“Successful aging". En las últimas décadas ha ganado espacio en las ciencias gerontológicas el paradigma del "envejecimiento exitoso". Fue en 1987 cuando se incorpora este concepto haciendo alusión a tres formas de envejecer: envejecimiento usual, patológico y con éxito, tal y como documenta un estudio de ‘Science’. Los mismos autores de ese trabajo agregan posteriormente una definición del concepto: a) una baja probabilidad de padecer enfermedades o invalidez, b) alta capacidad de funcionamiento físico y cognitivo y c) un alto compromiso con la vida, tanto en términos de relaciones interpersonales como en participar en actividades productivas, se recuerda en un trabajo publicado en ‘Gerokomos’.
En él se insiste en que las fortalezas de esta propuesta teórica se deben a centrar el envejecimiento desde un óptimo funcionamiento físico, cognitivo y social, más que una etapa de declive o de pérdida progresiva e irreversible de las capacidades. Las personas pueden, por tanto, participar en acciones de promoción, cambio o transformación de sus estilos de vida, mejorando su funcionalidad física, cognitiva y social, y por ende mejorando sus posibilidades de envejecer mejor.
"Envejecimiento con éxito"
De esta manera, "envejecimiento con éxito" es un concepto multidimensional que contiene y trasciende la salud física y mental, incorporando distintos factores biológicos, psicológicos y sociales. Los elementos más analizados en el envejecimiento con éxito suelen ser: condiciones de salud, funcionamiento físico y cognitivo óptimo, afecto positivo y participación social. En este sentido, ¿La participación social y en actividades de voluntariado está asociada a una mejor calidad de vida en las personas mayores? Al parecer sí, tal y como documenta una investigación publicada en la revista ‘International Journal of Environmental Research and Public Health'.
Para llevar a cabo este estudio, se realizó un seguimiento a 7.623 adultos mayores a lo largo de 3 años que mostraban un "envejecimiento exitoso" al inicio del mismo. El objetivo era comprender si la participación social estaba relacionada con la capacidad de mantener una salud excelente a medida que las personas cumplen años.
Los autores determinaron el “envejecimiento exitoso” para la selección de la muestra. Para ello, en lugar de definirlo de manera restrictiva basándose únicamente en la ausencia de condiciones de salud crónicas, incluyeron tanto medidas objetivas como subjetivas de un envejecimiento óptimo. Así, la definición de “envejecimiento exitoso” en este ensayo se centró en la ausencia de afecciones graves que limitaran las actividades diarias, así como en altos niveles de felicidad, buena salud física y mental. Asimismo, evaluaron la participación social, incluyendo actividades religiosas, educativas o culturales, de voluntariado, de asociacionismo, recreativas, etc.
Los beneficios
Los resultados fueron notables: aquellos que se involucraron en actividades voluntarias o recreativas demostraron ser más propensos a mantener una salud excelente y con menos riesgos de desarrollar problemas físicos, cognitivos, mentales o emocionales.
Una parte fundamental del trabajo es que solo se incluyeron en el estudio a participantes que ya estaban "envejeciendo con éxito" al inicio del mismo, lo que refuerza la idea de que la participación social puede desempeñar un papel crucial en la preservación de la salud y el bienestar a lo largo del tiempo. Además, cerca del 72% de los participantes que se involucraron en actividades voluntarias o recreativas al inicio de la investigación aún envejecían con éxito tres años después. Por el contrario, sólo dos tercios de aquellos que no participaban en estas actividades mantenían su estado de ‘envejecimiento exitoso’ al final del período de estudio. Los resultados se mantuvieron significativos incluso después de ajustar diversos factores sociodemográficos. Este dato subraya la fuerte asociación entre la participación social y el "envejecimiento exitoso".
Dado el creciente envejecimiento de la población mundial, los resultados tienen implicaciones importantes para la mejora de la calidad de vida de las personas mayores. Tal y como sugieren los autores, esta perspectiva ofrece nuevas alternativas para que los adultos mayores, sus familias, los profesionales de la salud, los responsables de políticas e investigadores en el área trabajen juntos para crear un entorno que apoye un envejecimiento saludable, a través de la promoción del acceso de las personas mayores a actividades sociales
Sobre el autor:
Patricia Matey
Licenciada en Ciencias de la Información (Universidad Complutense de Madrid. 1986-1991), es periodista especializada en información de salud, medicina y biociencia desde hace 33 años. Durante todo este tiempo ha desarrollado su profesión primero en el suplemento SALUD de EL MUNDO (22 años), luego como coordinadora de los portales digitales Psiquiatría Infantil y Sexualidad en el mismo diario. Ha colaborado en distintos medios como El País, La Joya. la revista LVR, Muy Interesante, Cambio 16, Indagando TV o El Confidencial. En este último ejerció de jefa de sección de Alimente durante cuatro años. Su trayectoria ha sido reconocida con los premios de periodismo de la Sociedad Española de Oncología Médica, premio Boehringer-Ingelheim, premio de la Asociación Española de Derecho Farmacéutico, premio Salud de la Mujer, premio de Comunicación del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid o Premio de Periodismo de Pfizer. Actualmente es la responsable de la sección Cuídate+ sobre longevidad saludable de 65YMÁS.