
¿Puede el ayuno intermitente aumentar el deseo sexual?
Un estudio abre nuevas 'vías' terapéuticas para la baja libido varonil. Hablamos con su autor

Estos son los beneficios y las desventajas del ayuno intermitente
No cabe duda de que la palabra ayuno intermitente no deja impune a nadie a raíz de las múltiples investigaciones que lo han relacionado con una mejor salud y un ‘arma’ contra el envejecimiento. La propia Clínica Mayo de EE.UU. establece que posee numerosos beneficios porque puede retrasar la aparición de algunas enfermedades relacionadas con la edad y alargar la vida, no sólo en los seres humanos sino en muchos otros organismos.
Como apunta Unilabis, el ayuno intermitente en términos más prácticos, el ayuno intermitente se trata de concentrar todas las comidas en una franja de tiempo de entre 12 y 16 horas. La gran pregunta es si esta es una dieta realmente beneficiosa y si todo el mundo puede adoptarla. Su duración es variable:
- Ayuno de entre 16 y 20 horas al día.
- Ayuno en días alternos.
- Ayuno dos días a la semana (siempre que no sean consecutivos).
- Ingesta de sólo el 25 % de las calorías necesarias para una persona durante aproximadamente dos días a la semana.
Precisamente, el declive de la capacidad reproductiva asociado al envejecimiento es un fenómeno ampliamente documentado en mujeres. como destaca un estudio de 'Human Reproduction'.
Sin embargo, esta disminución no es exclusiva de la población femenina. También es evidente en hombres, aunque sin una interrupción definitiva análoga a la menopausia. En ellos, el envejecimiento se asocia con un abanico de alteraciones fisiológicas, incluyendo cambios en el sistema endocrino, alteraciones testiculares, y cambios cuantitativos y cualitativos en los espermatozoides.
Todas estas disfunciones no se limitan a los mecanismos endocrinos y testiculares que sustentan la reproducción masculina, sino que también afectan el control conductual de las funciones sexuales. La disminución de la libido es común en hombres mayores. Por ejemplo, un estudio de 'Journal of American Geriatric Sociaty' documena que el 26% de los hombres de 70 años o más carecen de deseo sexual.
De hecho, el envejecimiento es el factor de riesgo más importante para el trastorno de deseo hiposexual masculino (TDSH), un síndrome caracterizado por un bajo deseo sexual asociado con una marcada angustia y dificultades interpersonales.
Pues bien, llegan nuevas evidencias que relacionan la dieta de moda ‘anti-aging’ que hemos mencionado con mejorar en la libido de los varones.
Ayuno prolongado y sexo
Al parecer, según un nuevo estudio, el ayuno prolongado en ciclos de 24 horas aumenta el deseo sexual en ratones macho al reducir la concentración cerebral del neurotransmisor serotonina. Este efecto se relaciona con una deficiencia inducida por la dieta del triptófano, un aminoácido precursor que debe obtenerse a través de los alimentos. Investigadores del DZNE de Alemania informan sobre este tema en la revista 'Cell Metabolism'.
La investigación se ha llevado a cabo junto con un equipo chino de la Universidad de Qingdao y de la Universidad de Ciencias de la Salud y la Rehabilitación. Sugieren que podrían existir mecanismos similares en humanos y consideran el ayuno como un posible enfoque para tratar la pérdida indeseada del deseo sexual.
Como hemos mencionado anteriormente, el ayuno es un tema recurrente de investigación debido a que la reducción de la ingesta de alimentos y, por consiguiente, la restricción calórica tienen diversos efectos en el organismo, más allá de la pérdida de peso comúnmente observada. El Dr. Dan Ehninger, líder del grupo de investigación en DZNE y autor principal del estudio actual, y su equipo también han estado trabajando en este tema durante bastante tiempo.

Dr, Ehninger
En declaraciones a este diario, el Dr, Ehninger reconoce: "El efecto está mediado por una reducción en los niveles centrales de serotonina, que normalmente inhiben la conducta sexual. El ayuno intermitente reduce la cantidad de triptófano (el aminoácido precursor de la serotonina) que entra al cerebro desde el torrente sanguíneo. Con menos triptófano disponible, los niveles de serotonina en el cerebro disminuyen, lo que efectivamente libera el freno a la conducta de apareamiento".
Y agrega: "Nos interesan los efectos del ayuno en el envejecimiento. Utilizando ratones como modelo, investigamos los mecanismos biológicos subyacentes. Nuestro objetivo es obtener información que también pueda ser relevante para los humanos".
Más descendencia de la esperada
Los resultados de la investigación ahora publicados se basan en un descubrimiento fortuito, ya que Ehninger y sus colegas se habían propuesto originalmente investigar algo más. Su objetivo era examinar cómo el ayuno afecta a la descendencia de ratones macho.
Sin embargo, un hallazgo en particular dirigió su investigación en una nueva dirección: ratones machos de edad avanzada (individuos mayores según los estándares humanos) que habían ayunado durante períodos prolongados produjeron un número inusualmente grande de crías.
Contrariamente a las hipótesis iniciales, este fenómeno no se debió a los efectos del ayuno en los órganos reproductivos ni al estado endocrino de los animales. Los cambios relacionados con la edad en los testículos, la reducción de la calidad del esperma y los niveles más bajos de testosterona, por ejemplo, argumentaban en contra de una alta fertilidad. "Fue un poco de trabajo detectivesco descubrir la verdadera causa", declara Ehninger.
Más contactos sexuales
Y ha insistido: "Finalmente, nos dimos cuenta de que era una cuestión de comportamiento. Los machos en ayunas tuvieron significativamente más contactos sexuales que los ratones que podían comer libremente. En otras palabras, estos animales tuvieron una frecuencia de apareamiento inusualmente alta y, como resultado, un número inusualmente alto de crías para su edad. Su comportamiento de apareamiento compensó con creces las limitaciones fisiológicas propias de la edad".
A partir de los dos meses de edad, estos ratones machos fueron sometidos a un tipo específico de ayuno intermitente. Su acceso al alimento siguió un patrón recurrente de 24 horas: se les permitió alimentarse ad libitum durante 24 horas, seguidas de 24 horas con acceso exclusivo a agua. Durante el régimen de ayuno de 22 meses, los machos permanecieron juntos sin contacto con las hembras. Posteriormente, se les presentó a hembras de tres meses criadas sin restricciones dietéticas.
También se observó un aumento en la conducta de apareamiento en ratones más jóvenes. Estos también habían comenzado el ayuno intermitente a los dos meses de edad, pero solo habían seguido esta dieta durante seis meses antes de ser introducidos a las hembras. Además, fueron más activos sexualmente que sus compañeros de la misma edad que habían sido alimentados 'ad libitum' (al gusto de cada uno). Sin embargo, este efecto no se observó en otros grupos experimentales, tanto jóvenes como mayores, que ayunaron solo unas pocas semanas. "Para que el ayuno intermitente aumente el deseo sexual, se necesita tiempo. Según nuestros experimentos, la duración mínima parece estar entre seis semanas y seis meses", insisten los autores.
Una cuestión de serotonina
Al investigar las causas, la atención se centró en los neurotransmisores que influyen en la conducta sexual. Algunos tienen un efecto estimulante, mientras que otros actúan como inhibidores. Entre los ratones macho sexualmente activos, un factor sobresalió: la serotonina, un mensajero químico generalmente asociado con efectos inhibidores, se encontraba en niveles inusualmente bajos.
"Estos ratones estaban, por así decirlo, sexualmente desinhibidos; la restricción reguladora habitual estaba disminuida. La serotonina se produce principalmente en el tracto gastrointestinal, pero también en el cerebro, donde actúa como neurotransmisor que media la comunicación entre neuronas. Sin embargo, su síntesis depende del aminoácido triptófano, que debe obtenerse a través de la dieta o liberarse mediante la descomposición de las reservas proteicas del propio organismo, como las que se encuentran en el tejido muscular. El triptófano se considera un aminoácido esencial, lo que significa que ni los ratones ni los humanos pueden sintetizarlo por sí solos. Por lo tanto, la ingesta dietética desempeña un papel clave en la regulación de los niveles de triptófano en el organismo. De hecho, se encuentra en muchos alimentos comunes. “La falta de serotonina era claramente consecuencia del ayuno”, explica el investigador del DZNE.
¿Es relevante el régimen de ayuno?
En general, los ratones en ayunas consumieron casi un 15% menos de calorías que los animales del grupo de control. Esto también se aplica, en líneas generales, a su ingesta de triptófano. Sin embargo, actualmente no está claro si la reducción de los niveles de serotonina está relacionada con nuestro régimen de alimentación específico o si también se produciría con otros tipos de ayuno. Estudios futuros deberán aclarar esto. Como señala el científico, también es posible que el efecto se produzca con una restricción calórica general, en la que se disponga de alimentos de forma continua, pero en cantidades reducidas.
Un enfoque potencial para la terapia
“Los mensajeros químicos también desempeñan un papel importante en la regulación del comportamiento sexual en humanos. Esto aplica en particular a la serotonina”,recuerda. Como él mismo señala, esto es evidente, por ejemplo, en el uso de ISRS, una clase de antidepresivos que aumentan los niveles de serotonina. Un posible efecto secundario de esta terapia es la reducción de la libido. Por el contrario, se sabe que niveles bajos de serotonina promueven el deseo sexual.
“En vista de esto, considero muy plausible que el ayuno pueda influir en el deseo sexual en humanos, posiblemente no solo en hombres, sino también en mujeres, ya que la serotonina también afecta su libido”. Según Ehninger, en realidad existen pocos estudios científicos sobre los efectos del ayuno en la libido humana. “En mi opinión, tendría sentido investigar esto con más detalle. Veo potencial para una aplicación terapéutica. La falta de deseo sexual no se percibe necesariamente como un problema, pero algunas personas la padecen. Esta condición se conoce como 'trastorno del deseo sexual hipoactivo' y afecta particularmente a los adultos mayores. El ayuno podría ser un complemento útil a las opciones de tratamiento existentes”.
En humanos
El investigador reconoce "Creemos que este mecanismo podría extenderse a los humanos. Las vías implicadas (el metabolismo del triptófano, la biosíntesis de serotonina y su influencia en el estado de ánimo y la motivación) se conservan adecuadamente en todas las especies. Además, los datos existentes sugieren que el ayuno intermitente suele ser bien tolerado en humanos y puede mejorar el estado de ánimo, la energía y la vitalidad general. Si bien actualmente se carece de evidencia directa en humanos, los paralelismos mecanísticos ofrecen una sólida justificación para la exploración clínica"
Y adelanta: "La investigación se encuentra actualmente en la fase preclínica, con hallazgos derivados de modelos murinos. Sin embargo, dada la solidez de los resultados y la relevancia translacional de los mecanismos subyacentes, consideramos que esto constituye una base sólida para iniciar estudios clínicos iniciales en humanos. Estamos explorando activamente oportunidades para continuar con dichos ensayos".
En cuanto si se han descubierto más efectos de la restricción calórica, el autor admite: "Si bien el estudio actual se centró específicamente en el ayuno intermitente más que en la restricción calórica per se, trabajos previos de nuestro grupo, y de muchos otros en el campo, han demostrado que el ayuno intermitente puede prolongar la esperanza de vida y reducir la incidencia de cáncer en ratones, además de muchos otros efectos sistémicos. Si bien el efecto del ayuno intermitente en la conducta sexual es novedoso, un conjunto considerable de investigaciones previas ha establecido que el ayuno influye en el metabolismo y afecta a una amplia gama de sistemas fisiológicos".
¿Efectos secundarios?
En este estudio en ratones, el ayuno intermitente no se asoció con consecuencias adversas notables para la salud. En humanos, el ayuno intermitente se ha estudiado en diversos contextos y, en general, se considera seguro; algunos ensayos incluso informan de una mejora del estado de ánimo y el bienestar. Dicho esto, los efectos a largo plazo, especialmente en adultos mayores o personas con afecciones médicas, requieren una evaluación cuidadosa".
El investigador admite que este trabajo "podría abrir nuevas vías para el tratamiento del trastorno del deseo hiposexual masculino y, potencialmente, otras afecciones que cursan con disminución de la libido. Si se observan efectos similares en humanos, el ayuno intermitente (o posibles estrategias dietéticas relacionadas) podría ofrecer una intervención no farmacológica de bajo costo para mejorar la motivación sexual, especialmente en poblaciones de edad avanzada".