El capellán, el jurel pequeño, las sardinas… Los peces pequeños pueden hacer mucho por tu salud. Porque se encuentran entre las fuentes importantes de micronutrientes, como calcio, magnesio, vitaminas A y D y omega 3, cuando se consumen enteros con espinas y órganos internos, como demuestran trabajos como el publicado en 'Food Science&Nutrtion'.
Estos nutrientes contribuyen a la prevención de enfermedades no transmisibles, incluidas las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, a través de sus efectos antihipertensivos, inhibidores de la aterosclerosis y antitumorales. Los huesos, los ojos y los órganos internos de los peces son reservorios de la mayoría de los micronutrientes. A diferencia de los peces grandes, de los que a menudo se descartan huesos y órganos, los peces pequeños ofrecen una ventaja única, ya que pueden consumirse enteros.
En Japón
Los japoneses comen habitualmente varios tipos de peces pequeños, entre ellos el pescado blanco, el capellán del Atlántico, el eperlano japonés, el jurel pequeño, el pez dulce joven y la sardina seca pequeña, en su conjunto. Estos se consumen de diversas formas, como crudos o marinados en vinagre, cocidos a fuego lento en salsa de soja, semisecos salados y fritos. En España, los más ingeridos son los boquerones, sardinas, salmonetes o jureles.
En varios estudios previos se ha sugerido que el consumo de pescado está asociado con un menor riesgo de mortalidad por todas las causas: cáncer y ECV, con resultados más controvertidos para los fallecimientos por enfermedad oncológica. Sin embargo, dicha asociación no se ha evaluado específicamente en el caso de la ingesta de peces pequeños.
Los nuevos datos
Ahora llega un nuevo estudio , publicado en 'Public Health Nutrition', que ha encontrado evidencia que vincula el consumo de pescado pequeño, consumido entero, con un menor riesgo de mortalidad por todas las causas y por cáncer en mujeres japonesas.
Realizado por el Dr. Chinatsu Kasahara, el Profesor Asociado Takashi Tamura y el Profesor Kenji Wakai en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nagoya, en Japón, destaca los posibles beneficios de prolongar la vida de comer habitualmente pescado pequeño
"Estudios anteriores han revelado el efecto protector del consumo de pescado sobre la salud, incluidos los riesgos de mortalidad. Sin embargo, pocos estudios se han centrado en el efecto de la ingesta de piezas pequeñas específicamente sobre la salud", ha comenta el Dr. Kasahara en un comunicado. "Me interesó este tema porque tengo la costumbre de comerlos desde la infancia. Ahora les doy a mis hijos estos alimentos".
El equipo de científicos investigó la asociación entre la ingesta de pescado pequeño y el riesgo de mortalidad entre los japoneses. El estudio incluyó a 80.802 participantes (34.555 hombres y 46.247 mujeres) de entre 35 y 69 años de todo el país de Japón. La frecuencia de ingesta del mismo entre los participantes se evaluó mediante un cuestionario de frecuencia alimentaria al inicio del estudio.
Los investigadores los siguieron durante una media de nueve años. Durante el período de seguimiento, se registraron 2.482 muertes de personas incluidas en el estudio, de las cuales aproximadamente el 60% (1.495 muertes) estaban relacionadas con el cáncer. Uno de los hallazgos más sorprendentes del ensayo fue la reducción significativa de la mortalidad por todas las causas y por cáncer entre las mujeres que comen habitualmente pescado pequeño.
Tras controlar los factores que pueden afectar al riesgo de mortalidad, como la edad de las participantes, los hábitos de consumo de tabaco y alcohol, el índice de masa corporal y la ingesta de diversos nutrientes y alimentos, los investigadores descubrieron que las mujeres del estudio que comían pescado pequeño con frecuencia tenían menos probabilidades de morir por cualquier causa. Estos hallazgos sugieren que incorporarlos a la dieta diaria podría ser una estrategia sencilla y eficaz para reducir el riesgo de mortalidad en la población femenina.
En los hombres, la probabilidad de fallecer por todas las causas y por cáncer mostró una tendencia similar a la de las mujeres, aunque no fue estadísticamente significativo. Las razones de ello siguen sin estar claras, pero los investigadores postulan que el número limitado de sujetos masculinos u otros factores no medidos en el estudio, como el tamaño de la porción de pescado pequeño, también pueden influir.
Unos datos que se pueden expandir a otras naciones
Aunque los científicos reconocen la necesidad de realizar más investigaciones en otras poblaciones y de comprender mejor los mecanismos implicados, el Dr. Kasahara se muestra entusiasmado con los resultados. "Aunque nuestros hallazgos se dieron sólo entre japoneses, también deberían ser importantes para otras nacionalidades", ha afirmado.
De hecho, estudios anteriores han destacado que el pescado pequeño asequible es una fuente potencialmente importante de nutrientes, especialmente en los países en desarrollo que sufren una grave deficiencia de los mismos.
Como ha explicado el Dr. Kasahara, "los pescados pequeños son fáciles de comer para todos y se pueden consumir enteros, incluida la cabeza, los huesos y los órganos. Los nutrientes y las sustancias fisiológicamente activas exclusivas que poseen podrían contribuir a mantener una buena salud. La relación inversa entre su ingesta y el riesgo de mortalidad en las mujeres subraya la importancia de estos alimentos ricos en nutrientes en la dieta de las personas".
"El hábito de comer peces pequeños suele limitarse a algunos países costeros o marítimos, como Japón", afirmó el profesor asociado Tamura. "Sin embargo, sospechamos que la ingesta de peces pequeños en cualquier lugar puede revelarse como una forma de prolongar la esperanza de vida. Se necesitan más pruebas para dilucidar el posible papel de la ingesta de peces pequeños en el riesgo de mortalidad".
Sobre el autor:
Patricia Matey
Licenciada en Ciencias de la Información (Universidad Complutense de Madrid. 1986-1991), es periodista especializada en información de salud, medicina y biociencia desde hace 33 años. Durante todo este tiempo ha desarrollado su profesión primero en el suplemento SALUD de EL MUNDO (22 años), luego como coordinadora de los portales digitales Psiquiatría Infantil y Sexualidad en el mismo diario. Ha colaborado en distintos medios como El País, La Joya. la revista LVR, Muy Interesante, Cambio 16, Indagando TV o El Confidencial. En este último ejerció de jefa de sección de Alimente durante cuatro años. Su trayectoria ha sido reconocida con los premios de periodismo de la Sociedad Española de Oncología Médica, premio Boehringer-Ingelheim, premio de la Asociación Española de Derecho Farmacéutico, premio Salud de la Mujer, premio de Comunicación del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid o Premio de Periodismo de Pfizer. Actualmente es la responsable de la sección Cuídate+ sobre longevidad saludable de 65YMÁS.