
La medida sencilla que sí logra reducir la presión arterial
El manejo del estrés a través de varías técnicas de relajación es eficaz contra la hipertensión

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La hipertensión es una causa importante de morbilidad y mortalidad a nivel mundial. Se estima que afecta, aproximadamente, al 30% de la población adulta (de 30 a 79 años) y es una de las principales causas atribuibles de muerte en hombres y mujeres, según un estudio recogido en 'Lancet'.
Se sabe que la presión arterial elevada se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, cerebrovascular y arterial periférica, entre otras afecciones. Los antihipertensivos se utilizan comúnmente para tratar la patología y reducen algunos de los riesgos asociados con la enfermedad.
Sin embargo, la adherencia al tratamiento con antihipertensivos es baja, con estimaciones de tan solo el 62%-75% en países de altos ingresos, e incluso menores en países de bajos y medianos ingresos, como documenta un ensayo del ‘Journal of American Heart Association’.
En consecuencia, ha aumentado el interés en alternativas a los tratamientos farmacológicos para controlar la presión arterial. La mayoría de las guías internacionales incluyen ahora recomendaciones para cambios de comportamiento y estilo de vida que pueden mejorar el control de la presión arterial, como consejos para dejar de fumar y recomendaciones sobre ejercicio físico, pérdida de peso y dieta.
Los altos niveles de estrés se han considerado desde hace tiempo un riesgo de hipertensión y enfermedades cardiovasculares, y existe interés en si las técnicas de relajación pueden modificarlo. Existen muchas técnicas de relajación diferentes, desde técnicas sencillas y autoadministradas (como el control de la respiración y la atención plena) hasta prácticas de movimiento meditativo (incluidos el yoga y el taichí), y métodos de biorretroalimentación. Revisiones anteriores han documenta que algunos de estos métodos tienen efectos potencialmente beneficiosos sobre la presión arterial.
Nuevas evidencias
Ahora llega una nueva investigación que constata que las técnicas de relajación pueden ayudar a reducir la presión arterial alta, al menos a corto plazo, pero los efectos a largo plazo no están claros, según revela un análisis de datos agrupados de la investigación existente publicada en la revista 'BMJ Medicine'. Y el riesgo de sesgo en el conjunto de investigaciones existentes significa que se necesitan estudios más rigurosamente diseñados y más prolongados para confirmar si estas técnicas tienen un papel constructivo en el tratamiento de la presión arterial alta, concluyen los investigadores.
Para aprovechar la base de evidencia, los investigadores buscaron en bases de datos de investigaciones estudios publicados en inglés hasta febrero de 2024 que analizaran el impacto potencial de las técnicas de relajación sobre la presión arterial alta (140/90 mm Hg y superior) y la presión arterial elevada (120/80 mm Hg y superior).

Incluyeron 182 estudios, 166 de los cuales analizaron la presión arterial alta y 16 de los cuales. la presión arterial elevada (prehipertensión).
Cuando fue posible, los investigadores emplearon un metanálisis en red, una técnica estadística utilizada para comparar simultáneamente los efectos de varios "tratamientos" diferentes.
La mayoría funciona
Los resultados combinados de 54 estudios mostraron que la mayoría de las técnicas de relajación parecían reducir la presión arterial sistólica y diastólica en personas con hipertensión arterial después de 3 meses o menos. Las intervenciones más comunes fueron el control de la respiración (13 estudios), el yoga/tai chi (11), la biorretroalimentación (8), la relajación muscular progresiva (7) y la música (7).
En comparación con ninguna intervención, el control de la respiración logró una reducción de 6,65 mm Hg en la presión arterial sistólica (el primer y más alto número en una lectura de presión arterial), la meditación una caída de 7,71 mm Hg, el movimiento meditativo, como el tai chi y el yoga, una caída 9,58 mm Hg, y la atención plena, 9,90 mm Hg.
La música también se asoció con una disminución de 6,61 mmHg, la relajación muscular progresiva con una disminución de 7,46 mmHg y la psicoterapia con una reducción de 9,83 mmHg. Las técnicas combinadas se asociaron con una disminución de 6,78 mmHg en la presión arterial.
No se encontró evidencia estadística de la eficacia de ninguna técnica después de 3 a 12 meses, y la certeza de la evidencia fue muy baja. Las técnicas más comúnmente incluidas en este momento fueron la biorretroalimentación (7 estudios), el yoga/tai chi (4) y la relajación muscular progresiva (4).
Seguimiento a largo plazo
Muy pocos estudios incluyeron un seguimiento a largo plazo de 12 meses o más, y de los 3 incluidos en el análisis de red, los resultados mostraron que, en comparación con ningún tratamiento, el entrenamiento autógeno (autodirigido) podría reducir la presión arterial sistólica y diastólica, pero la certeza de la evidencia fue baja.
No hubo evidencia estadística de la efectividad de otros tratamientos evaluados en este momento, incluidos la biorretroalimentación, la relajación muscular progresiva y las técnicas que implican un enfoque combinado. Se disponía de datos limitados sobre la presión arterial elevada: sólo dos estudios compararon técnicas de relajación con ningún tratamiento/atención habitual y los efectos sobre la presión arterial sistólica fueron pequeños.
Los investigadores señalan que las descripciones de las intervenciones de relajación a veces eran incompletas o escasas, había pocos datos sobre costos y relación costo-efectividad, y la mayoría de los estudios incluidos no informaban sobre el riesgo de patologías, eventos de muertes cardiovasculares.
Los 'peros'
Los autores del estudio sugieren que "los resultados de nuestra revisión sistemática y metanálisis en red indican que las técnicas de relajación o manejo del estrés podrían resultar en reducciones significativas en la presión arterial hasta tres meses después del seguimiento”.
Pero advierten: “Sin embargo, existe incertidumbre sobre este efecto debido al riesgo de sesgo en los estudios primarios, el potencial sesgo de publicación en esta área y la imprecisión en las estimaciones del efecto, lo que significa que los cambios observados en la presión arterial podrían ser demasiado pequeños para afectar los resultados cardiovasculares o cerebrovasculares”.
Los científicos insisten en que "la hipertensión es una enfermedad crónica que probablemente requiera tratamientos farmacológicos a largo plazo o cambios de comportamiento. Por lo tanto, es poco probable que las intervenciones que se utilizan durante un período breve o que solo ofrecen beneficios a corto plazo sean clínicamente útiles".
Sin embargo, existen muy pocos estudios que evalúen si los efectos beneficiosos de la relajación se mantienen cuando las técnicas se practican durante más de tres meses. Los estudios futuros deben informar claramente si los participantes seguían utilizando métodos de relajación en el momento de la evaluación de resultados, incluyendo detalles sobre la adherencia al programa de relajación. Estos factores podrían influir considerablemente en la eficacia de las diferentes técnicas de relajación y manejo del estrés.