con ECV y pueden contribuir a reducir o deteriorar la actividad sexual. El asesoramiento sexual de los pacientes con y sus parejas es un componente importante de la recuperación; lamentablemente, rara vez se ofrece.
Para prevenir un segundo infarto
Haga de la prevención su prioridad: Después de un primer ataque cardíaco, la mayoría de las personas continúan con sus vidas productivas. Pero más de una cuarta parte de los pacientes son readmitidos en el hospital dentro de los 90 días posteriores al alta, un período crítico en el que pueden surgir nuevos problemas, incluidos segundos ataques cardíacos. Los segundos ataques cardíacos en ese período de 90 días están vinculados a casi un 50% de riesgo de morir en los siguientes cinco años.
Para mantener su salud y evitar otro ataque cardíaco, siga su plan de tratamiento y concéntrese en un estilo de vida saludable para su corazón.