El suplemento 'made in Spain' que reduce la edad biológica

El proceso de envejecimiento, que comienza a partir de los 20 años en el ser humano, se produce un deterioro progresivo y generalizado de las funciones de un organismo, especialmente en los sistemas homeostáticos (nervioso, endocrino e inmunológico), lo que conlleva una pérdida de salud y un aumento de la morbilidad y la mortalidad. Este proceso es heterogéneo, por lo que individuos de la misma edad cronológica pueden tener un ritmo de envejecimiento diferente o edad biológica, por lo que esta última es un mejor marcador de cómo se está produciendo el envejecimiento y la esperanza de vida, documentan investigadores españoles de la Facultad de Biología de la Universidad Complutense de Madrid y de Instituto de Investigación del Hospital Universitario 12 de Octubre en 'Cells' 

En base a esto, se ha considerado que, de los sistemas homeostáticos enumerados, el inmune es el más implicado en el proceso de envejecimiento, ya que podría participar en el establecimiento del estrés oxidativo e inflamatorio crónico que subyace a este proceso debido a su capacidad para producir compuestos prooxidantes y proinflamatorios. 

Por ello, el sistema inmune, que ha sido propuesto como un buen marcador de salud, también ha sido considerado un marcador de la tasa de envejecimiento y un predictor de la longevidad. Esto llevó al desarrollo de un modelo matemático para la determinación de la edad biológica, el Reloj de la Inmunidad, basado en diferentes funciones inmunes que se alteran a lo largo del proceso de envejecimiento,

Dada la frecuente posibilidad de que una persona envejezca más rápido que su edad cronológica y el riesgo de morbilidad que este envejecimiento acelerado implica, las investigaciones en curso buscan estrategias de estilo de vida para ralentizar el ritmo de envejecimiento, siendo las nutricionales las más estudiadas. De hecho, se ha demostrado que la ingesta de compuestos con actividades antioxidantes y antiinflamatorias puede mejorar la función inmune. Ahora, las mismas investigadoras españolas han publicado un nuevo estudio recogido en ‘Antioxidants’ que prueba la eficacia de tres antioxidantes y antiinflamatorios. 

Los 'tres protagonistas'

• AM3, principio activo de Imunoferon es un complemento alimenticio con una fórmula exclusiva a base de AM3®, alfa glucomanano fosforilado y proteína de soja y zinc, ingrediente este último que contribuye al normal funcionamiento del sistema inmune. Ha demostrado tener efectos significativos como modulador de la respuesta inmune, con un claro papel regulador de la inflamación. 
• Espermidina, una poliamina, presente en el pomelo. Algunas investigaciones sugieren que la espermidina puede retrasar el envejecimiento y promover una longevidad saludable.

• Hesperidina, un flavonoide que, según estudios previos, tiene efectos potenciales contra múltiples enfermedades, entre ellas la hepatitis y varios trastornos relacionados con el metabolismo, como la diabetes, la obesidad y la enfermedad del hígado graso no alcohólico. Los científicas sostienen que estos efectos probablemente se originan en sus efectos contra la inflamación, como su supresión de la proteína relacionada con la senescencia MMP-9 (un proceso inducido por varios tipos de estrés) en la respuesta inmunitaria, como demuestra otro equipo español en un trabajo de Nutrients.

Estos tres 'ingredientes' se venden en diversas partes del mundo como suplementos y, en general, no se consideran tóxicos. En este estudio no se observaron efectos secundarios. Las investigadoras lo llevaron a cabo para medir los efectos sobre la inflamación, la oxidación y la función inmunológica.

Un total de 35 personas sanas de entre 30 y 60 años completaron el ensayo que duró dos meses. Las dosis de estos tres compuestos son diferentes: se incluyeron 150 miligramos de un compuesto que contiene AM3, 50 mg.de hesperidina, junto con solo 0,6 mg. de espermidina.

Como objetivo principal, los investigadores utilizaron ImmunolAge, una métrica basada en el sistema inmunológico que calcula factores como la actividad de los neutrófilos y la de las células asesinas naturales, como su medida de la edad biológica. Observaron que los participantes tanto en el grupo placebo como en el de tratamiento tenían, en promedio, un ImmunolAge de 20 años sobre la edad cronológica, lo que los investigadores atribuyeron al estrés y la ansiedad que tenían al inicio del estudio.

10 años menos 

El efecto placebo no fue estadísticamente significativo, mientras que ImmunolAge disminuyó significativamente en el grupo del suplemento en aproximadamente 10 años. Si bien este hallazgo es muy positivo, los investigadores también señalan que esta edad era diez años mayor que la edad cronológica de los participantes.

Esta diferencia en ImmunolAge se debió a una mayor capacidad de respuesta tanto de los neutrófilos como de los linfocitos, junto con un aumento de la fagocitosis, la capacidad de las células inmunitarias de engullir y consumir patógenos. En general, las células respondieron mejor a las amenazas percibidas y estuvieron más dispuestas a atacarlas. A pesar de estos beneficios para otros tipos de células inmunitarias, las células asesinas naturales no se vieron afectadas. documenta Lifespan.io. 

Además, los investigadores sostienen que esta combinación de suplementos tiene efectos significativos sobre la oxiinflamación, una combinación de estrés oxidativo e inflamación que se ha sugerido que tiene efectos significativos en la esperanza de vida.

Aunque se trató de un trabajo controlado aleatorio con resultados positivos significativos, fue un ensayo piloto de solo 35 personas, no de un ensayo de fase 2 o de fase 3 más amplio. Se utilizó únicamente un cálculo basado en el sistema inmunológico como indicador de la edad biológica; no se empleo ningún reloj epigenético y no se obtuvieron otros biomarcadores relacionados con la esperanza de vida. La senescencia celular, que las investigadoras habían mencionado y que probablemente se vería afectada por los biomarcadores circulantes estudiados aquí, tampoco se analizó directamente. Este estudio se realizó en un grupo de mediana edad; no está claro si las personas mayores habrían respondido de la misma manera.

Los investigadores también observaron que no se modificaron factores como la dieta, y se animó a los participantes a continuar con sus hábitos alimentarios habituales, y no estaba claro cuántos antioxidantes naturales consumían. Además, no es factible determinar si una combinación de suplementos de este tipo puede realmente prolongar la esperanza de vida en personas sanas mediante un análisis directo, y los investigadores recomiendan realizar estudios con animales en trabajos futuros.